La chica salía con el hijo de un ex diputado y una jueza, que ahora está entre los sospechados. En Perú, una radio organizó una colecta para que un familiar viaje a recuperar el cuerpo.
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Por Alejandra Dandan Un escándalo sacude a la clase política platense. El crimen de una
estudiante peruana rozó esta semana al hijo de un ex diputado
justicialista, el abogado penalista Eduardo Budiño. La chica, Maribel
Reyes, apareció muerta en su pensión del barrio Hipódromo. Tenía
signos de estrangulamiento, para los peritos hay rastros de un crimen
pasional. Hacía tres meses salía con Juan Budiño y fue su nombre el
invocado entre los primeros testigos. De acuerdo con sus declaraciones,
había sido el último en visitar a Maribel el sábado a la noche. Pero
entre los sospechosos ahora también aparecen dos correntinos compañeros
de pensión del barrio Hipódromo. En tanto, la familia de Maribel está
lejos: desde Lima empujan una colecta para poder recuperar su cuerpo.
Maribel, de 29 años, salió hace cinco años de Barranca, un
pueblo cercano a Lima. Trabajaba como empleada doméstica aunque llegó a
La Plata para estudiar inglés. Siempre lo contaba así, quería estudiar
y trabajar en el país durante un tiempo y después seguir hacia Estados
Unidos. "Ahí tenía una amiga que la esperaba", le contó a Página/12
una de sus hermanas que ahora trabaja "desesperadamente para traer el
cuerpo de Maribel a los suyos". Su localidad no tiene más de cien
mil habitantes. La radio local ha lanzado en estos días una campaña con
la que lograron reunir dos mil dólares para uno de los pasajes a Buenos
Aires. Ese dinero se recogió de a monedas entre las colas armadas por la
gente frente a la casa de los Reyes.
Fue en La Plata donde Maribel Roxana Reyes Landauro conoció a
Juan. En casa de los Budiño una de sus amigas trabajaba de mucama. Ella
los presentó y hasta el domingo nadie sabía que en los últimos tres
meses, Juan alternaba sus cursos de universitario en derecho con visitas a
la pensión del Hipódromo. La pensión es una vieja casa de la calle 118,
Maribel había llegado allí buscando compartir el alquiler con dos
personas. Lograba sostenerse con dos trabajos, en unos meses dejaría la
pensión para vivir sola, contaron algunos de sus amigos al diario El Día.
Para sus amigos, Maribel no estaba de novia: "Era apenas una relación
--contó uno de ellos--, se conocieron en marzo".
Maribel murió el sábado, según las pericias entre las tres y
cuatro de la mañana. Esa noche Juan Budiño estuvo en su casa. El
muchacho tiene 25 y, aunque en estos años ha logrado aprobar una sola
materia de derecho, cuenta con buena orientación familiar. Su padre fue
diputado nacional por el PJ entre el '87 y el '91; María de Budiño --su
mamá-- es jueza de un tribunal de familia platense y su hermana es
empleada de una de las siete fiscalías platenses.
Durante los tres primeros días después del crimen, Juan no
apareció por la pensión. Su aparición pública recién ocurrió el miércoles.
Se presentó a dar testimonio en forma espontánea el mismo día en que la
fiscalía conducida por Antonio Raimundi iba a ordenar su presentación.
Budiño hijo habló allí de la noche del 15 de julio. Confirmó su
visita a la pensión de Maribel, pero sólo estuvo allí --dijo-- hasta
las 23.30. Salió después con un amigo en su VW Gol hacia Block, una de
las discos vecinas. "Hay cinco minutos de viaje entre la pensión y
la disco, es perfectamente posible que haya ido más tarde", dijo a Página/12
José Améndola, defensor de la familia Reyes.
En su declaración, Juan Budiño dio un dato que ayer comenzó a
aliviar su situación. Habló de uno de los ocupantes de la pensión,
correntino y "carnicero, buen conocedor del manejo de un
cuchillo". Se refería a Alejandro Cantero. Vive en la misma casa de
Maribel. Más tarde explicó que el sábado volvió a la pensión cerca de
las cuatro de la mañana. Su hermano Víctor y su cuñada dormían con el
televisor prendido. Con la entrada, Víctor se despertó y le aconsejó
dejar la puerta de calle abierta "para cuando Maribel vuelva del
baile".
LA
ODISEA DE UNA FAMILIA PLATENSE EN BARILOCHE
Arrinconados contra un paredón de rocas frente a la orilla del lago
Nahuel Huapi, con viento y agua nieve, una familia platense de vacaciones
en Bariloche pasó la noche en el bosque, luego de que un agradable paseo
agreste se transformara en un camino sin retorno. Cuando advirtieron que
estaban perdidos, el bosque se cerraba detrás de ellos como una muralla,
la noche se les vino encima y el sendero de regreso se perdió entre las
tinieblas. Pero el matrimonio Reimborini y su hijo de 10 años resistieron
cada una de las horas de frío y heladas manteniéndose juntos para
conservar el calor corporal.
La odisea empezó cuando la familia Reimborini, el miércoles
pasado, estacionó su BMW en Puerto Pañuelo, frente al famoso hotel
internacional. Reinaldo,
su esposa Laura y su hijo Emiliano de 10 años, recorrían el bosque
municipal, y se sorprendían con la vegetación. Pero la alegría de la
excursión duró poco: a las pocas horas, todos los árboles eran iguales,
las cañas colihues estaban por todos lados y ninguno supo acertar el
sendero de regreso.
Cuando la noche cayó, el improvisado grupo explorador apareció
frente a una playa del lago Nahuel Huapi. Se refugiaron donde pudieron,
tras un paredón de rocas y esperaron.
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