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Cantilo: �Qué tiempo de macacos nos tocó vivir�

El mítico líder de Pedro y Pablo y el grupo Punch, está tocando en trío con Kubero Díaz y �Mono� Inzaurralde una serie de canciones de la época en que eran hippies y creían que el Paraíso estaba en el Sur.

Miguel Cantilo compuso a fines de los 60 �La marcha de la bronca�.
Dice que disfruta de su status de músico clásico del rock nacional.


Por Cristian Vitale

t.gif (862 bytes) Mediodía de frío tenaz en Buenos Aires. Sentado en un bar cualquiera, con gorra y bufanda al tono, el hombre que compuso la mejor marcha argentina pasa totalmente desapercibido. Hace ya más de treinta años que Miguel Cantilo sintetizó con �La Marcha de la Bronca� la sensación de muchos jóvenes que crecían bajo el onganiato. En ese bar de Corrientes, Miguel está solo y tranquilo. �Yo gozo de este momento, porque puedo sentarme tranquilo a escribir letras en los bares�, cuenta. �Cuando era más famoso, en cambio, me robaban la intimidad y me sentía muy mal. Me molestaba�.
�¿No tiene la sensación de que son pocos los que, a esta altura, reconocen su obra?
�No me parece que sea así. Cuando camino por la calle si bien no me paran para pedirme autógrafos, me tiran buenas ondas. Está bueno porque nadie invade mi privacidad. Siempre hablo de la película Buena Vista Social Club porque es un ejemplo de búsqueda, muestra la meta de todo músico genuino: no necesitar de los millones ni de la aclamación para seguir haciendo música con dignidad y a cualquier edad. �De qué me sirve que me den un Grammy si mañana me agarra un cáncer�, es una frase que sintetiza bien el tema.
No hay nada en su mirada, en sus gestos, que delate rencor por el paso del tiempo. Luego de una etapa muy popular, cuyo epicentro fue el boom pos-Malvinas, Miguel volvió al anonimato urbano, a su microcosmos. Y se siente bien. Tiene proyectos, pero proyectos caseros, íntimos, sin grandes anuncios, sin mucho bombo. Clara evidencia es la reciente reunión con dos viejos amigos, Kubero Díaz y el Mono Inzaurralde, con quienes se juntó para tocar temas sixties como �Amasando Pan�, �Una manera de llegar� o �Algo está por suceder�, junto a otros que datan de mediados de los 70, cuando Miguel dejaba Pedro y Pablo para internarse en los campos de lago Puelo junto a Kuberito, que abandonaba La Pesada de Billy Bond con la misma idea. �Habíamos parado la máquina para irnos al sur, a buscar ríos y arroyos como fuente de inspiración. Por eso, los temas son bien rurales. Volver a tocarlos es como un rescate. Son canciones de fogón, pero elaboradas gracias a los arreglos �kuberianos�. 
�¿Cómo hicieron para repatriar a Kubero, que llevaba diez años de tranquilidad y cuelgue en Buzios?
�El se repatrió solo cuando vino a reflotar La Cofradía. Lo que hicimos con el Mono fue convencerlo de que se uniera a nosotros. Ambos lo queremos mucho. Y por eso es una reunión desde el afecto, no tiene un perfil comercial, no está pensado como un negocio sino para disfrutar de la música. La idea es tocar aquellos temas, pero con el peso de la experiencia. Lo que antes tocábamos a tientas, hoy lo hacemos con profesionalismo artístico. A mí, por ejemplo, me costaba muchísimo acompañar a Kubero con la guitarra. Hoy lo puedo hacer.
Medio periplo ya está cumplido, el trío tocó en algunas ciudades del interior como Paraná y Nogoyá. Y también en Palermo y La Plata. Pero Miguel tiene otros desafíos: �editar un CD a fin de año con nuevas versiones de viejas canciones de Pedro y Pablo, otro con composiciones nuevas en el 2001 y un libro que trata sobre mis experiencias en viajes, El Bolsón, lago Puelo, Europa. Y sobre la relación que tenían los hippies con la pesada realidad. Busco destruir ese mito de que el hippismo fue una corriente política. O algo que se quiso imponer a la sociedad. Escribo que fue todo lo contrario, una reacción espontánea que pretendió toda la libertad posible�.
�¿Cómo se va a llamar el libro?
�¡Chau loco!
�¿Por qué? �Porque era la expresión en aquellos días que se usaba para denotar sorpresa, admiración. Tanguito la decía todo el tiempo.
�En sus recitales toca temas inéditos ¿por qué no hay material nuevo en la calle?
�La realidad es que los temas están, pero me cuesta editarlos. No quiero transar lo artístico con una compañía. Prefiero esperar y solventarlo yo, brindarle a mis composiciones un cuidado especial. Hace varios años que me di cuenta de que no puedo contar con sellos grandes. Las multinacionales condicionan y esa historia la conozco de muchos años.
�Es evidente que hoy los sellos grandes no se juegan por la música que escapa a las señales del mercado. Si bien las empresas cuentan con mayor estructura y poder financiero para editar lo que se les ocurra, en los 70 había sellos como Trova, Talent o CBS que, aun con menos recursos, arriesgaban más ¿cómo explica esta contradicción?
�A las empresas, hoy, no les interesa más que el marketing. Antes, en cambio, atendían al tema del catálogo. Te decían �si no vendés hoy vendés mañana� o �estamos trabajando para crear un artista�. Había excusas que lo permitían. Eso no corre más. Van a lo seguro. Si ese criterio lo hubiesen aplicado en los 70 gran parte de la rica historia de nuestro rock no hubiese sido posible. 
�Luego de más 30 años de carrera ¿se sigue emocionando cuando toca �Catalina Bahía� o �Yo vivo en una ciudad�? 
�A veces me ocurre que canto una canción mecánicamente, pero trato de evitarlo. Por lo general me pasa cuando toco solo en un lugar donde la gente conversa entre sí, sin prestar atención a lo que estoy haciendo. Sin embargo, mi finalidad es conmover al público. Y para lograrlo primero me tengo que conmover yo, si no no sirve. 
�¿En qué quedó el proyecto de �La Sangre�, el grupo que formó con sus hijos?
�Sigue funcionando. Lo que pasa es que hay dos que están de viaje: Demián está en México tocando la batería y Sufián, en EE.UU. Por ahora, sólo me queda Anael, que toca el bajo.
�En un momento fue la censura, en otro los militares ¿en qué factores se inspira hoy para escribir sus letras?
�Me inspira el poder, que nos convierte a los ciudadanos en rehenes de dos partidos que se turnan para gobernar este país como el orto. En uno de mis temas nuevos �A Discepolín�, hablo del momento que vivimos: �que tiempo de macacos que nos tocó vivir o te apretó un milico o te acostó un civil�. Es una crítica esperanzada: busco evitar el nihilismo. Pero también, estoy centrando mis composiciones en el individuo, en las parejas que se aman, se separan o se mantienen. 
�¿Qué otras bandas le gustan?
�Bersuit Vergarabat, una banda potente que sabe fusionar los ritmos del Río de la Plata. Me gusta, además, porque tiene una propuesta ideológica auténtica. También MAM, el grupo de Omar Mollo. Ellos creen en lo que hacen.

 

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