Por José Natanson
Este jueves el Gobierno no tendrá más remedio que anunciar el nuevo índice de desocupación, que arañará el 15,4 por ciento. Conscientes del impacto político de la cifra, los técnicos oficiales apuraron la elaboración del Plan Nacional de Empleo. El ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, conversó los aspectos técnicos con el titular de Economía, José Luis Machinea, en una reunión reservada que mantuvieron el jueves por la noche en el Palacio de Hacienda. A continuación los detalles del proyecto que se anunciará en los próximos días, con el que la Alianza aspira a morigerar los costos sociales del desempleo y a potenciar cierto clima de optimismo generado por la tibia mejora de los indicadores económicos.
El Plan Nacional de Empleo se estructuraría en base a subsidios a pymes para que contraten desocupados y a la financiación de microemprendimientos. Estos instrumentos se verían complementados con algunas partidas específicas orientadas por el Estado, al estilo de los planes Trabajar, que funcionarían como un virtual seguro de desempleo.
Este año se invertirían 90 millones de pesos en el programa, lo que permitiría atender a unas 200 mil familias. La idea es ampliarlo el año próximo, con el nuevo presupuesto, a 200 millones, para alcanzar a unos 400 mil hogares.
Los fondos provendrían de dos fuentes diferentes. La primera es la unificación de los planes de empleo transitorio que maneja el Ministerio de Trabajo. Dentro de estos programas se encuentran los planes Trabajar, que se financian con préstamos del Banco Mundial. Como la correspondiente línea de crédito caduca a fines de este año, se planea solicitar nuevos fondos destinados específicamente al Plan Nacional de Empleo.
La segunda fuente de financiamiento consiste en la absorción de algunas de las 92 partidas sociales que gestionan los diferentes ministerios. Como ejemplo, en Trabajo mencionaron el Plan Social Agropecuario, que maneja la Secretaría de Agricultura, o el Foncap, que controla el Ministerio de Desarrollo Social. La asimilación de los recursos de otros organismos podría generar roces en el Gabinete.
El proyecto comenzó a prepararse en el Ministerio de Trabajo hace dos meses, por iniciativa de Carlos �Chacho� Alvarez. Aunque Alberto Flamarique se ha reunido con Rodolfo Terragno y José Luis Machinea para hablar del tema, la coordinación de la letra fina del proyecto la realizó Horacio Viqueira, secretario de Empleo y encargado de administrar los programas laborales del Ministerio. También colaboró Roberto Avalos. Ex secretario privado de De la Rúa, Avalos es asesor de la cartera y fue quien mantuvo al tanto al Presidente de los detalles del plan.
Una de las principales ventajas de la iniciativa, según sus impulsores, es que se autofocaliza, ya que cumplir con una jornada de trabajo por un sueldo mínimo es una decisión que sólo puede tomar un desocupado. Por lo tanto, no será necesario un control riguroso para que los beneficiarios estén efectivamente desempleados.
De todos modos, la idea es que los favorecidos sean sólo jefes o jefas de hogar desocupados con hijos menores, lo que contribuiría a mejorar la eficiencia social del programa.
El proyecto se complementaría con un programa de capacitación y con otro de empleo para jóvenes.
El plan será administrado desde el Ministerio de Trabajo, en coordinación con el resto de la carteras.
En conclusión, la idea es convertir el proyecto en la cara visible de las políticas sociales. Como argumento, en Trabajo aseguran que permitiría combatir las causas de la pobreza en lugar de sus consecuencias, con lo que se aliviaría la exigencia de muchas partidas de ayuda social, como las becas para evitar la deserción escolar o las bolsas de comida.
Sin embargo, más allá de los detalles técnicos, lo cierto es que la iniciativa tiene un costado político. Resultado de una vieja idea ChachoAlvarez (ver recuadro), el Plan de Empleo apunta a darle un tono más social a la gestión y a recuperar el encanto de los primeros días de gobierno aliancista.
Se constituiría, además, en una herramienta del Frepaso. El dato no es menor: desde que asumió el nuevo gobierno, muchos frepasistas cuestionaron a Graciela Fernández Meijide por la falta de visibilidad de las políticas sociales. Con el nuevo plan, cuya cabeza pública sería Flamarique, el Frepaso se agenciaría el costado social que viene buscando desde diciembre del año pasado.
Aunque se venía trabajando en el tema desde hace dos meses, los tiempos se aceleraron cuando, un par de semanas atrás, comenzó a circular por los despachos oficiales una noticia inquietante: el aumento en el índice de desocupación que el INDEC anunciará el jueves, con un total de 2.100.000 desocupados. La cifra es superior al 13,8 de octubre de 1999, antes de la asunción de De la Rúa.
Luego de que se conociera la medición, los técnicos de Trabajo recibieron instrucciones de apurar los preparativos. El jueves Flamarique se encontró con Machinea, discutiendo con él los detalles del proyecto. Aunque en un principio se opuso, el ministro de Economía finalmente terminó por aceptar la iniciativa. Una vez que la estudie el vicepresidente, la iniciativa será elevada a De la Rúa, que quiere mirar el proyecto definitivo antes de lanzarlo. La presentación será a toda orquesta, con la presencia del Presidente y del vice.
LOS EMPRESARIOS NO VAN A TOMAR GENTE SI CONTINUA LA RECESION
Sin reactivación esta reforma es inservible
Por Cledis Candelaresi
Las perspectivas del empleo para los próximos meses son sombrías, si se atiende a lo que piensan quienes tienen la potestad de decidir si incorporan o expulsan empleados en el sector privado. Según la última encuesta del Instituto del Desarrollo Empresarial Argentino (IDEA), realizada entre casi 200 ejecutivos, el 36 por ciento considera que para mejorar la competitividad de su empresa tendrá que recortar personal. Los mismos directivos que en la última semana aplaudieron a De la Rúa en el Hilton admiten que la reforma laboral por la que tanto batallaron no sirve por sí sola para generar empleo. Por el contrario, el 80 por ciento de los entrevistados sostuvieron que esto sólo es posible si sobreviene la reactivación, a la que los hombres de empresa suelen aludir como si se tratara de un fenómeno ajeno a su voluntad.
La encuesta que Dalessio & Harris realizó entre 182 directivos de la industria y los servicios tuvo por fin medir sus �expectativas�. De acuerdo con el relevamiento, una amplia mayoría juzga que la situación económica empeoró en el último semestre, y el 57% pronostica que estará igual o peor de ahora a Navidad. Apenas el 22% prevé que su rentabilidad puede mejorar, y un tercio sostiene que ello es posible por �variación de costos�, es decir, bajándolos. Frente a este panorama, una alta proporción de ejecutivos ve en la reducción de personal una vía para ganar competitividad.
�¿Qué efectos puede promover la reforma laboral por sí misma?�, preguntaba la encuesta. Sólo un 14% respondió que �generar más empleo�. Pero si el contexto es de reactivación, el 79% entendió que podrían crearse nuevos puestos de trabajo. �No se puede generar empleo por decreto�, argumenta Héctor Dalessio, responsable del relevamiento. �Un marco normativo no genera nada. Sólo ayuda a crear empleo si se dan condiciones favorables para tomar personal�, relativiza el especialista Ernesto Kritz.
Ni el automotor ni la construcción, rubros planchados por la actual recesión, amagan con ponerse de pie frente a los proyectos que el Gobierno exhibe como potentes motores de la actividad económica. Las terminales ven el flamante acuerdo automotor con Brasil como una puerta para exportar más, pero la obligación de compensar esas ventas con importaciones que deben colocar en el deprimido mercado argentino desinfla las expectativas. �En el mejor de los casos podremos mantener el nivel actual de empleo, con las actuales licencias y suspensiones�, especulaba a útlima hora del viernes Enrique Federico, de Chrysler.
Las esperanzas de reactivar las fábricas de autos y terminar con la devastadora rutina de vacaciones forzadas y jornadas reducidas están más bien centradas en un acuerdo con el Gobierno, basado en la reducción de impuestos para el sector. Sacrificio difícil en época de crisis fiscal.
Tampoco el Plan Federal de Infraestructura, anunciado reiteradas veces, permitiría que la construcción se desperece rápidamente y resuciten los puestos de trabajo que se destruyeron en el último año y medio. �Se generarán 100 mil puestos de trabajo�, se esforzó en prometer públicamente Enrique Baglietto, vicepresidente del grupo Techint y titular de la Cámara Argentina de la Construcción. El empresario intentó secundar así declaraciones semejantes del ministro de Infraestructura, Nicolás Gallo, con quien la CAC se esmera en tejer una buena relación.
Sin embargo, el megaplán oficial parece más un listado de buenas intenciones que un proyecto de ejecución real e inmediata. Gran parte de los 21 mil millones involucrados dependen del aporte de los raleados tesoros nacional y provinciales. Y un tercio de aquel paquete se refiere a los planes de inversiones de las empresas privatizadas, casi todos en revisión y de futuro incierto.
Pero para entendidos como Kritz o el asesor laboral de empresas Daniel Funes de Rioja, no todo está perdido. Ambos coinciden en que durante los próximos meses la ocupación puede registrar una mejoría en el comercio ylos servicios, básicamente financieros y de telecomunicaciones. Pero parte de los nuevos empleos estarían reservados a postulantes de alta calificación.
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