Por Horacio Bernades
 Martín tiene unos veinte años, trabaja como operador en un estudio de grabación, concurre a un taller literario y, cuando la suerte ayuda, puede llegar a salir con alguna chica. Finalmente descubrirá que lo suyo tal vez sea el rockabilly, aquel rock primigenio de los años 50. O no, nunca se sabe. Ese es, más o menos, el hilo de Rockabilly, que tiene la curiosidad de ser un largometraje argentino íntegramente rodado en video y se presentará en el Centro Rojas (Corrientes al 2000), el próximo lunes y el siguiente, ambos días a las diez de la noche.
Hay unos cuantos nombres conocidos, delante y detrás de cámaras. Aunque más vinculados, al menos hasta ahora, con la televisión que con el cine. Empezando por su director, Sebastián de Caro, que tiene 24 años y debuta en estas lides, luego de haber asomado como actor en �Montaña rusa�, aquel programa que convirtió en figuras mediáticas a Nancy Dupláa, Gastón Pauls et al. Después de �Montaña rusa�, De Caro (sobrino nieto de ese monumento tanguero llamado Julio de Caro), estudió cine, tuvo un programa de cable y otro en radio. Este último, dedicado al tema de la pornografía y llamado �A ver esas palmas�. Compinche del también montañarrusista Esteban Prol, ambos tuvieron dos ideas: 1) rodar un largo; 2) fundar una productora. El largo es Rockabilly, que filmaron (o grabaron, tratándose de video) entre amigos, a lo largo de varios fines de semana. Les costó la irrisoria suma de 4000 dólares. �Se nos fue casi todo en la posproducción, que nos insumió seis meses en total�, aclara De Caro. �Rodarla nos salió sólo 1500 dólares.�
Los otros nombres conocidos están todos en el elenco. Son la ex rubia Laura Azcurra y la morocha Julieta Díaz (ambas de �Campeones�), Luciano Leyrado (�Gasoleros�), Iván González y el propio Prol, que se reservó el papel de compositor del horrible tema �El colibrí� (De Caro también aparece, pero haciendo de muerto en un velorio). A ellos se les suma el protagonista, Nicolás Mateo, toda una revelación. Y además están los �Rockabilly Boogie Boys�. La producción corrió por cuenta de Shuansen, la productora fundada por De Caro y Prol. �El proyecto de Shuansen es a largo plazo, no se termina acá�, señala De Caro. �Pronto comenzaremos el rodaje de nuestro segundo largo, que vamos a filmar nuevamente en video, más o menos con la misma gente, y se llamará Bienvenidos a la Tierra. En cuanto a Rockabilly, en lugar de armar un proyecto durante dos años, gestionar un crédito en el Instituto de Cine y buscar productores dispuestos a invertir 500.000 dólares, decidimos salir a filmar con lo que teníamos, adaptando el proyecto a nuestras posibilidades�, remata De Caro, con llamativo pragmatismo.
Con una duración de 90 minutos clavados, Rockabilly es una película pequeña, modesta y sumamente eficaz. Apoyada en un guión sin la menor pretensión, realización rotundamente funcional y una dirección de actores de máxima eficacia, la película transmite esa espontaneidad y aire casual que suelen identificar a una película �casera�. Estructurada a partir de las módicas peripecias que vive Martín, su protagonista, a la larga se dibuja, sin el menor subrayado, el perfil de un chico tímido, dubitativo, que en cada situación parece no saber muy bien qué hacer o decir, y a quien el debutante Nicolás Mateo dota de singular credibilidad. Como la película misma, su aparente �naturalidad� parece fruto, sin embargo, de un bien disimulado trabajo de construcción. Esa dedicación se revela tanto en lo narrativo como en ciertas decisiones de puesta en escena. Estas incluyen un larguísimo plano secuencia, en un interior, donde el personaje de Iván González, un pillado con aires de dandy, va y viene por la casa, sobreactuando su furia.
�Lo que más nos interesaba era trabajar sobre los actores y sus personajes�, asegura De Caro. �Un poco por necesidad, ya que la falta depresupuesto y la propia textura del video nos impedían pensar en la gran producción o el plano superelaborado. Pero también por convicción personal, por ganas de contar una historia de personajes. Tratamos de sacarle el jugo a lo que teníamos, y no delirarnos con lo que estaba fuera de nuestro alcance�. El resultado destaca por un humor como al descuido y una discreta, pero innegable propensión al absurdo. Podrá ser apreciado el próximo lunes y el siguiente, en un marco como el del Rojas, ideal para esta clase de proyectos independientes.
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