Dos actores porteños decidieron emprender un rumbo distinto: llevar el teatro a las provincias. �Es un espectáculo de mochila, lo armamos y nos vamos. Nos sentimos viejos actores trashumantes. Queremos recuperar ese vínculo primario con el público, el hecho vivo que la posmodernidad quebró�, cuenta a Página/12 Arturo Bonín que, junto con su mujer, la actriz Susana Cart, presenta Hasta que la vida nos separe, dirigida por Luis Rossini. La pareja inició un camino alternativo en tiempos en que la vidriera teatral se concentra en Buenos Aires: con lo puesto y un termo, uno de los pocos elementos de la escenografía, todos los viernes viajan hacia la capital o un pueblito donde no se hace teatro o casi nunca llega.
Empezaron a peregrinar en una fecha emblemática para la generación de Bonín y de Cart: el 24 de marzo, día del golpe militar que instauró la dictadura más sangrienta. En 2000 eligieron ese día para llegar a Chilecito, a 200 km de La Rioja, un lugar en el mundo que ningún elenco teatral visitaba desde hacía 20 años. �La obra es un acto de resistencia. Nosotros pensamos que el teatro tiene una función social y hacer esto se acerca un poquito a eso�, explica Bonín. El debut en Chilecito se hizo en una cancha de básquet. �Fue una fiesta con 350 personas, muy emocionante. Es una búsqueda en un contexto donde las condiciones son adversas por la crisis económica y social. Pero además ahora el teatro está vinculado con la espectacularidad y lo enlatado: se compran obras en el exterior con todo calculado. Dentro de poco nos dirán qué debemos sentir los actores. Proponemos algo mucho más intimista�, agrega Bonín. 
La obra, escrita por Martín Diez (de 24 años) a pedido de Bonín y Cart, no fue estrenada en Buenos Aires. Los personajes, Silvia y Alberto, estuvieron 25 años casados hasta que un día deciden divorciarse. Después de dos años sin verse, se encuentran accidentalmente en el velatorio de una pareja gay. �La paradoja que se plantea es que la pareja gay, que no pudo prometer frente a la iglesia estar juntos hasta que la muerte los separe, murieron juntos. Mientras que a Silvia y Alberto (Cart y Bonín), que tuvieron la opción de jurar frente a todo el mundo, la vida los separó�, subraya el actor. En Tucumán se presentaron en la capital (C. C. Virla) y a 100 km, en Aguilares �en plena inundación�, en una sociedad de fomento. En El Dorado (Misiones) llovía mucho y hacía frío. Bonín y Cart esperaban lo peor: butacas vacías y sin aplausos. Para colmo, la sala había sido una bailanta y no estaba en condiciones. El piso era de cemento; el escenario era muy rudimentario y las luces no servían. Sin embargo, juntaron 200 personas. �El tema de la obra, la convivencia, me parecía que era una preocupación de la clase media ilustrada. Pensaba que en Chilecito le íbamos a hablar a la gente de algo que le pasaba por el costado. Me di cuenta de que era un prejuicio. Muchos se sintieron identificados�, recuerda Bonín. �Me gustaría tener detector de codos en el teatro, porque los matrimonios, parejas y novios se enganchan con la historia y cuando escuchan algo que vivieron se codean�.
En Chajarí (Entre Ríos) trabajaron a beneficio de la escuela especial Nuestra Señora de la luz, auspiciados por la Municipalidad. �Cuando llegás a Mercedes (Corrientes), no ves a nadie. Es muy antiguo y tiene muchos lugares abandonados y un solo hotel. El teatro era como el Cervantes, pertenecía a la sociedad española. Esto es distintivo de estas ciudades o pueblos chicos: son las comunidades las que mantienen el teatro, no el Estado�, describe Cart. Cuatrocientas almas cambiaron la geografía del teatro y del pueblo mientras regresaban a sus casas. �Es increíble que en los lugares más insólitos hay teatros maravillosos. Si las intendencias estuvieran interconectadas, se les aseguraría continuidad a las compañías y podrían recorrer el país a muy bajo costo�, apunta Cart. El actor de �Los Buscas� admite que lo que empezó como un espectáculo se estátransformando en un proyecto. �Sentimos que iniciamos un camino�, sostiene Bonín, que piensa peregrinar con Hasta que la vida nos separe de Ushuaia a La Quiaca.

PRINCIPAL