Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


UN CICLO TELEVISIVO DE DOS DETECTIVES LEGENDARIOS
Elemental, querido Watson

La señal Uniseries presenta los domingos una serie de especiales ingleses dedicados a las andanzas de Sherlock Holmes y Hércules Poirot.

Escena: Las producciones están ambientadas en escenarios naturales de la campiña inglesa y en estudios que reproducen los detalles de época.

David Suchet es Poirot, el entrañable personaje de Agatha Christie. 
Jeremy Brett es Holmes, el detective cocainómano de Arthur C. Doyle.


Por Verónica Abdala

t.gif (862 bytes) Uno es belga, tiene un cabeza ovoide �llena de células grises�, usa bigote recortado con pulcritud extrema y presenta un cuerpo más bien rechoncho. Le encanta comer. El otro es alto, inglés parece aferrado a su pipa, usa lupa, consume cocaína y morfina y con su entrenamiento deductivo es capaz de desentrañar los misterios más cerrados. Más allá de sus diferencias y parecidos, tanto Hércules Poirot como Sherlock Holmes -siempre acompañados respectivamente de Hastings y Watson, cuyas sucesivas torpezas resaltan la lucidez de sus jefes� comparten, entre otras cosas, la convicción de que la realidad es explicable, aunque a veces parezca compleja. Al menos, para quienes hagan uso de su capacidad de deducción y tengan alguna idea de cómo operan y se combinan las pasiones humanas. Ambos son personajes de culto para los amantes de la literatura policial. La señal Uniseries dedica �Domingos de misterio�, un ciclo originalmente producido para la televisión inglesa entre 1995 y 1996, a repasar la relación de ambos personajes con la televisión.
Los domingos a las 22, le toca el turno a Sherlock Holmes, personaje que en este proyecto interpreta el actor Jeremy Brett. Entre los capítulos unitarios que se verán próximamente se incluyen �El ciclista solitario�, �El intérprete griego� y �La liga de los pelirrojos�. David Burke le presta el cuerpo a un Watson a menudo horrorizado por los estados de velocidad y sopor que su jefe alcanza consumiendo cocaína y morfina, entre otras sustancias. Una hora más tarde, a las 23, se presentan las aventuras del detective belga, personaje que encarna para la pantalla David Suchet. Las producciones dedicadas tanto a Poirot como a Holmes están ambientadas en escenarios naturales de la campiña inglesa y en estudios que reproducen minuciosamente los detalles de época.
Sherlock Holmes, creación del célebre Arthur Conan Doyle �acaso el principal continuador de la herencia del genial Edgar Allan Poe�, se convirtió, a poco de haber nacido en la imaginación del autor, en 1891, en uno de los personajes más populares de la tradición policial de fines del siglo XIX y principios del XX. Al punto de que cuando Conan Doyle se dispuso a deshacerse de su criatura, al finalizar la serie �Las memorias de Sherlock...� (1894), fue objeto de tal cantidad de críticas y expresiones de repudio por parte de editores y lectores que debió �revivirlo�. Hércules Poirot, el más famoso entre los personajes de Agatha Christie objeto de devoción e interés de millones de seguidores del género. La escritora, más allá de sus méritos literarios o estéticos (por qué negarlo, discutibles), impuso su obra a fuerza de un trabajo titánico: escribió más de ochenta novelas, 19 obras de teatro, ocho novelas románticas y tres libros de viaje.
Como hizo tantas veces en los libros, el Holmes televisivo le explica a su compañero que la clave para la resolución de los crímenes más enrevesados es �agudizar la capacidad de observación, mediante un exhaustivo examen del terreno�, y le reprocha a éste que no es capaz de centrar la atención en los pequeños detalles, esos que para él revelan la trama de los grandes misterios. Poirot, como en un juego de espejos, también reprende a su asistente, Hastings, porque este otro no parece confiar lo suficiente en el poder de �las células grises�. Se sabe, después de reclutar una serie de pistas en el escenario de los hechos, él sí tiene la capacidad de deducir la trama de un asesinato desde la mullida comodidad de un sillón. Desde la pantalla chica, Holmes y Poirot vuelven a negar la posibilidad del caos. Tientan al espectador a sumarse a la idea de que las explicaciones racionales conducen a la verdad. Lo invitan a creer en un mundo en el que, básicamente, siempre queda claro quiénes son los buenos, y quiénes los malos. Puede ser un consuelo creerles, al menos por un rato.

 

PRINCIPAL