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"Mi Juana de Arco no será de bronce"

Antes del estreno de "Juana, sacrificarás a tu hija", Emilia Mazer habla sobre su triple condición de autora, directora y actriz.

Emilia Mazer está entusiasmada con la sala que abrió en el Abasto.


Por Silvina Friera

t.gif (862 bytes) En El Angel del Abasto, un viejo galpón donde funcionó alguna vez un taller mecánico, y que Emilia Mazer refaccionó para convertirlo en un nuevo espacio teatral, la actriz se siente, más allá de su apuesta televisiva, seducida inexorablemente por el teatro. "Creo que puede estar por explotar una bomba al lado mío y voy a buscar alguna salida. No hay argumentos para decir que no se puede. Si en los campos de concentración de Alemania se hizo teatro, quiere decir que en cualquier hueco hay una esperanza. Si no hubiera podido abrir la sala, hacía esta obra en el medio de un baldío o en una plaza. El teatro no nace ni de la comodidad, ni del aburguesamiento, ni de una aceptación de las circunstancias. Surge como un relámpago, un vómito, un estallido, como una forma de combate", explica a Página/12. El próximo viernes se estrenará en su sala teatral Juana, sacrificarás a tu hija (basada en la vida de Juana de Arco), escrita, dirigida y protagonizada por la actriz de "Por ese palpitar". "La obra se ensayó durante 9 meses. El día que alquilé la sala coincidió con la fecha en la que Juana liberó Orleans. La Juana que hago no tiene nada que ver con la estatua de bronce que está frente al Louvre, en París", subraya.

  --¿Qué es lo que más le atrajo de la vida de Juana de Arco?

  --Me importa lo que representa en la historia de la humanidad. Es un personaje arquetípico. Tantas veces se ha juzgado a los jóvenes por tener ideas innovadoras y por intentar cambiar el mundo en el que vivían, que quizás Juana de Arco es el exponente más claro de cómo la sociedad termina aniquilando y convirtiendo en cenizas las posibilidades de cambio. Por otro lado, me atrapó la fuerza de una mujer que fue capaz de llevar adelante un ejército, coronar un rey y luchar por la libertad de su país. Fue incomprendida y juzgada porque no podía entrar en la cabeza de la sociedad de la época que una mujer haya realizado semejante empresa sin ayuda de satán. Creo que lo que se aniquila es su espíritu innovador y su feminidad. Tantas veces se ha representado a Juana de Arco como masculinizada y en realidad ella se vistió de hombre para ser una más en la guerra, lo que no la hacía hombre.

  --¿En Juana hay un paralelismo con la Argentina?

  --Sí, tenemos casos similares. Juana es la historia de una persecución política y en nuestro país hemos tenido persecuciones políticas, religiosas y raciales. A Juana se la persigue por razones religiosas, que en realidad encubren razones políticas. Así como contra Juana se tejió una guerra ideológica, acá también se inventaron guerras, como la "guerra sucia". Por eso no se me hace tan lejana Juana de Arco. Que la humanidad haya avanzado en un montón de aspectos como el científico no hace que estemos más cerca de la verdad.

  --¿Es la primera obra de teatro que escribe?

  --Tengo otras no estrenadas. Podría decir que es mi primera obra acabada. Escribí algo sobre Frida Kahlo, pero como me enteré de que Ricardo Halac me había ganado de mano en estrenar su versión, la dejé en carpeta. Juana tiene 21 personajes, es más una obra de cámara. Tomé fragmentos del proceso que le hicieron, que está escrito y a partir de esos textos inventé situaciones durante la prisión, todas relacionadas con lo que leí de ella, su personalidad y su descripción física. He tratado de ser fiel en algunas cosas y absolutamente libre en cuanto a la Juana que concebí.

  --¿Cómo se llevan la actriz y la directora en un mismo proyecto?

  --Un proceso creativo hace que uno se meta en todas las instancias y cuando sentís las cosas en el corazón y te salen desde los ovarios no sé si hay separación entre una cosa y otra. Lo que siento al dirigir es que puedo explayarme en mi manera de ver las cosas, que cuando te sometés al criterio de un director, te convertís en intérprete de ese director. Ahora soy intérprete de lo que creo y siento y a veces me peleo entre un rol y otro pero me siento plena, con una satisfacción infinita. Quizás por ser actriz, la Juana de Arco que escribí se da el gusto de hacer de todo. Después de que se bajaron dos actrices del proyecto, la única persona en la que tuve confianza fue en mí. En esto aprendí de Juana: llevar hasta las últimas circunstancias mi propio deseo.

  --¿Para hacer "Por ese palpitar" adopta otro criterio?

  --El programa surgió del inconformismo de tres actores que nos reuníamos para ver qué podíamos hacer con la chatura de las circunstancias en las que estábamos, y teníamos ganas de hacer televisión. Me dio mucha seguridad que haya salido el programa, es como un guiño de ojo: me hace creer que la realidad se puede transformar. También siento que se me abrió una vía de expresión con el programa, la obra de teatro y mi sala.

 

  --¿Cómo surgió El ángel del Abasto?

  --Quería tener mi espacio para hacer las cosas que me gustan y que muchas veces te traen demasiadas dificultades, como por ejemplo, conseguir el dinero, o una sala o el horario que valga la pena. Necesitaba mi propia sala para expresarme y que va a servir para otra gente, para darme el gusto de traer otros espectáculos. Esto era un sueño, un deseo muy fuerte. Para mi éxito significa hacer lo que uno quiere. No es fácil abrir una sala en Buenos Aires, porque hay poco apoyo institucional. O te resignás a las circunstancias u optás por seguir adelante, y si optás por seguir adelante, no te queda otra que empezar a inventar cosas. Yo siempre elegí esto último, porque más allá de todo, es mi postura ante la vida.

 

 

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