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Por Silvina Friera En El
Angel del Abasto, un viejo galpón donde funcionó alguna vez un taller
mecánico, y que Emilia Mazer refaccionó para convertirlo en un nuevo
espacio teatral, la actriz se siente, más allá de su apuesta televisiva,
seducida inexorablemente por el teatro. "Creo que puede estar por
explotar una bomba al lado mío y voy a buscar alguna salida. No hay
argumentos para decir que no se puede. Si en los campos de concentración
de Alemania se hizo teatro, quiere decir que en cualquier hueco hay una
esperanza. Si no hubiera podido abrir la sala, hacía esta obra en el
medio de un baldío o en una plaza. El teatro no nace ni de la comodidad,
ni del aburguesamiento, ni de una aceptación de las circunstancias. Surge
como un relámpago, un vómito, un estallido, como una forma de
combate", explica a Página/12. El próximo viernes se
estrenará en su sala teatral Juana, sacrificarás a tu hija
(basada en la vida de Juana de Arco), escrita, dirigida y protagonizada
por la actriz de "Por ese palpitar". "La obra se ensayó
durante 9 meses. El día que alquilé la sala coincidió con la fecha en
la que Juana liberó Orleans. La Juana que hago no tiene nada que ver con
la estatua de bronce que está frente al Louvre, en París", subraya.
--¿Qué es lo que más le atrajo de la vida de Juana de Arco?
--Me importa lo que representa en la historia de la humanidad. Es
un personaje arquetípico. Tantas veces se ha juzgado a los jóvenes por
tener ideas innovadoras y por intentar cambiar el mundo en el que vivían,
que quizás Juana de Arco es el exponente más claro de cómo la sociedad
termina aniquilando y convirtiendo en cenizas las posibilidades de cambio.
Por otro lado, me atrapó la fuerza de una mujer que fue capaz de llevar
adelante un ejército, coronar un rey y luchar por la libertad de su país.
Fue incomprendida y juzgada porque no podía entrar en la cabeza de la
sociedad de la época que una mujer haya realizado semejante empresa sin
ayuda de satán. Creo que lo que se aniquila es su espíritu innovador y
su feminidad. Tantas veces se ha representado a Juana de Arco como
masculinizada y en realidad ella se vistió de hombre para ser una más en
la guerra, lo que no la hacía hombre. --¿En Juana hay un paralelismo con la Argentina?
--Sí, tenemos casos similares. Juana es la historia de una
persecución política y en nuestro país hemos tenido persecuciones políticas,
religiosas y raciales. A Juana se la persigue por razones religiosas, que
en realidad encubren razones políticas. Así como contra Juana se tejió
una guerra ideológica, acá también se inventaron guerras, como la
"guerra sucia". Por eso no se me hace tan lejana Juana de Arco.
Que la humanidad haya avanzado en un montón de aspectos como el científico
no hace que estemos más cerca de la verdad. --¿Es la primera obra de
teatro que escribe?
--Tengo otras no estrenadas. Podría decir que es mi primera obra
acabada. Escribí algo sobre Frida Kahlo, pero como me enteré de que
Ricardo Halac me había ganado de mano en estrenar su versión, la dejé
en carpeta. Juana tiene 21 personajes, es más una obra de cámara. Tomé
fragmentos del proceso que le hicieron, que está escrito y a partir de
esos textos inventé situaciones durante la prisión, todas relacionadas
con lo que leí de ella, su personalidad y su descripción física. He
tratado de ser fiel en algunas cosas y absolutamente libre en cuanto a la
Juana que concebí. --¿Cómo se llevan la
actriz y la directora en un mismo proyecto?
--Un proceso creativo hace que uno se meta en todas las instancias
y cuando sentís las cosas en el corazón y te salen desde los ovarios no
sé si hay separación entre una cosa y otra. Lo que siento al dirigir es
que puedo explayarme en mi manera de ver las cosas, que cuando te sometés
al criterio de un director, te convertís en intérprete de ese director.
Ahora soy intérprete de lo que creo y siento y a veces me peleo entre un
rol y otro pero me siento plena, con una satisfacción infinita. Quizás
por ser actriz, la Juana de Arco que escribí se da el gusto de hacer de
todo. Después de que se bajaron dos actrices del proyecto, la única
persona en la que tuve confianza fue en mí. En esto aprendí de Juana:
llevar hasta las últimas circunstancias mi propio deseo. --¿Para hacer "Por
ese palpitar" adopta otro criterio?
--El programa surgió del inconformismo de tres actores que nos
reuníamos para ver qué podíamos hacer con la chatura de las
circunstancias en las que estábamos, y teníamos ganas de hacer televisión.
Me dio mucha seguridad que haya salido el programa, es como un guiño de
ojo: me hace creer que la realidad se puede transformar. También siento
que se me abrió una vía de expresión con el programa, la obra de teatro
y mi sala.
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