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Por Verónica Abdala La puerta de entrada del Centro Municipal de Exposiciones (Figueroa Alcorta y Pueyrredón), donde hasta el 30 de julio se desarrolla la 11ª Feria del Libro Infantil y Juvenil, es el punto de partida de un paseo que puede convertirse en aventura. En primera instancia, el visitante deberá sortear las filas de chicos que pululan por los pasillos, a los saltos. Llegar a tomar contacto con alguna de las góndolas que exhiben las novedades de las distintas editoriales supone otro desafío, que no necesariamente tendrá un final afortunado: decenas de niños y niñas curiosean en torno de los libros que afortunadamente no descansan en los estantes, y los llevan al piso y los hojean, y se asombran y los intercambian. Visitar alguno de los numerosos talleres que invitan a participar de las más diversas actividades plástica, radio, Internet, dibujo, pintura diseño, escritura supone la posibilidad de salir de allí con la ropa decorada con algún chorro de pintura, tinta o cola vinílica. Y, sin embargo, si el visitante es capaz de abstraerse de esas nimiedades, será testigo de un espacio en el que el libro infantil es el protagonista indiscutido. Lo que no es poco considerando que en muchas casas compite con el video, la computadora y la omnipresencia de la televisión. La Feria de los chicos es un espacio en el que la tecnología convive con los juegos didácticos más antiguos, y en el que los chicos políticos, poetas, maestros, periodistas, médicos y científicos del siglo XXI dejan por un momento de ser espectadores para animarse a ser protagonistas de la acción: un total de quinientas actividades programadas los incitan a crear. Y demuestran que, afortunadamente, no es éste un lugar exclusivamente pensado para el consumo. El resultado es que se ven casi tantas páginas impresas como otras dibujadas por los chicos, que cuelgan de las paredes, y muchos más libros en sus manos, que en los estantes de los sesenta stands editoriales que participan de esta edición. Si Jorge Luis Borges hubiera visto la feria, que hoy abre sus puertas al público después de haber sido visitada por decenas de colegios en los últimos días, seguramente hubiera pensado que esos chicos están salvando al mundo. Los dinosaurios de Disney figuras estelares de la película que se estrenó la semana pasada, Pókemon, Dragon Ball y los inefables Simpson son los personajes favoritos de este año: la mayor parte de los stands tientan a los chicos con libros ilustrados con estas imágenes. Casi todos los stands cuentan, además, con espacios almohadones, mesitas, alfombras especialmente destinados a la lectura y a la consulta, y exhiben importantes ofertas, con libros cuyo precio arranca en cincuenta centavos. Editorial Betina (stand Nº 31), por ejemplo, ofrece diccionarios y Atlas a 2 pesos, los clásicos cuentos infantiles de Disney incluyendo los más modernos, como Hércules y Mulan entre 1 y 3,50 pesos, y los Atlas de Anatomía y de la República Argentina de tapa dura a 5 pesos cada uno. En el stand de Atlántida se venden los libritos-juguete de la colección Fisher Price a 6,25 cada uno. En el stand de Planeta (Nº 16), los libros musicales cuestan 9 pesos, y las impecables colecciones de Barbie y Playmobil, que están rebajadas más de un 20 por ciento en relación con lo que cuestan en las librerías, se ofrecen a 14 y 12 pesos respectivamente. En Alfaguara (Nº 45), los libros de la colección de Elsa Isabel Bornemann oscilan entre los 7 y los 9 pesos. Los libros de la colección de relatos de misterio Fantasmas, de Emecé (Nº 43) están en 4 pesos cada uno, y los de Fantasyville, de Ediciones B Argentina (Nº 44), a 2 pesos cada uno. Los volúmenes de la colección Para jóvenes principiantes, entre cuyos últimos títulos se cuentan los dedicados a Saint Exupéry, Atahualpa Yupanqui, y Alfonsina Storni, se venden a 10 pesos en Editorial Longseller-Errepar (Nº 17). Editorial Nueva Era (Nº 39), entretanto, ofrece Los mejores cuentos de ayer y de hoy volúmenes de tapa dura que en la mayoría de los casos incluyen los relatos de Pierrot a 10 pesos.Los juguetes didácticos también se pueden comprar a precios accesibles. En el stand de Pichi (Nº 72) se consiguen ingeniosos juegos para los más chiquititos, a partir de 1 peso. En el stand de EMA (Entidad Mágica Argentina) los chascos se venden a 1,99 y los trucos de magia, a 2,99 pesos. En el stand de editorial Hola Chicos (Nº 59), también se exponen juegos y juguetes de goma y plástico para chicos de todas las edades, a partir de un año.
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