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Tantas horas en vela parecen confundir el desarrollo de la cumbre de Camp David en sus últimas horas y borrar los límites entre los días. Durante la jornada de ayer, las versiones sobre los resultados de los encuentros que mantuvo el presidente Bill Clinton con el líder palestino Yasser Arafat y el premier israelí Ehud Barak (por separado) cambiaron continuamente, desde un optimismo que rozó la exageración hasta un pesimismo que prometía más de un portazo. La sucesión y superposición de rumores sobre las marchas y contramarchas contó además con las infaltables especulaciones sobre el futuro de la cumbre si es que Clinton finalmente abandona hoy por la mañana �como confirmó ayer� el lugar del encuentro para partir a la reunión del Grupo de los Ocho (G-8, las siete potencias industriales más Rusia) en la ciudad japonesa de Okinawa. Si hubiese que pasar en limpio los resultados de ayer en Camp David, lo único que quedaría claro es que las conversaciones giraron invariablemente sobre el futuro de Jerusalén. Tanto por el lado palestino como por el israelí, los comentarios de los respectivos funcionarios desde la residencia del estado norteamericano de Maryland encontraron su foco en las aparentes negativas y concesiones que los dos líderes de Medio Oriente realizaron en relación a la Ciudad Santa que reclaman como propia. Las versiones de la radio israelí señalaban un posible acercamiento de las partes gracias a una supuesta propuesta de Barak para ceder a la Autoridad Palestina el control del 95 por ciento de Cisjordania y la administración de barrios árabes situados en Jerusalén Este a cambio de que Israel extienda su soberanía a las colonias judías situadas en la periferia de la ciudad. Pero el diario israelí Haaretz citó otras fuentes asegurando que Arafat había rechazado ese �ofrecimiento� y cualquier otro tipo de compromiso sobre Jerusalén que no haga referencia a los reclamos palestinos de soberanía sobre la parte oriental (donde pretenden establecer la capital del Estado palestino). �La cumbre está estancada y la delegación palestina se apresta a partir. Las negociaciones tropezaron con la cuestión de Jerusalén; los israelíes sólo nos proponen poderes administrativos�, explicó un funcionario palestino que pidió el anonimato. En Israel, las voces oficiales también iban en contra de un posible avance. �La línea roja para Barak es Jerusalén�, señaló el secretario de gobierno israelí Isaac Herzog. Eldad Yaniv, consejero jurídico de Barak, coincidió en que �la única certeza es que el primer ministro no cederá sobre las líneas rojas (los puntos no negociables) que se fijó, y que sigue sin haber garantías de que concluya un acuerdo�. La filtración de información desde el lado palestino también indicaba que un acuerdo real, y no de mero compromiso, aún está lejos. El responsable palestino encargado del tema Jerusalén y miembro ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Fayzal Husseini, reafirmó a la CNN que �todo Jerusalén Este deberá estar bajo la soberanía palestina y no solamente bajo control palestino�. En ese sentido, confirmó que las negociaciones en Camp David habían alcanzado un �punto crítico� en torno de este asunto. En medio de tantas dificultades para realizar algún tipo de avance, la Casa Blanca intentaba mantener la sensación de urgencia al insistir en que el presidente Bill Clinton no suspenderá ni retrasará su viaje a Japón, y que era necesario llegar a un acuerdo antes de su partida, sobre todo teniendo en cuenta que la delegación palestina advirtió que no permanecerá en Camp David más allá de hoy. Sin embargo, funcionarios israelíes señalaron que la fecha límite norteamericana no era más que un truco de presión, y que Clinton podría posponer su partida si el acuerdo parece cercano. Por lo pronto �y a pesar de la falta de señales de progreso�, la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, canceló un viaje oficial a Londres para permanecer en Camp David, y la partida del avión de prensa que acompañará a Clinton, prevista para anoche, fue aplazada para esta mañana. Sin embargo, el vocero de la Casa Blanca, Joe Lockhart, negóque Clinton fuese a hacer lo mismo con el encuentro del G-8 y enviase en su lugar al vicepresidente Al Gore. De todos modos, con el avión presidencial listo para despegar, a última hora de ayer no había señales de que se pudiera alcanzar un acuerdo global. El vocero del Parlamento israelí, Abraham Burg, confirmó que habló telefónicamente con Ehud Barak y que no lo encontró �particularmente optimista� sobre las posibilidades de éxito de la cumbre. Y Joe Lockhart reconoció que �los temas que figuran en la mesa de negociaciones son los más difíciles, a los que Clinton jamás se ha enfrentado en una negociación. Las espadas aún están en alto�.
TREINTA AÑOS DE OCUPACION NO LOGRARON LA UNIFICACION DE LA CIUDAD El País de Madrid El este de Jerusalén �Al Qods� es una ciudad inequívocamente palestina. El gobierno israelí no ha conseguido, después de más de treinta años de ocupación, unificar la Ciudad Santa. Las huellas árabes de esta parte de la metrópoli son tan patentes como los avances de la administración de Yasser Arafat, que en los últimos tiempos ha conseguido filtrarse en el tejido urbano y social de la zona oriental de la ciudad, llenando el vacío provocado por el abandono y la desidia de la gestión municipal israelí. Es como si esta parte de Jerusalén estuviera preparándose para convertirse en la capital del futuro Estado de Palestina.
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