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COMPRARON UNA MANSION DE MADONNA EN MIAMI A NOMBRE DE UN CAN
Gunther, el extraño perro millonario

Un grupo que dice representar al perro compró la casa en 7,5 millones de dólares. Supuestamente, el animal heredó  150 millones de una condesa. Pero al parecer la condesa no existe y el perro testaferro sería un impostor.


Por M.F.C. 
Desde Nueva York

t.gif (862 bytes) Gunther IV es un ovejero alemán bien educado que dice ser multimillonario. O mejor dicho, lo ladra. Según afirma el grupo �Gunther�, que a su vez dice representar al perro, este animal es el único heredero de una condesa alemana que en un rapto de amor excéntrico hacia el pichicho o de encono hacia la raza humana, le dejó la friolera de 150 millones de dólares. Aparentemente admirador de las celebridades y sus rumbosas mansiones, el año pasado Gunther IV intentó comprar la casa de Sylvester Stallone, pero las negociaciones fracasaron por el precio exorbitante �27,5 millones de dólares� que Rocky exigía por su chocita. Esta semana, sin embargo, el mejor amigo de la condesa logró concretar el sueño de su vida de perro y el grupo que lo representa desembolsó 7,5 millones de dólares para comprar la casa de fin de semana en Florida de la cantante, actriz y reina del kitsch, Madonna. Pero las cosas no son lo que parecen.
Ahora se sabe que Gunther por mucho que se las dé de noble, es un chucho impostor. Su fraude se descubrió ya el año pasado, cuando intentó adquirir la casa de Stallone y provocó un revuelo de magnitud. Puestos a averiguar, los periodistas comprobaron que lo que decía Maurizio Mian, un hombre que afirmaba representar al grupo Gunther, un presunto grupo musical que presuntamente administraba la fabulosa herencia de la condesa Karlotta Leibenstein, presuntamente muerta en 1992, era un mentira del tamaño de la mansión de Stallone.
El grupo no existía; la condesa no existía y tampoco existía la cita acerca de Gunther en el Libro Guinness de los Records mencionándolo como �el perro más rico del mundo�. Lo que sí son ciertos son los millones de dólares que manejan el perro testaferro con sus socios humanos, el señor Mian y compañía. Pero nadie, ni siquiera el abogado Dennis Bedard, quien cerró la compra representando al grupo Gunther, sabe quién pagó la casa con chimeneas adornadas con corales, baños de mármol y �muchos bidets� (artefactos que los norteamericanos consideran el epítome de la sofisticación doméstica). 
�El dinero viene de Europa �comentó Bedard�; la corporación tiene unos 150 millones de dólares a su disposición.� Larry Schatz, el representante legal de Madonna, dijo que tampoco estaba al tanto de la verdadera identidad del comprador. �La venta ya ha sido hecha. Es un trato cerrado. Yo no tengo conocimiento de quiénes son ni de qué pretenden hacer.�
Según se especula, tanto misterio, cuentos chinos (o quizá alemanes) e identidades ocultas serían un gran truco publicitario de una empresa, aún no identificada, que se está instalando en Miami. Este año, Maurizio Mian reapareció vestido con un guardapolvo de investigador de laboratorio y gafas negras, y dijo que era un farmacólogo italiano que venía acompañado por un grupo multimedia llamado �The Burgundians�, integrado por cinco jóvenes alemanes que apenas sobrepasan los veinte años.
Más altos, más jóvenes, más germanos y más �chics� que Madonna, las tres muchachas y los dos chicos ya comenzaron la mudanza a la casa de estilo mediterráneo construida en 1928. Si bien no dieron a conocer sus nombres completos, trascendió que son estudiantes de marketing y publicidad. Trascendió también que los floridenses podrán verlos, por televisión, comprar la ropa que usan y las revistas que leen. 
¿Y Gunther IV? El dueño de casa ya tomó posesión de su nuevo hogar. De hecho, el único mueble que se había trasladado ayer a la vivienda y que fue colocado en el dormitorio principal era el gran almohadón de seda marrón donde Gunther duerme. Al lado de su cama se instaló un teléfono, por si a Gunther se le ocurre encargar huesos �gourmet� a las tres de lamañana, una de esas extravagancias con carácter de urgencia impostergable que a veces acometen a los ricos.

 

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