El más prominente magnate de Rusia, Boris Berezovsky, anunció ayer que piensa renunciar al Parlamento como protesta por las �autoritarias� tendencias del gobierno de Vladimir Putin. Más tarde resultó que existía otro motivo adicional para que tomara esa decisión, cuando admitió que podría ser el próximo blanco en la lucha del gobierno para combatir la corrupción. El motivo real, creen los observadores, sólo se sabrá con el tiempo.
Berezovsky, quien alguna vez fue un matemático pobre, se transformó en un multimillonario en la década de 1990 y pronto fue el más sospechoso de los nuevos oligarcas rusos �los empresarios bien conectados que hicieron su fortuna comprando bienes del Estado por monedas durante el caótico período post soviético�. La semana pasada, el gobierno comenzó a encausar a algunas de las figuras empresarias más poderosas del país, y el presidente advirtió que no tolerará que grupos empresariales �sombríos� operen en la economía. Como miembro del Parlamento, Berezovsky, en teoría, goza de inmunidad, pero ayer él describió esta garantía como sin valor, y añadió que había decidido renunciar a su inmunidad parlamentaria de todas maneras, para poder estar en �pie de igualdad� con aquellos empresarios que ya habían sido acusados.
En una demostración de que sus cálidas relaciones con el Kremlin se han enfriado desde que Putin fue nombrado presidente, Berezovsky dijo que pensaba que de última, todos los oligarcas se verían afectados por la corriente, que él llamó �una campaña orquestada a destruir las mayores empresas independientes�. Llamó a una amnistía, sosteniendo que, cualquier involucrado recientemente en negocios en Rusia debe en algún momento haber actuado ilegalmente, dadas las caóticas leyes que gobiernan las transacciones comerciales. �Sólo la gente que estuvo dormida durante los últimos 10 años evitó voluntaria o involuntariamente romper la ley�, dijo. Berezovsky estuvo íntimamente asociado con el predecesor de Putin, Boris Yeltsin, y durante años sirvió como pieza clave del grupo de consejeros en la sombra que ejercía una enorme influencia sobre el presidente. 
Frecuentemente se jactó del rol que jugó en asegurar la rápida escalada de Putin al poder, al asegurar una cobertura positiva en los canales de televisión que controla. Pero en las últimas semanas su relación con el presidente pareció tensa. Criticó con vehemencia el programa político de Putin de reclamar el poder sobre los líderes regionales, lo que significa acabar con el federalismo. Putin repetidamente sostuvo que el fortalecer el Estado ruso es esencial para el desarrollo; Berezovsky respondió ayer al declarar que él no quería tomar parte en �el desmantelamiento de Rusia y la imposición de un gobierno autoritario�.

PRINCIPAL