Por J.N. y F.C.
 Sin soslayar el impacto de la noticia, en la Casa Rosada aseguraban que el Gobierno había logrado esquivar, por ahora, buena parte del costo político del aumento de la desocupación. Mencionaban como un triunfo la actitud del peronismo, que no sobreactuó la crítica, y las declaraciones de economistas como Guillermo Calvo, que coincidieron con la explicación oficial de que la desocupación es herencia de la gestión menemista. Desde luego, esto no significa que la Alianza no haya vivido el anuncio como la peor noticia en varios meses. Por eso, el Gobierno encargará la semana que viene varias encuestas que permitan medir el malestar generado por la difusión del crecimiento de la desocupación.
Ayer, las declaraciones oficiales fueron escasas. �Es consecuencia de la caída de la construcción y de la reducción de los planes Trabajar. Tenemos que trabajar con confianza, porque lo que hemos avanzado en estos seis meses revela que el país tiene su capacidad intacta. Tenemos absoluta confianza en que va a bajar en octubre, porque los síntomas de recuperación son positivos�, dijo De la Rúa.
Otro de los funcionarios que se atrevió a hablar del tema fue el viceministro de Trabajo, Jorge Sappia. Famoso por decir muchas veces lo que otros callan, Sappia aseguró ayer que �el panorama no es fácil. El país no está bien y hay todavía mucho por andar. La cifra es demasiado preocupante y causó mucho dolor�.
Más allá de las declaraciones, lo cierto es que cerca de De la Rúa decían que la estrategia adoptada para la difusión del índice �ir anunciándolo de a poco� dio resultado. �Evitamos el efecto de shock que se podría haber generado si la cifra se anunciaba de golpe�, señalaban. Dentro de esta estrategia se incluyen también los anuncios de diferentes planes. Al lanzamiento del Plan Solidaridad de Graciela Fernández Meijide y el de Viviendas de Nicolás Gallo se sumará la semana que viene el Plan Nacional de Empleo que Alberto Flamarique terminará de cerrar en estos días.
En el Gobierno aseguraban que el resultado fue positivo, ya que permitió diluir el inevitable costo político de la noticia. Como ejemplo mencionaban la actitud del justicialismo que �con matices� no sobreactuó las críticas a la Alianza. �Es que los peronistas más importantes son los gobernadores, y el desempleo en las provincias fue muy alto. La única excepción fue Córdoba�, sostenían en el Gobierno.
Mientras monitoreaban los comentarios de los periodistas de radio y televisión, cerca de De la Rúa aseguraban que el Presidente estaba conforme con las declaraciones de los economistas. Subrayaban las de Guillermo Calvo, uno de los principales impulsores de la dolarización, quien sostuvo ayer que �la variable desempleo mira hacia atrás, es un número que refleja lo que pasó, no lo que va a pasar�. Y las de Wayne Angell, ex gobernador de la Reserva Federal de Estados Unidos, que calificó de �noticia vieja� al nuevo índice.
Naturalmente, esto no significa que el Gobierno no compute los costos políticos de la noticia, que vino a complicar cierto clima de optimismo generado en los últimos días, luego de que se conociera la mejora de algunos indicadores económicos. Para conocer con más exactitud el malhumor que provocó el anuncio, el Gobierno encargará la semana que viene un sondeo en el que intentarán averiguar cuál fue el impacto de la noticia, a quién se le atribuye la responsabilidad política y cuál es el grado de esperanza a futuro.
ALGUNAS CARAS DE LA HIPERDESOCUPACION RECORD
Mucha resignación e ironía
En la calle, todo sigue igual. Con los rostros duros por el frío y los avisos clasificados bajo el brazo, cientos de personas sin empleo repitieron ayer el ritual de cada mañana: formaron fila y esperaron que cambiara la suerte. Justo el mismo día en que el Gobierno anunció el aumento de la tasa de desempleo al 15,4 por ciento. Página/12 recorrió la ciudad y consultó a un grupo de mujeres que había respondido a un aviso clasificado que solicitaba �Empleada administrativa para Estudio Contable, con buen manejo de PC�. Mientras esperaban la entrevista laboral, respondieron con resignación e ironía cuando este diario les comentó los nuevos números de la desocupación en la Argentina.
u Silvia 36 años, rosarina, actualmente vive en el barrio de Belgrano: �Hace más de un año que estoy buscando trabajo administrativo-contable. Hasta el �97 tuve un trabajo bueno: trabajaba en una empresa de transportes, estaba efectiva, tenía obra social y estaba bien. Desde entonces sólo tuve trabajos temporarios, por contrato. Yo soy separada, no tengo hijos. Me está manteniendo una prima que tengo acá en Buenos Aires. Porque soy de Rosario (N. de R.: en esa ciudad el desempleo aumentó en un año 3.6 por ciento) y allá no conseguía nada, hace un año y medio me vine para acá con la esperanza de tener un buen empleo. En el último estudio contable en el que estuve, hace más o menos un mes, habíamos arreglado cuatrocientos pesos por seis horas de trabajo. Me tuvieron quince días aprendiendo y a la contadora se ve que no le gusté. Lo único que me dio fueron cincuenta pesos por quince días. No sé a quién recurrir. Estamos desprotegidos, nadie nos ampara en este tema�.
u Natalia, 23 años, estudiante de Ciencias Económicas, Caseros, provincia de Buenos Aires: �Hace nueve meses que estoy buscando mi primer empleo. Me quedan seis materias para recibirme. De vez en cuando me agarran bajones porque yo me preparé para algo, estudié, y no consigo nada. Los índices que dicen que cada vez hay más desempleo se comprueban cuando salís a la calle. Ahí te encontrás con la dura realidad: hacés colas infinitas pero si no te quedás, podés perder la oportunidad. A veces estás cinco horas en una cola, llegás a la entrevista y te dicen `te vamos a llamar�. Y nunca más te llaman. En algunos casos, estar en la Universidad facilita la búsqueda de empleo, pero en otros no. Si sigo sin conseguir nada, saco el pasaporte y me voy a cualquier lado. A Italia, a España, pero me voy�.
u Margarita, 26 años, sanjuanina, profesora de Inglés, estudiante de Informática: �Llegué a Buenos Aires hace un mes a buscar empleo. Pero no pasa nada. Allá (en San Juan) todo es chiquito, no son muchos los lugares adonde se puede ir. Hay pocos avisos y cuando vas hay colas inmensas, te dicen `te llamo� y después no pasa nada. En San Juan estuve seis años trabajando en una empresa en la parte administrativa. Renuncié por la facultad, pero me vi en la necesidad de buscar otro trabajo para seguir estudiando. Acá (en Buenos Aires) tal vez me está pasando lo mismo. Tomo el diario y como es tan grande veo más trabajo. Pero estamos en la misma. En una de esas tengo suerte�.
u Gladys, 28 años, Boulogne, provincia de Buenos Aires: �En mi caso particular, la situación no es tan mala. Pero realmente es difícil para toda la gente. Hace dos semanas que estoy buscando empleo. Estoy buscando otro porque quiero progresar. Yo puedo estar tranquila pero como están las cosas acá, no se sabe cuándo va a cambiar�.
Informe: Martín Piqué.
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