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El ministro de Economía, José Luis Machinea, reconoció que entre octubre y mayo último se habrían destruido unos 230 mil puestos de trabajo, como consecuencia de la pérdida de empleos en la construcción y el achique de los planes Trabajar. Así, la desocupación llegaría al 15,4 por ciento de la población activa. Esas cifras se complementan con otras reveladoras del impresionante deterioro del mercado laboral: en mayo cayó la cantidad de gente que busca empleo, desalentada por las escasas oportunidades laborales después de dos años de recesión. Según un estudio privado, de no aplicarse políticas específicas de empleo, aun creciendo a un ritmo anual del 5 por ciento, en el 2008, tras el final de un hipotético segundo mandato de De la Rúa, la desocupación seguiría arriba del 12 por ciento. Los últimos números procesados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) de mayo que llegaron a manos del ministro de Economía terminaron de confirmar lo que se temía. Todo el aumento de la desocupación en el último registro se explica por la pérdida de puestos de trabajo. �Tenemos hoy entre 80 y 90 mil planes menos que el año pasado, y el segundo elemento importante es la situación muy difícil del sector de la construcción, que en forma directa e indirecta expulsó 150 mil personas�, afirmó Machinea, en tren de explicar el nuevo salto de la desocupación, que en octubre del año pasado se ubicada en el 13,8 por ciento. Los encuestadores del Indec preguntan a quien declaró estar sin trabajo si en la última semana buscó �activamente� empleo. Si la respuesta es afirmativa, el encuestado pasa a revistar en la categoría de desocupado. Si responde negativamente no es considerado en la estadística oficial un desocupado sino un �inactivo�, es decir, alguien cuya condición es teóricamente �voluntaria� y, por lo tanto, no merece para el Indec ser incluido entre los desempleados. Así, la desocupación puede crecer, bien porque hay más gente buscando empleo y no lo encuentra, o directamente, como fue el caso en mayo último, porque el cierre de fuentes de trabajo superó a la cantidad de personas que dejaron de buscar un empleo. La caída en la participación en el mercado laboral (la llamada �tasa de actividad�) se explicaría �según los expertos� por el denominado �efecto desaliento�, experimentado después de meses de búsqueda infructuosa. Las últimas encuestas del Indec ya mostraban que una buena proporción de los que se retiraban del mercado laboral lo hacían por falta de recursos para financiar la búsqueda: desde pagar el transporte hasta comprar el diario. La encuesta del Indec tiene desde principios de los �70 dos ondas tradicionales al año: una en mayo y la otra en octubre, aunque en los últimos dos años también empezó a relevarse en agosto. Ahora bien, en mayo la tasa de actividad solía aumentar, porque en el albor del año laboral todavía hay esperanzas de conseguir algún conchabo, expectativa que va decreciendo a medida que se suman frustraciones. Que esta vez a la caída en dicha tasa de actividad se le sume la fuerte destrucción de empleos es explicado �por fuentes oficiales� de la siguiente manera: La pérdida de puestos de trabajo habría estado concentrada en el sector informal de la economía. Es decir, dentro de la franja del 40 por ciento de los ocupados que están en negro, sin cobertura. Esto sería confirmado por el hecho de que la encuesta del Ministerio de Trabajo, que monitorea la situación del empleo en el sector formal, no registró en los últimos meses un derrumbe de puestos tan importante como el que detectó el Indec. * �Cuando en una familia se pierde un trabajo formal, otros integrantes del hogar que estaban inactivos salen a buscar trabajo porque deben afrontar gastos fijos típicos de los que están incluidos en el circuito legal de la economía: desde pagar el crédito personal o hipotecario, hasta la prepaga o el celular�, explican. En cambio, �cuando lo que desaparece es un puesto informal se produce un gran desaliento en toda la familia, que ya está precarizada y que, probablemente, ya estaban en un proceso de búsqueda que ahora abandonan por falta de recursos o frustración�.
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