Por Verónica Abdala
�Asociar el dibujo a la banalización o tergiversación simplificadora de contenidos originales más complejos �y por lo tanto descalificarlo� es un lugar común biempensante. La presencia de ilustraciones resulta de esas lecturas como una concesión a la facilidad, una simplificación subestimadora�, reflexiona el escritor y periodista Juan Sasturain. ��Con dibujitos es más accesible� o �resulta más atractivo� suelen ser el comienzo de razonamientos que conducen sin dudas al transitado desvío de la tontería.� Esa idea es esencial, en su modo de ver, para comprender la manera en que los dibujos se combinan con el texto escrito en una colección de libros documentales ilustrados, como la que en Argentina publica desde 1995 editorial Errepar.
En los libros de la serie �Para principiantes�, las obras de ilustres ilustradores, en algunos casos, y de ignotos dibujantes, en otros, complementan los relatos de un modo creativo, y se presentan como las interpretaciones que de esos textos hacen los artistas. Esas imágenes, fruto del trabajo de dibujantes como el estadounidense Robert Crumb, los argentinos Luis Scafati, Miguel Rep, Delia Cancela y Oscar Zárate, los franceses Alain Korkos, Sanset y Patrick Boussignac, los británicos Michel McGuinness, Carl Flint y Judy Groves y el mexicano Rius, entre muchos otros, son los que conforman la muestra que se inaugurará hoy a las 20 en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930). La exposición permanecerá abierta al público, a partir de hoy y hasta el domingo 13 de agosto, de martes a viernes de 14 a 21 y los sábados y domingos de 10 a 21. La entrada es gratuita.
En opinión de Sasturain, que estuvo a cargo de la selección de ilustraciones, �la mayoría de los libros de esta serie son excelentes manuales introductorios, funcionales y estimulantes, que iluminan, despliegan e invitan a conocer con la medida honestidad profesional de una guía del Louvre, un bibliotecario responsable hasta la obsesión o un arraigado guardaparques.� Aunque algunos de ellos, subraya, sobresalen en relación con el resto. El que ilustró Crumb, dedicado a repasar las claves de la vida y la obra del escritor checo Franz Kafka, es uno de ellos. �Es una verdadera obrita maestra�, define. �Nadie que entre al mundo del checo de la mano del dibujante estadounidense quedará inmune de una feliz contaminación.�
Entre las obras de los argentinos, se destacan las de Scafati �que ilustró el volumen dedicado a Herman Hesse�, Rep (quien reinventó los universos de tres grandes de las letras, Jorge Luis Borges, Charles Bukowski y Jack Kerouac, en el volumen escrito por su hermano, Jorge Repiso, que será presentado en el acto de inauguración de la exposición) y Oscar Zárate, a cargo de los libros de Sigmund Freud, Maquiavelo, Stephen Hawking y Melanie Klein. Cabe destacar, también, el trabajo que concretó Cancela en Lorca para principiantes.
Los recursos que utilizaron los artistas para ilustrar los libros de la serie son de lo más diversos, explica Sasturain. Mientras Groves optó por el collage para darles forma a las revolucionarias ideas que impuso Levi Strauss en el campo de la antropología, o a las de Jaques Lacan, que refundaron el psicoanálisis, otro británico, R. Palmer, eligió la �irreverencia� de unas líneas pretendidamente desprolijas para el volumen dedicado a Sartre. El trazo típicamente caricaturesco es el que en cambio prefirió Paul Gordon para su visión de Chomsky. Kathryn Hyatt, entretanto, utilizó la viñeta historietística clásica para enmarcar la vida de la blonda Marilyn, y lo mismo hizo Korkos, en algunos de los pasajes de Camus. Otros de los mejores dibujos que se verán en esta muestra son los de Flint (Joyce), McGuinness (Jung) y Sauset y Boussignac (Nietzsche).
�La seducción, en estos libros, funciona por carácter transitivo�, opina Sasturain. �Un autor o un pensamiento seducen al dibujante (Kafka a Crumb, Hesse a Scafati, Klein a Zárate) y el resultado, dibujo mediante, seduceal lector, que quiere simultáneamente saber (gozar) más del autor y del dibujante�. Quienes en las próximas semanas visiten la muestra comprobarán que la mayor parte se estas obras talladas en tinta resignifican las imagen que arrastran, históricamente, muchos de los retratados. Acaso porque, como decía Aristóteles, la verdadera finalidad del arte no es reproducir apariencias, sino dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, de las historias y de las personas.
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