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LAS ESTRATEGIAS DE LAS DEFENSAS Y DE
 LA ACUSACION PARA CONMOVER LAS SESIONES DEL CASO AMIA
Pruebas, maniobras y trampas en el juicio oral

Una investigación especial de Página/12 permitió revelar qué harán los protagonistas del caso AMIA en el juicio oral. Ribelli intentará mostrar que toda la investigación es una gran conspiración en su contra. Telleldín amenaza con contar que cobró para declarar y cómo se pactó con él el reconocimiento trucho de un policía clave en la investigación. Galeano y los fiscales muestran por primera vez cómo fueron las maniobras de Telleldín y sus socios policiales.

 
Telleldín, el armador de autos truchos que recibió dinero para declarar contra Ribelli , el una vez todopoderoso comisario de la Bonaerense. Si el primero se desdice, habrá problemas.

Por Raúl Kollmann

Se preparan pruebas, maniobras, nulidades, trampas y hasta denuncias para conmover el juicio oral que se viene. El ex comisario Juan José Ribelli, acusado de ser cómplice del atentado, tratará de demostrar que la causa AMIA es una gigantesca trampa para encontrar a cualquier culpable .obviamente a él-. y va a insistir en que hay que pedirle explicaciones a Carlos Menem, supuestamente responsable de negocios oscuros que provocaron el atentado. La defensa del otrora poderosísimo comisario dirá que se compraron declaraciones con dinero, hubo maniobras de jueces y pericias falsas. El otro gran acusado, el armador de autos Carlos Telleldín, también habla del dinero que recibió y amenaza desde la cárcel con contar cómo se pactó con él un reconocimiento trucho de un policía que resulta clave en la investigación oficial. Por su parte, el juez Juan José Galeano y los fiscales aseguran -.con puntos fuertes y debilidades� que esos argumentos son fuegos de artificio y revelan por primera vez cómo fueron realmente las maniobras de Telleldín y sus socios policías para preparar una Trafic que se iba utilizar �para algo pesado�, o sea el atentado. Los acusadores señalan que Ribelli y Telleldín tienen un pacto y actuarán juntos en el juicio oral.

El atentado no va a juicio

Casi todas las partes reconocen que la investigación fracasó. Es que en el juicio oral no se va a sentar en el banquillo ningún responsable directo del atentado. No se sabe quién organizó el ataque ni quién consiguió los explosivos ni quién condujo la camioneta a la AMIA ni dónde se armó la Trafic. De todo eso casi no hay siquiera indicios. Es más, hasta el día de hoy no queda claro si al volante de la camioneta hubo o no un conductor suicida. Lo único que va a juicio es un tema importantísimo pero bastante colateral: de dónde salió la camioneta utilizada en el atentado. Los tres jueces que estarán a cargo del juicio oral, Gerardo Larrambebere, Carlos Andina Allende y Miguel Pons, integrantes del Tribunal Oral Número 3, tienen fama de ser muy independientes y hostiles a cualquier presión.

El camino de la Trafic

Entre los escombros de la AMIA se encontró un motor que según las investigaciones era parte de la Trafic que se utilizó como coche bomba. El número de motor correspondía a una camioneta adquirida por el armador de autos truchos -.montaba vehículos con partes robadas-. Carlos Telleldín, también conocido como el Enano.
¿Telleldín va a cuestionar que se haya utilizado una camioneta en el atentado?
En principio, no. Aunque hay investigadores periodísticos que dicen que la camioneta no existió, esto no será usado por la defensa. Telleldín va a tratar de demostrar que a él lo extorsionaba la Policía Bonaerense, sacándole plata para dejarlo seguir con sus ilícitos. Dice su abogado Víctor Stinfale: �Si le quitaron la camioneta extorsionándolo, es imposible que haya entregado el vehículo en forma voluntaria. Por lo tanto no tiene culpa alguna en el atentado. No puede ser cómplice�.
Los acusadores, entre ellos el juez Galeano, los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia y los querellantes por la DAIA, Marta Nercellas, y por Memoria Activa, Alberto Zuppi y Pablo Jacoby, sostienen que hay pruebas contundentes contra el Enano y contestan el argumento de la defensa: �La relación entre Telleldín y la Policía Bonaerense era inestable �señalan los acusadores�. Había acuerdos y sobre todo peleas para cobrarle dinero. Por ello, pudo haber entregado la camioneta �para algo especial� como parte de los aprietes dentro de una especie de sociedad que mantenían�. 

¿Cuáles son las pruebas centrales contra Telleldín?

El día que explotó la AMIA, el Enano ya sabía que se utilizó la camioneta que él armó. Su esposa, Ana Boragni, se lo comentó a la encargada de una inmobiliaria: �Parece que la camioneta que estalló fue vendida por mi marido�, le dijo. Hasta ese momento, nadie sabía que el atentado se cometió con una camioneta, a lo sumo se hablaba de coche bomba.
Hay varios testimonios que indican que corroboran su conocimiento. Una persona que vivía con él, Hugo Pérez, dice que el Enano estaba muy nervioso, y Antonio Schiavone, ex marido de su esposa, cuenta que llegó a la casa de Telleldín y los chicos le dijeron que �Carlos está muy preocupado porque lo que estalló en la AMIA fue su camioneta�.
La hipótesis de los acusadores contra Telleldín es que éste armó dos camionetas en forma paralela. Con una hizo ostentación, la mostró, habló de ella y hasta puso un aviso en el diario. Mientras tanto armó la otra en forma más clandestina y ésa fue la utilizada en el atentado. 

Las respuestas de Telleldín

Cuando le hablan de la camioneta, Telleldín reconoce que fue propietario del motor y que mandó a armar una Trafic trucha al taller de un mecánico llamado Ariel Nitzcaner. Sin embargo, éste dice que el motor que recibió no fue de una camioneta quemada, como era el que estalló en la AMIA. Telleldín sostiene que hizo robar una carrocería que no tenía puerta lateral, pero la camioneta que se usó como coche bomba sí tenía puerta lateral. Es decir, que los acusadores dicen que hubo dos camionetas, una para distraer y la otra para usar en el ataque. Por eso argumentan que Telleldín sabía que se iba a utilizar para algo �pesado�.
El Enano sostiene que si hubiera sabido que se iba a utilizar en un atentado, le habría borrado el número al motor, para que nadie pudiera dar con él.
Parece un argumento razonable. Los investigadores aseguran que es imposible borrar totalmente un número de motor. Se puede hacer un borrado que pueda pasar por una verificación policial, pero siempre quedan en el fondo los elementos como para que un análisis químico demuestre qué número tiene la unidad. 

Lo que Telleldín no explica

En la causa judicial hay un testimonio del mecánico Ariel Nitzcaner quien dice que, cuando ya estaban detenidos, Telleldín le ofreció un auto para que cambie su declaración inicial sobre el tema del motor que no estaba quemado. 
Después del atentado, Telleldín emprendió una fuga. Apareció en Posadas, es decir en el límite con Paraguay y la zona de la Triple Frontera donde se cree que se armó el atentado. Telleldín argumenta que se fue porque la Policía lo hostigaba para cobrarle la extorsión �lo cual es cierto� y que tomó el primer micro que pasaba. Los investigadores sostienen que cuando Telleldín se escondía de los uniformados bonaerenses siempre lo hacía en la Capital, nunca había ido hacia la zona de la Triple Frontera.
Telleldín mintió reiteradamente en la causa judicial. Dijo que le vendió la camioneta a un hombre de rasgos orientales, después que el individuo tenía acento centroamericano, posteriormente reconoció que el boleto de compra-venta era falso y así sucesivamente. Hasta el momento, por ejemplo, no dijo dónde está una de las carrocerías que se están buscando.

¿Quién le entregó la Trafic a los terroristas?

El Enano terminó declarando que él les entregó la camioneta a los policías que lo extorsionaban, dándole fuerza de esa manera a toda la investigaciónposterior en la que quedó imputado el ex comisario Ribelli y un grupo de policías bonaerenses. Telleldín tiene varias opciones:
Desde la cárcel, el Enano le dijo a Página/12 que le dieron 400.000 pesos para hacer esa declaración contra los policías. Sostuvo que va a aportar las pruebas. De todas maneras, no dijo que su declaración fuera falsa, sino únicamente que cobró por ella. 
Telleldín puede cambiar y alegar en el juicio que Galeano le pagó, pero no para decir la verdad, sino para mentir. Que toda la historia de los policías es falsa y que ratifica lo que dijo al principio: le vendió la camioneta a un hombre desconocido, con peluca y acento centroamericano.
El Enano puede elegir un camino intermedio: decir que efectivamente había policías, pero que no sabe bien quiénes eran y que el reconocimiento que se hizo de los uniformados fue falso.
Este último será posiblemente el camino elegido.

¿Reconocimiento falso?

Desde la cárcel, Telleldín amenazó con señalar en el juicio que fue falso el reconocimiento del subcomisario Raúl Ibarra, un hombre del riñón de Ribelli. Supuestamente, en el momento en que se entregó la Trafic a los policías estaba Ibarra y éste es uno de los elementos que vinculan a Ribelli con el atentado. Telleldín, su esposa y uno de sus cómplices en el armado de autos truchos, Claudio Cotoras, hicieron un reconocimiento fotográfico de Ibarra: les pusieron varias fotos delante y les preguntaron cuál era el policía que estuvo en la entrega de la Trafic. Telleldín sugiere que eso estuvo arreglado entre él y Galeano y que le habían hecho saber a él, a su esposa y a Cotoras que debían señalar la foto número seis. 
Los investigadores contraatacan: tal vez se entienda la necesidad de Telleldín de elaborar una historia mentirosa, pero ¿por qué lo iba a hacer Cotoras que no está imputado por el atentado? ¿Cotoras va a mentir en una causa en la que se produjeron 86 muertos?

La defensa de Ribelli

El abogado José Manuel Ubeira, defensor de Ribelli, adelantó algunos de los elementos centrales de su estrategia.
La causa AMIA es un gigantesco armado para encontrar un chivo expiatorio. El Estado argentino dijo que había que crear un culpable y los tres poderes se mezclaron para echarle la culpa a Ribelli. Por eso el juez Galeano fue a ver a Carlos Menem cuando volvió de Venezuela, por la misma razón una camarista Luis Riva Aramayo visitó a Telleldín en la cárcel hablando en nombre de Menem, por ello intervino en el proceso la Comisión Bicameral y también hubo ofertas de la SIDE y del mismo Galeano para comprar a Telleldín. �Se violó la división de poderes y esto ya produce una nulidad de toda la investigación�, sostuvo Ubeira. El letrado quiere que, sí o sí, sea llamado a declarar Carlos Menem porque hay datos de que el ex presidente incumplió pactos con gobernantes árabes y ello provocó el atentado. Por eso Menem supuestamente quiere desviar la pesquisa.
La defensa de Ribelli consiguió un éxito significativo. El Tribunal Oral Número 3 aceptó incorporar a la causa AMIA el famoso video en el que aparece el juez Galeano negociando por dinero con Telleldín. La grabación fue hecha por el mismo magistrado, pero para los letrados de Ribelli demuestra que el magistrado armó todo: la negociación del video se produjo el 1 de julio de 1994, la declaración de Telleldín el 5 y la detención de Ribelli el 14.
La clave de la estrategia de Ubeira es demostrar que Ribelli no tuvo nada que ver con la camioneta y que jamás la tuvo en sus manos. 

Las pruebas contra el comisario

Telleldín sostiene que Ribelli lo extorsionó y que tuvo que entregarle una moto, dos coches y dinero en efectivo. Sobre esto hay pruebas categóricas que confirman lo que dice el Enano. Pese a todo lo que entregó, aparentemente Telleldín quedó debiendo plata y por eso habría entregado la camioneta usada en el atentado.
El subcomisario Ibarra estuvo en la recepción de la Trafic, lo cual incrimina a Ribelli. Aquí entra la eventual denuncia de Telleldín de que fue arreglado el reconocimiento.
Hay un testigo de identidad reservada que se acercó a uno de los que hacían la vigilancia. Este le exhibió una placa policial y le dijo que era de Lanús, la brigada de Ribelli. Además, le hizo una afirmación asombrosa: �No se haga problema que se va a acordar de nosotros porque va a ocurrir algo grande�.
Ribelli tenía una agencia de autos. Uno de sus empleados, Luis Alvarez, señala que en la semana anterior al atentado vio que Ribelli se llevaba una camioneta Trafic de allí. 
Hay una llamada a la casa de Telleldín de uno de los diez celulares que Ribelli tenía a su nombre. El ex comisario argumenta que le prestaba ese celular a uno de sus hombres y que él no hizo esa llamada. 
Hay una extraña donación ante escribano público del padre de Ribelli, un jubilado ferroviario, de 2.500.000 pesos a sus cinco hijos. Esto se hizo el 11 de julio, siete días antes del atentado. Los investigadores aseguran que es un blanqueo de dinero cobrado por el ex comisario por los servicios prestados por el atentado. En el juicio Ribelli dirá que su padre se jubiló en 1964, que cobró herencias de Italia y que hizo numerosos negocios. La DGI señala en un informe que nada de eso aparece como declarado. No se puede descartar que sea dinero juntado por Ribelli con el manejo increíblemente corrupto de su cargo policial. 
Apareció en la causa un testigo que intentó desviar la investigación, el múltiple asesino Ramón Solari, preso en la Brigada de Vicente López. Ante la Bicameral, Solari dijo que Ribelli lo instruyó para mentir en la causa e incluso entregó un papel con instrucciones del ex comisario sobre lo que debía decir. Después Solari se desdijo. Hay versiones contradictorias sobre ese papel. El integrante de la Comisión Bicameral, Melchor Cruchaga, dice que se lo entregó al juez, otros dicen que no está en la causa y nadie sabe si se hizo o no una pericia sobre la escritura. 
Hay una escucha telefónica a dos colaboradores de Ribelli. Uno le dice al otro:
�Parece que ya detectaron lo de la Trafic.
�¿Qué? ¿Lo del Tigre?
Los colaboradores de Ribelli nunca pudieron explicar esa conversación.
La hipótesis de los investigadores es que Ribelli, su mano derecha Ibarra y su ex subordinado Leal se llevaron la camioneta y la entregaron a los terroristas. Todos ellos -.y también Telleldín-. sabían que era para hacer algo pesado, aunque tal vez no conocieran exactamente que era para volar la AMIA. 
El letrado del ex comisario sostiene que en todas esas pruebas no hay una sola que lo incrimine. �Se dice que Ribelli recibió la camioneta. No existen elementos que lo indiquen. Supuestamente se la entregó a terroristas. Tampoco hay nada que lo demuestre. Ribelli es totalmente ajeno.�

La batalla

Pruebas, argumentos y respuestas de uno y otro. Así debería transcurrir el juicio oral. Sin embargo, las audiencias prometen ir mucho más allá que eso. Se hablará de dinero, de reconocimientos truchos, de testigos preparados e incluso de pericias falsas. La calamitosa investigación del Estado argentino y especialmente la falta de voluntad política que hubopara investigar el mayor atentado de la historia argentina dejaron demasiadas puertas abiertas. Tal vez el choque entre fiscales, defensores y querellantes permita algún avance, pero la realidad es que a seis años del atentado nadie sabe quién organizó el ataque, de dónde salieron los explosivos, quién manejó la camioneta y, sobre todo, por qué mataron a 86 hombres y mujeres.

 

 

Los actos por la AMIA

El sexto aniversario del atentado contra la AMIA será recordado en varios actos:
Mañana, lunes, a las 9.54 se realiza la concentración de los familiares agrupados en Memoria Activa. Frente a Tribunales, en Plaza Lavalle, junto al monumento que recuerda a las víctimas, hablarán, entre otros, la diputada Elisa Carrió, la presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, la monja Martha Pelloni y uno de los familiares.
El martes, frente al predio de la AMIA, en Pasteur al 600, se realiza el acto organizado por la AMIA, la DAIA y la agrupación Familiares. Hablarán la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú, el padre Rafael Brown, el rabino Sergio Bergman y uno de los familiares.
Hoy a las 18, en Rincón 74, salón de los judiciales, convoca a un acto el Movimiento Judío por los Derechos Humanos. Hablarán, entre otros, Ricardo Monner Sans, David Viñas, Herman Schiller y Hebe de Bonafini.

 

 

opinion
Por Daniel Goldman*

Los lunes del reclamo

Eran doscientos el lunes a la mañana frente a Tribunales. Resultó una manifestación digna, colmada sólo por el sonido del Shofar y la compañía del silencio. Pero se podía percibir una preocupación: ¿Cuánto tiempo podrían aguantar los lunes? Así registran las crónicas populares del año �94 aquello que comenzó a ser Memoria Activa.
El argumento del tiempo y la inconstancia siempre podría ser válido en una Argentina que imperceptiblemente aprendió a adaptarse a la comodidad, al sistema y al modelo. Por eso atemoriza que la categoría del tiempo resulte tediosa y que en última instancia esgrima la tristeza de la apatía. Y ese mismo tiempo tedioso comenzó a servirse de otro argumento mucho más profundo, casi tan lamentable como la muerte: ¿Y qué quieren ahora? ¿No saben que la Justicia en este país es lenta? ¿No saben que esa lentitud diluye la memoria y que al final todo se olvida?
Esos primeros lunes comenzaron a generar el temor que después de algunas semanas permanezcan en la plaza frente a Tribunales sólo los familiares, algún coleccionista de causas perdidas y otros trasnochados visitantes, hasta que finalmente sean llamados �los locos de Tribunales�.
Ante esta imagen sentía miedo. Me atemorizaba imaginar que todo lo que quede de los escombros sean un nostálgico �ya fue�, y de esos muertos y el infinito apenas la compañía del charlatanerismo de algún discurso político. Mientras tanto, recuerdo al conjunto de la sociedad con sus conciencias calmas después del sobresalto pretérito de la bomba, expresando su participación cívica a través de la manzanita de Sofovich y el festival de la moral del aborto y la vida intrauterina. Y el olvido y el silencio acompañaron como espejos a la injusticia cotidiana... Entonces volvió a repetirse algo de la historia: los desaparecidos eran sólo de las madres; los milicos carapintadas se legalizaron y se transformaron en intendentes; la ley de obediencia debida, el punto final y el indulto no afectaron los bolsillos, y los bolivianos de Escobar que se jodan por ser bolivianos, mientras �yo argentino�. Ese �yo argentino� siempre sonó a intolerancia y a fascismo, a génesis de tragedias y a tantos 1919 y semanas trágicas. Ese �yo argentino� fue lema de elegante inocencia, de solapada neutralidad e indiferencia ante aquello opuesto a la esencia del espíritu humanista.
Después de 6 años no quisiera ver la historia argentina con tanta desesperanza. Cada lunes sigue siendo el momento para reclamar una justicia efectiva como garantía de un sistema democrático. Todos merecemos vivir en esta tierra acorde a nuestra idiosincrasia y pensamiento. No queremos que nuestros hijos se acostumbren a respirar detrás de pilotes, ni que las instituciones se conviertan en bunkers. No corresponde que se esfume el alma de los muertos en el olvido y que sus familiares terminen en la soledad del abandono. Hay demasiadas cicatrices en nuestra reciente saga como para dejarlas pasar. Por eso, este lunes a las 9.30 frente a Tribunales, junto con Memoria Activa tenemos la posibilidad de que la indignación perfore la alineación de nuestra existencia diaria.

* Rabino de la Comunidad Bet El.

 

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