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Gran partido de Paraguay, que dominó el trámite una hora, controló a Brasil y sólo perdió el rumbo en un lapso del segundo tiempo para recuperarse al final y ganar con justicia. Brasil perdió el invicto, quedó cuarto con 8 puntos, y Paraguay lo pasó, con uno más. El primer tiempo de Brasil fue de lo peor que se le ha visto en mucho tiempo. El cauteloso Luxemburgo planteó un esquema que no sólo fue mezquino sino absolutamente fallido. Con un solo teórico delantero �França� y Rivaldo junto a Djalminha encargados de generar juego en el medio, apenas delante de una convención de volantes ineficaces �Sampaio, Conceiçao, Ze Roberto�, Brasil no consiguió generar una sola situación de riesgo al tranquilo Chilavert. Y, lo que es más curioso si cabe, tampoco dispuso de la pelota. Enfrente, Paraguay jugó bien. Firmes los cuatro de atrás, con Gavilán y Paredes yendo y viniendo por los costados, Enciso marcando y Acuña en la conducción. Se tiraba unos metros atrás Santa Cruz y le ganaba las espaldas a los volantes brasileños, complicando a los centrales. Arriba, el peleador Cardozo. Con eso, casi convierte a los cinco; y del corner derivado de un cierre de apuro vino el centro y Paredes cabeceó solo. 1-0 y siguió mejor Paraguay. Para colmo, algo después de la media hora se fue Cafú por llegar tarde y pegar arriba. Brasil terminó de desdibujarse y aunque Paraguay lo respetó mucho y no lo acosó, hubo que esperar hasta el minuto final para que Rivaldo colocara un tiro libre bastante lejos del palo. Eso fue todo. El segundo arrancó igual y a los diez minutos, después de casi veinte toques con ole coreado, Paraguay terminó una gran maniobra de ataque con remate de Sarabia que sacó apenas Dida. Era golazo e historia. Brasil, mientras, nada. Pero a partir de allí, el partido cambiaría. Así, después de los quince, con la entrada de Marques y Vampeta y un poco más de decisión, los de Luxemburgo arrimaron: primero un tiro libre de Rivaldo que congeló a todo el mundo y después cabezazo apenas arriba del mismo flaco. A esa altura, pasada la mitad del período, ya Paraguay esperaba y Brasil iba. Y casi empata primero Marques y a la media hora una avivada de Roberto Carlos terminó en centro que Rivaldo convirtió en palomita cambiando el palo. Y estaba bien. Pero el partido guardaba otra vuelta de tuerca. Faltaban seis y un pelotazo profundo de Chilavert, peinado (o no) por Cardozo, terminó en el borde del área rival. Campos primereó a los zagueros, la acomodó para el derechazo y de sobrepique hizo el hermoso gol de la victoria paraguaya. Después, toda la fiesta.
SIN JUGAR BIEN, URUGUAY GANO BIEN
Con una pálida tarea, Uruguay derrotó 3-1 a Venezuela y se afirmó en la lucha por un lugar para el Mundial del 2002, aunque lo único que se puede rescatar de la victoria del equipo de Daniel Passarella es que se llevó los tres puntos.
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