�No se trata de un problema real como el de la seguridad; si podemos resolver el problema simbólico con soluciones simbólicas, entonces podremos encontrar soluciones reales al problema�. Estas palabras ayer del ministro de Justicia israelí, Yossi Beilin, resumían el esquema básico del plan de Israel para resolver el tema más complicado de las negociaciones de paz en Camp David: Jerusalén. Según una versión ayer del diario israelí Haaretz, el premier israelí, Ehud Barak, estaría dispuesto a concederles un �grado relativamente alto de autonomía municipal� a los palestinos en Jerusalén Oriental. Por ahora los palestinos se aferran a su idea de que Jerusalén sea una ciudad abierta que contenga la capital de ambos pueblos. Pero la presión sobre ambas delegaciones para llegar a un acuerdo es inmensa.
El tiempo para dirimir las diferencias se está acabando. Desde hoy comienza una serie de días religiosos para los integrantes de ambas negociaciones. El miércoles, además, Clinton deberá asistir a una cumbre del G-8 en Japón. Su secretaria de Estado, Madeleine Albright, también tiene una serie de compromisos previos que todavía no ha anulado. Ayer Barak le pidió directamente al presidente norteamericano que, si no podía postergar su viaje, las negociaciones al menos continúen mientras esté fuera. �Permaneceremos aquí todo el tiempo que sea necesario hasta alcanzar un acuerdo y podríamos continuar las conversaciones en ausencia del presidente�, aseguró el portavoz del premier, Gadi Baltiansky. Obligados a explicar por qué Clinton y Albright se dedicaban a una cumbre de paz definitoria de manera virtualmente part time, ayer portavoces de la Casa Blanca adujeron que todo era una astuta maniobra para forzar que Barak y Arafat negociaran directamente, sin intermediarios. En efecto, ayer se pudo informar que los líderes se habían reunido mientras el presidente norteamericano estaba ausente dando un discurso en la Asociación Nacional para el Progreso de Personas de Color (NAACP).
Según fuentes israelíes, el breve encuentro sirvió para tratar por primera vez el tema de Jerusalén. �Todo lo referente a Jerusalén está sobre la mesa�, aseguró el negociador israelí, Josef Alfer. Jerusalén fue unificada bajo soberanía israelí luego de la Guerra de los Seis Días de 1967. Desde entonces es la capital del Estado hebreo. Pero los palestinos reclaman que el costado oriental de la ciudad, de población mayoritariamente palestina, sea la capital del futuro Estado Nacional Palestino. A diferencia de los desacuerdos por territorio, donde se pueden modificar porcentajes, las diferencias sobre Jerusalén fueron siempre simples, directas e irreconciliables.
Hasta ayer, esto es. La fórmula israelí para sortear el problema era distinguir entre sus diferentes dimensiones. En un plano, el de la soberanía, la �línea roja� de Israel era imposible de modificar. �Si empezamos a discutir quién es el amo de esta ciudad, las conversaciones serán un fracaso�, advirtió el ministro de Justicia, Beilin. Pero en otro aspecto del asunto, el simbólico, habría mucho más lugar para el compromiso. En especial, los israelíes vieron gran margen de maniobra �a nivel municipal�, según definió el viceministro de Defensa, Efraim Sneh. �Debemos mantener nuestra �línea roja� de que la ciudad no debe ser dividida. Eso significa que debemos ser flexibles y creativos a nivel municipal�. Para ser precisos, �podemos ser flexibles en materia de residuos, agua, electricidad y salud�. Según el negociador Alfer, en los barrios palestinos de Jerusalén ya existen �hechos concretos� de autonomía en áreas tales como en la educación. La idea sería extender éstas hasta que los palestinos tengan de facto una autoridad municipal integral. En términos de territorio, dentro de la Ciudad Vieja Israel pide el control del principal santuario judío, especialmente el Muro de los Lamentos y el templo de Herodes, y el reconstruido barrio judío. Arafat estaría dispuesto a realizar esas concesiones, pero a cambio exige la evacuaciónde los 35.000 israelíes del asentamiento de Maalé Adumim, unos 10 kilómetros al sur de Jerusalén. El tema de la �capitalidad� de la ciudad parece ser todavía tabú.
No hubo que entrar en tanto detalle ayer para que surgieran oposiciones en Israel. El alcalde de Jerusalén, Ehud Olmert del derechista Likud no dio cabida a compromisos: �El único estatuto para Jerusalén es el de capital unificada de Israel; todas estas ideas de división o de administración común son totalmente falsas y están fuera de lugar�. En lo que es más peligroso, parece ser que la opinión pública israelí está del lado de Olmert. Una encuesta difundida ayer por el instituto Dahaf reveló que el 60 por ciento de los israelíes se oponen a una autonomía municipal palestina en Jerusalén Oriental, contra nada más que un 37 por ciento a favor. Pero, al mismo tiempo, el 49 por ciento estaría dispuesto a apoyar a priori el acuerdo que resulte de la cumbre de Camp David. Un 19 por ciento no se pronunció, la mayoría a espera de conocer el contenido preciso de un eventual acuerdo. Estas cifras son cruciales para Barak: su esperanza para superar la crisis de su gobierno se basa en celebrar un referéndum popular para ratificar el acuerdo que logre de Camp David.
PALESTINOS E ISRAELIES REFUERZAN SUS POSICIONES MILITARES
Ruido de sables a las puertas del acuerdo
Por Ferrán Sales
Desde Jerusalén
Los palestinos están preparándose para un enfrentamiento con Israel. Mientras los vecinos de Cisjordania y Gaza observan con aparente indiferencia la marcha de las negociaciones en Camp David, los responsables de los Territorios Autónomos han empezado a tomar medidas para defender a su población ante un eventual conflicto con el ejército hebreo, si las negociaciones fallan. Los síntomas parecen evidentes en la ciudad de Ramalha �capital administrativa y provisional del gobierno de Yasser Arafat�, donde las fuerzas de seguridad se encuentran desde hace unos días en estado de máxima alerta, o en Gaza, donde se asegura que se han empezado a almacenar alimentos.
�¿Camp David?�, se preguntaban ayer en un tono irónico los vecinos de Ramalha, mientras acogían con desinterés y displicencia las informaciones provenientes de Washington, donde desde hace dos días Yasser Arafat y Ehud Barak permanecen reunidos tratando de impulsar el proceso de paz. No esperan nada y afirman que lo �único que nos preocupa es la falta de trabajo, pero por encima de todo el agua. Nos falta agua�. Este verano la escasez de agua se ha agravado en Ramalha, hasta el punto que algunos barrios sólo tienen suministro una vez a la semana.
Los únicos que a los que parece interesarles la marcha de las negociaciones en Camp David son a esos centenares de escolares �de entre siete y 10 años� que el otro día salieron por las calles del centro de Ramalha, en perfecta formación, agitando banderas palestinas y carteles, donde se reivindicaba el retorno a casa de los refugiados en las guerras de 1948 y 1967 con Israel, o a esas decenas de funcionarios de la Administración de Gaza, perfectamente encuadrados en el partido gubernamental de Fatah, que se concentraron en el único bulevar de la ciudad pidiendo la liberación de los presos políticos.
A pesar de esta despreocupación, las autoridades temen que un fracaso de las conversaciones de paz en Camp David suponga un portazo definitivo a las esperanzas palestinas y se convierta en el disparo de largada de una nueva y definitiva Intifada, que podría culminar el 13 de setiembre próximo con la declaración del Estado de Palestina. Los síntomas son tan alarmantes que han obligado a las autoridades a tomar sus precauciones.
Las fuerzas de seguridad palestinas son más visibles que nunca en las calles de Ramalha, donde desde hace algunos días patrullan en grupos compactos de siete o más funcionarios, con las armas siempre a punto. Los ejercicios de entrenamiento se han intensificado, especialmente en Gaza, donde se ha formado una nueva promoción de oficiales, que dirigirán lo que los servicios secretos israelíes consideran que se trata de la primera división del ejército de Yasser Arafat.
Los preparativos afectan también la red de suministros de productos de primera necesidad. Un responsable de una de las harineras más importantes de Gaza reconocía recientemente, a un grupo de amigos, tener en sus almacenes más de 800 toneladas de harina, depositadas en contenedores de aluminio, perfectamente empaquetada y preparada para casos de emergencia. Mohamed Dahlan, responsable de las fuerzas de seguridad de la zona, ordenó por otra parte a todos los responsables de los centros oficiales y administrativos proveerse de generadores de electricidad y bidones de petróleo, para hacer frente a cortes del suministro proveniente de la red israelí. El estado de alerta afecta también a los altos funcionarios de la Administración Autónoma, a los que se les ha prohibido hasta nueva orden abandonar Palestina sin permiso.
�Estamos elaborando un plan de emergencia�, reconocía por su parte ayer en Ramalha un responsable de una organización no gubernamental internacional que trabaja en Cisjordania y Gaza. El pleno de las agenciashumanitarias internacionales decidió hace pocos días diseñar un plan de urgencia y ayuda para los Territorios Autónomos, lo que incluiría la distribución gratuita de medicamentos en los principales centros asistenciales palestinos, provenientes de una asociación con sede en Pittsburg, Estados Unidos.
opinion
Por Claudio Uriarte |
El principio de realidad
En Jerusalén, el principio de realidad tiene un límite preciso: que la parte oriental, capturada por los israelíes en la Guerra de los Seis Días en 1967 y posteriormente anexada como su capital, es árabe. Es decir: no sólo se encuentran en Jerusalén los lugares más santos para los musulmanes �sí como así también ocurre para los cristianos y para los judíos� sino que su población es predominantemente árabe, específicamente palestina, y todo intento de asimilarla ha sido tan utópico como lo sería un proyecto para frenar el ritmo de su expansión demográfica, que al menos triplica el de los israelíes. Una de las enseñanzas de Maquiavelo en El príncipe es precisamente que ningún poder puede mantenerse indefinidamente sobre una población extranjera y con culturas y religiones radicalmente distintas a las del ocupante, y eso es lo que el primer ministro Ehud Barak ha descubierto �como su predecesor Yitzhak Rabin lo hizo con Cisjordania y Gaza�. Lo contrario es evocar boutades como la de Golda Meir en los 60 en el sentido de que �los palestinos no existen� y someterse a una guerra a la larga perdida, como ocurrió con la Intifada palestina de los años 80.
Pero el principio de realidad en Jerusalén también tiene otro límite inevitable: que Israel ganó la Guerra de 1967, y que Israel es una sociedad de complejos cruces políticos y religiosos donde un acuerdo, para sostenerse, debe contar con apoyos tanto laicos como religiosos, tanto de izquierda como de derecha. Ese fue el equilibrio que Barak procuró mantener al desembarazarse (en teoría) de sus aliados del frente de izquierdas Meretz hace dos semanas para mantener al partido religioso de los judíos sefaradíes Shas dentro de la coalición de gobierno. Pero fue sólo en teoría: Yossi Sarid, ministro de Educación y líder general de Meretz, debió bajarse del gabinete, pero Página/12 pudo saber que fue invitado en forma personal por Barak a la cumbre de Camp David que empezó esta semana, y sus ideas seguramente están detrás de la paz de los valientes que se está armando (en más de un sentido).
Entonces, el punto de encuentro en la mitad del camino al problema más intratable parece evidente, sustentado generosamente además por los 40.000 millones de dólares (las exportaciones argentinas de un año, aproximadamente) que el Tío Americano está dispuesto a entregar como dote para el matrimonio (o bien separación) de conveniencias. Ese punto de encuentro es la concesión de una amplia autonomía palestina dentro de la Ciudad Vieja y el derecho a la custodia de sus lugares santos. Esta es la trascendente noticia que empezó a escribirse ayer. |
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