Por Rocío Ayuso
Desde Los Angeles
Una película biográfica, tres libros y una serie de dibujos animados sobre la vida y milagros de esos comediantes maestros de la anarquía que fueron los hermanos Marx pretenden saciar la sequía que durante años ha rodeado su inmensa popularidad. Como aseguran los guionistas Scott Alexander y Larry Karaszewski (los mismos de Ed Wood, Larry Flint y El mundo de Andy), la idea es dar a conocer a los hermanos Marx entre las nuevas generaciones, recordar algunos de los chistes que los convirtieron en historia y mostrar unas vidas que, fuera de la pantalla, eran aún más tumultuosas que la popular escena del camarote de Una noche en la ópera. Mientras llega el filme, tres nuevos libros se encargan de mantener vivo el interés por el humor de los hermanos Marx. Dos de ellos, Groucho. The Life and Times of Julius Henry Marx y The Essential Groucho. Writtings by, for and about Groucho Marx, están centrados en el más popular de los hermanos y escritos por el mismo autor, Stefan Kanfer. El tercero, Monkey business. The Lives and Legends of the Marx Brothers: Groucho, Chico, Harpo, Zeppo with added Gummo, escrito por Simon Louvish, prefiere centrarse en todos los hijos de la familia judío-alemana criada en la parte más pobre de Manhattan que, gracias a la insistencia de su madre, Minnie, dejaron la escuela para convertirse en los reyes del vodevil.
Cada volumen, a su manera, recuerda las leyendas que rodean a los hermanos Marx, como su bautismo artístico, fruto de una partida de póquer durante la que Leonard se convirtió en Chico; Adolph en Harpo, y Julius pasaría para siempre a ser Groucho. También estaban Milton y Herbert. Otra anécdota popular sobre estos cómicos recogida en los libros es el nacimiento del bigote pintado de Groucho, fruto de las prisas el día que nació su primer hijo.
Mientras Hollywood les devuelve la honra a sus mejores cómicos, la pregunta es por qué han tardado tanto en realizar un filme que en una década de revivals y nuevas versiones de clásicos suena como una idea de lo más obvia. �Una vez nos ofrecieron hacer una película pero no era divertida así que no tenía mucho sentido y no les dimos la autorización�, recuerda Susan Marx, la viuda de Harpo. A sus 91 años, Susan es una de las muchas herederas de los bienes de los hermanos Marx, de los que también dependen los derechos de imagen de estos cómicos.
�Nunca ha existido una sola persona encargada de todo. Son tres grupos de herederos y eso complica las cosas�, asegura Bill Marx, hijo de Harpo. Muchos y mal avenidos, como demuestra otro de los proyectos sobre Groucho, Chico y Harpo, una serie de dibujos animados basada en sus rutinas cómicas que se encuentra parada mientras se resuelve una denuncia presentada por los herederos de Chico y Harpo contra Groucho Marx Productions, que también podría llegar a afectar al desarrollo de la película de Alexander y Karaszewski.
Mientras los herederos discuten su parte de esta nueva moda, al otro lado de Hollywood otra pelea se empieza a debatir con la pregunta de quiénes serán los elegidos para devolver la vida a los tres cómicos. Robin Williams ya ha expresado su interés en hacer de Harpo y Kevin Kline y Martin Short son algunos otros nombres barajados aunque todos parecen saber que esos tres pares de zapatos nunca podrán volver a ser llenados.
EL JUEZ QUE NO IRA A JUICIO
La censura sin castigo
La comisión de acusación del Consejo de la Magistratura aconsejó que se �desestime� el pedido de remoción del juez que evitó que se emitiera por televisión el film La última tentación de Cristo. De esa manera no se someterá al �jury de enjuiciamiento� al juez en lo civil y comercial federal Edmundo Carbone, quien el 17 de setiembre de 1996 dispuso que la señal de cable Space no emitiera el film de Martin Scorsese, por considerar que implicaba una �profanación a la fe católicA". La recomendación lleva las firmas de Melchor Cruchaga, Miguel Pichetto, Juan Gersenobitz, Pablo Fernández y María Leila Chaya, miembros de esa comisión del organismo creado por la reforma constitucional de 1994
Los consejeros afirmaron que los integrantes se encontraron �ante una de esas zonas grises en que aparece como irrazonable formular una acusación�, aunque admitieron �la gravedad como antecedente�, contrario a normas constitucionales y tratados internacionales. El film, original de 1989, no fie estrenado en los cines argentinos.
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