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Un escrache para
el cabo Pérez

Los organismos de derechos humanos marchan hoy en Cosquín para repudiar al ex militar que confesó el asesinato de un estudiante.

 

Pérez (derecha) detenido en abril.
Fue por falso testimonio.


 Por Mónica Gutiérrez
Desde Córdoba

t.gif (862 bytes) Organismos de derechos humanos marcharán hoy hasta el domicilio de Miguel Angel Pérez, el ex cabo del Ejército que en su declaración testimonial ante la Justicia reconoció haber matado al estudiante de periodismo Raúl Augusto Bauducco. Pérez, quien vive en la ciudad cordobesa de Cosquín y ya fue repudiado por vecinos de la zona, fue el primero de los militares que se presentó a declarar en las causas de la verdad histórica en Córdoba y que quedó detenido, en su caso por falso testimonio. Mientras tanto, se espera que al finalizar la feria judicial la Cámara Federal dictamine si se realizará o no juicio oral en la causa por los 30 asesinatos de presos políticos ocurridos en la Penitenciaría en 1976. 
Representantes de HIJOS, Familiares de ex detenidos, el Círculo Sindical de la Prensa de Córdoba y organizaciones estudiantiles tienen previsto partir a las 16 hacia Cosquín, para congregarse en la plaza principal de esa ciudad y marchar hacia el domicilio donde Pérez tiene su productora televisiva para el escrache. Como anticipo, el viernes pasado el diputado nacional Atilio Tazzioli había pedido a las fuerzas políticas que declararan persona no grata al ex cabo y que la Municipalidad de Cosquín le retirara el aporte económico a su empresa.
Pérez fue el único de la lista de militares que declaró en abril pasado, lista que incluía a Luciano Benjamín Menéndez, que no siguió la estrategia del resto ni el consabido discurso de recusar a la Justicia civil. Y eso que antes de presentarse habló con un alto oficial del Tercer Cuerpo que le dio nombre y dirección del abogado que tenía que contactar, según el mismo Pérez reconoció en su testimonio. Pero optó por ir solo: fue el primero, y habló. Entonces confirmó detalles sobre la forma de operar del Tercer Cuerpo en el penal de Córdoba hacia los llamados �presos especiales�. Pérez habló de requisas vejatorias, golpes y torturas, aunque no admitió haber golpeado ni torturado. Y describió puntillosamente cómo mató a Bauducco el 5 de julio de 1976: �Yo lo levantaba de las axilas y él se volvía a caer y me decía �no doy más�, estaba desnudo y le habían pegado�. Segundos después, le descerrajaba un tiro en la cara. 
Después de testimoniar, Pérez quedó preso imputado por falso testimonio, aunque dos días después recuperó la libertad. Antes de irse de la alcaidía se encontró con sus jefes de antes: los tenientes Enrique Pedro Mones Ruiz y Gustavo Adolfo Alsina, detenidos por negarse a declarar.
El asesino de Bauducco permaneció en el Ejército hasta 1989 y mintió en tres oportunidades anteriores al declarar ante la Justicia. En aquel tumultuoso abril en los Tribunales Federales de Córdoba, el cabo Pérez se convirtió en una figura emblemática de la peor represión que vivió el país. Según lo que él mismo contó, fue el típico represor marcador de tarjeta que tan bien ilustra el film Garage Olimpo. Tiene 44 años, mujer e hijos en Cosquín y si, como se espera, la Cámara Federal resuelve que estas causas se eleven a juicio oral y público, una vez más deberá declarar como �testigo�.

 

OPINION
Por Atilio Tazzioli *

Nuestro querido Paco

Diego, el hijo de Raúl Augusto �Paco� Bauducco y Doris Cafieri, estudia música en una universidad norteamericana. Nació en la Cárcel Penitenciaria de Córdoba, unos días antes del golpe de Estado del 24 de marzo. Paco y Doris estaban detenidos desde diciembre del �75 por su militancia política, gremial y estudiantil. Se habían conocido en el Coro Universitario, en los años en que la Argentina salía de otra dictadura, la �blanda� de Lanusse, y quizás se miraron por primera vez en la esquina de Vélez Sársfield y Duarte Quirós, frente a las facultades de Ciencias Exactas, donde Paco comenzó a estudiar, y Arquitectura, la profesión que Doris ejerce en Venezuela, primer lugar de exilio y ahora residencia por elección propia.
Lo conocí cuando se abrió, en el �72, la Escuela de Ciencias de la Información. El militaba en alguno de los tantos grupos socialistas que albergaba la Universidad Nacional de Córdoba y no tardamos en anudar una profunda amistad. Es que no era difícil ser su amigo: alegre, simpático, encabezaba todas las acciones solidarias, tanto la colecta para la operación de una compañera como los reclamos gremiales estudiantiles por apuntes o por un mejor nivel académico en la Escuela. 
Sus opiniones eran respetadas en las multitudinarias asambleas de aquellos años, donde se repasaba desde la situación nacional hasta la marcha de las revoluciones China, Cubana o vietnamita. Ocurre que Paco supo sintetizar el cariño de toda la militancia política de la época porque una de sus virtudes era la amplitud �o pluralismo, para usar un léxico actual� y su rechazo a toda forma de sectarismo. Tal vez sea ésa una de las razones que expliquen el porqué de su muerte.
Lo recuerdo, al igual que todos los que compartimos su vida, llegando en su moto a la facultad, desparramando vitalidad, tomando mate mientras estudiábamos, contando un cuento cordobés, tocando la guitarra o desmenuzando con pasión un texto político. Y no me parece casual que Diego, su hijo, disfrute de la música y de la vida. Porque jamás la tristeza debería estar unida al recuerdo de Raúl, nuestro querido Paco.

* Diputado Nacional Alianza-Córdoba.

 

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