Por José Natanson
Alberto Flamarique recibió a Página/12 ayer por la tarde, en su departamento de Congreso. Parece cansado. Y se entiende: el jueves, el Gobierno anunció que el índice de desocupación había trepado al 15,4 por ciento. En la larga charla con este diario, el ministro de Trabajo explicó las razones de la cifra, dijo que no está seguro de que la próxima medición registre una mejora y aseguró que la Alianza no teme quebrar la base que la llevó al poder. A continuación, las definiciones de Flamarique en la peor semana desde que asumió el cargo.
�¿Por qué aumentó el desempleo?
�Porque la economía argentina en su conjunto no logra entrar en un ritmo de producción y crecimiento que genere puestos de trabajo. En estos ocho trimestres recesivos se generó un marco en el que a la Argentina le está costando arrancar. Evidentemente, en todas las economías, para empezar a solucionar este problema, que hoy es estructural, no hay sólo una causa. Es muy difícil empezar un círculo virtuoso de crecimiento y generación de empleo. Sólo cuando entremos en este círculo vamos a empezar a crecer a un ritmo que permita reducir la desocupación. Las expectativas en cuanto a la incidencia de medidas para generar confiabilidad y atraer inversiones han sido más lentas de los previsto. Las señales y los indicadores son más débiles de previsto. Lo que esperábamos en el primer semestre se va a cumplir en el segundo y entonces vamos a tener que seguir conviviendo con este injusto índice de desocupación.
�¿Cuánta responsabilidad tiene este Gobierno?
�Las causas no son por medidas que haya tomado este Gobierno, todo lo contrario. Este Gobierno tuvo una política respecto del empleo que aún no se manifiesta en el índice, pero que lo va a modificar.
�La sensación es que el Gobierno, durante los primeros meses, se concentró sólo en el equilibrio fiscal. ¿La Alianza atacó el desempleo apenas asumió?
�Sí. No hay lugar en el mundo en donde el problema del desempleo no haya tenido una batería de medidas que generen un marco de crecimiento: disciplina fiscal y generar credibilidad de la economía, es la primera medida que había que tomar. Y lo hicimos.
�¿Pero al mismo tiempo no podrían haber tomado medidas concretas para bajar el desempleo?
�Lo que pasa es que hay que recordar que estábamos en una situación fiscal muy grave, de desfinanciamiento, sin partidas de contención social. Todo esto fue repuesto en un marco de confianza y crecimiento en el que estamos avanzando. Uno no puede pensar que la política de empleo es sólo medidas de contención o transitorias que se toman en períodos de estancamiento.
�Pero hay ejemplos: la semana pasada, el Gobierno anunció el Plan de Viviendas y el Plan Solidaridad. ¿Por qué no lo hicieron antes?
�El Plan de Viviendas está fundamentado en una ingeniería para financiar la tasa de interés, y fue un proceso en el cual la credibilidad de la política del Gobierno, el crecimiento de los depósitos, la reformulación del Banco Nación generaron un instrumento financiero que llevó un tiempo formular.
�¿Y el plan de Graciela Fernández Meijide?
�También. Se trabajó fuertemente para atender las emergencias por las inundaciones. Hubo que ordenar el ministerio, coordinar los programas, optimizarlos, focalizarlos, y eso también llevó un tiempo. Y nos falta comunicación. Estoy seguro de que en el interior hay muchas pequeñas y medianas empresas que no saben cuáles son las ventajas que está implementando el Gobierno.
�Uno de los argumentos que usó el Gobierno para explicar el aumento del desempleo fue que en octubre pasado hubo una burbuja de programas de empleo producto del año electoral. ¿Es todo responsabilidad de la caída de los planes de empleo? �No. Hay cuestiones estructurales. El país no creció en ocho trimestres. Pero si uno mira los indicadores en perspectiva se puede ser optimista en este segundo trimestre y más optimista en relación al 2001. Brasil solucionó su situación, estamos colocando más exportaciones industriales, hay una expansión mundial, esto da un marco en el que uno puede ser optimista. El año pasado, mientras la economía estaba estancada, hubo un factor �la construcción� que se mantuvo y que abruptamente cayó en noviembre. No lo digo como crítica, porque forma parte de la cultura de los argentinos, tiene que ver con dirigentes de todos los partidos, pero la explicación es que hubo una necesidad de apurar las obras públicas. Esto generó un sostenimiento de la construcción. Este año hubo un parate de la obra pública, a nivel nacional, provincial y municipal. Las explosiones de desempleo que se registraron en algunos lugares tienen que ver con esto.
�¿Es sólo por la construcción?
�Hay otro factor. Si uno le pregunta a la sociedad, hay un efecto a futuro muy conservador o restringido. Es algo cultural, que quizá tiene que ver con la salida de la hiperinflación, que genera valores diferentes respecto del consumo, y que se produce con los cambios de Gobierno.
�Pero el Gobierno también hizo todo lo posible, con el impuestazo, el recorte de los gastos, para que el panorama sea aún más restringido.
�No es así. El Gobierno impuso una disciplina fiscal que trajo credibilidad. En todos los lugares en los que hubo políticas para generar más empleo se trabajó en la disciplina fiscal y el fortalecimiento monetario. Son cuestiones centrales para generar el marco adecuado.
�En muchos casos, también se acompañaron con medidas pro reactivación, cosa que el Gobierno no hizo hasta esta semana.
�Pero eso se hizo en economías con otra fortaleza. Tienen que ver con la capacidad económica. Hay que explicarlo: si la tasa para la Argentina salta del seis al siete, equivale a todos los planes Trabajar que se implementan, que son unos cien mil. Imaginemos la importancia que tiene para las políticas activas la baja de la tasa de riesgo país. Es central. Estamos haciendo un esfuerzo para alejarnos del abismo y poner políticas de contención. Nosotros vamos a acompañar el proceso de la economía con políticas de contención. Además de las medidas estructurales, como la Reforma Laboral, que apuntan a generar más empleo.
�El modelo de José Manuel De la Sota, que bajó los impuestos y mejoró el empleo, ¿es una alternativa?
�Habría que verlo. Creo que es demasiado pronto para adjudicarle al modelo la baja del desempleo en Córdoba. Hubo una fuerte incidencia del programa Primer Paso. Hay que esperar que transcurra más de un período de administración presupuestaria para evaluar si dejó las cuentas en orden.
�En octubre, cuando se conozca el nuevo índice, ¿va a bajar el desempleo?
�(Piensa unos segundos, por primera vez desde que comenzó el reportaje.) Yo creo... estimo que ... comparado... espero que sí. No puedo afirmarlo, pero espero que sí. Este año vamos a crecer a un tres o tres y medio por ciento. El que viene a un cinco. Cuando la economía, en el �96, �97 o �98, creció, bajó el desempleo, del 18 al 12 por ciento. La economía argentina tiene gran capacidad para crear puestos de trabajo.
�¿Cuál es la cifra de desempleo que dejaría conforme al Gobierno en el 2003?
�Mi esperanza es que estemos en un dígito.
�Su viceministro, Jorge Sappia, es pesimista o es sincero.
�Es optimista porque dice que vamos a desarrollar rápidamente las convenciones colectivas y yo creo que se va a tardar más. Y es pesimista... Creo que son desafortunadas sus declaraciones.
�Si el desempleo no baja en, supongamos, un año, ¿usted renuncia?
�Es el gran desafío de este Gobierno. Me siento el más responsable. El día que yo piense que he tomado una decisión en Trabajo que ayude a generar desempleo, ese día me voy del ministerio.
�El Gobierno asumió y decretó el impuestazo. Más tarde anunciaron un recorte de los salarios públicos, esta semana se conoció una suba de los índices de desocupación. ¿La Alianza no corre el riesgo de romper la base que la llevó al Gobierno?
�No.
�Pero las medidas golpean en los sectores que los votaron.
�Esos sectores, cuando sean las elecciones, van a valorar todas las reformas estructurales que ha hecho el Gobierno. Nos van a seguir acompañando.
�Si continúan las medidas impopulares, ¿no tienen miedo de complicar la gobernabilidad con una derrota?
�Peor sería que hubiéramos adoptado alguna de las variables más locas que se plantean, como la dolarización o la devaluación. Hubiera habido un crash que logramos evitar.
�La conclusión es que este tipo de medidas eran las únicas que podían implementar.
�Es que estamos convencidos de que los que más ganan, más pagan.
�¿En serio?
�Sí. El recorte que usted menciona afectó al 1,4 por ciento de los salarios. Es una situación transitoria. Son medidas que tomamos conscientes de la gobernabilidad, la disciplina fiscal, el riesgo país. Si no, estalla la economía. Estamos convencidos de que es el camino correcto. La Argentina es un país financieramente dependiente. En todos los países, por ejemplo en España, se priorizó la disciplina fiscal.
�Pero son países diferentes. La estructura fiscal de España es menos regresiva que la argentina. ¿El Gobierno no podría haber hecho algo en este sentido?
�Hicimos una profundización de la lucha contra la evasión. Tuvimos una recaudación record.
�Pero con la misma distribución fiscal.
�Tendríamos que avanzar en la modificación de nuestro sistema impositivo en el marco de una agenda estratégica, en el marco del diálogo con el resto de los partidos, porque no puede ser que el consumo sea el principal aportante. Pero es algo que hay que hacer con tiempo.
�¿Hay voluntad del Gobierno para hacer esto?
�Sí.
�Con los presupuestos que el Gobierno no quiere o no puede modificar, como la convertibilidad o los impuestos para las empresas privatizadas, ¿se puede bajar el desempleo?
�Lo que hay que entender es que el desempleo baja cuando crece la economía. No hay decrecimiento de la economía y crecimiento del empleo.
�Pero también hay crecimiento de la economía sin crecimiento del empleo.
�No. Entre el año �96 y el �98 la Argentina creó en 1.700.000 puestos de trabajo. Se bajó seis puntos. Cuando la economía crece genera puestos de trabajo. La economía argentina es fuerte para generar trabajo.
�De la Rúa asumió y designó a cuatro economistas en el gabinete. Después vinieron el impuestazo, la reforma laboral, el recorte de salarios. Parecen todas señales para el mismo lado. ¿Cuándo va a haber alguna señal en el otro sentido?
�Pero las hicimos. Fondos de capital semillas, fondos para subsidiar la tasa de interés, el Banco Nación al servicio de las pymes, desarrollo de herramientas de ingeniería financiera para que la banca privada financie programas de vivienda, el convenio automotor. Eso lo ha hecho este Gobierno. Hay muchas señales para el otro lado. Lo que ocurre es que hoy no hay posibilidad de autodeterminarse porque el mercado nos observa constantemente. Hoy uno estornuda y lo dan por muerto.
�El desempleo subió. Entonces, ¿no estarán faltando más medidas?
�Vamos a seguir trabajando. Las que se han dado son las que pudimos dar.
�¿Cuáles son los tres principales elementos de política económica que diferencian a este Gobierno del menemismo?
�Promoción de las pymes con el Banco Nación, relanzamiento del Mercosur, activación de las exportaciones, que están creciendo.
�¿Alcanza ordenar las cuentas para atenuar o revertir la crisis social?
�No. Hacen falta planes de contención, que es lo que estamos haciendo.
�Supongamos que en el 2003 el Gobierno es un ejemplo de transparencia, los personajes cuestionados del menemismo están presos y hay una situación fiscal ordenada, pero el desempleo sigue igual. ¿Usted estaría conforme?
�Si se da todo esto entonces no va a haber tanto desempleo.
�¿Por qué?
�Si hay austeridad, no hay despilfarro, tenemos equilibrio fiscal y una Justicia transparente, son componentes para atraer inversiones, solidificar el acceso a los mercados internacionales, son elementos para la reactivación económica, que va a generar empleo.
�¿Usted quiere desplazar a Rodolfo Terragno de la coordinación de los planes sociales?
�No.
�¿Sigue considerando que este Gobierno es progesista?
�Sí.
�Al Frepaso le falta una gobernación�
�¿Cuál es el rol del Frepaso en el Gobierno?
�Fortalecer la Alianza. Estoy orgulloso del papel de Chacho Alvarez en la solidificación de la Alianza.
�Durante la campaña se decía que el Frepaso iba a tener un rol vinculado a la lucha contra la corrupción, a la educación y a la cuestión social. ¿Está conforme con lo que se hizo en estas áreas?
�Sí. Son las áreas que prioriza este Gobierno y en las que estamos trabajando centralmente.
�¿El futuro del Frepaso pasa hoy por Aníbal Ibarra?
�Aníbal va a ser un jefe de Gobierno con un liderazgo político muy importante, porque va a administrar con eficiencia y a continuar el camino de De la Rúa en la Capital. Es uno de los dirigentes del Frepaso con más futuro.
�¿La administración es la gran asignatura pendiente del Frepaso?
�El futuro del Frepaso pasa por muchos lados. Hoy, el Frepaso tiene muchos dirigentes, intendentes, legisladores. Nos falta, nos gustaría gestionar alguna gobernación del interior, además de la Capital Federal. Pero el Frepaso tiene un liderazgo claro, que hay que solidificar, que es el de Chacho.
�¿Cuándo sale la reforma política que estudia Alvarez?
�Se está trabajando en conjunto al resto de los partidos. Yo espero que lleguemos con algún tipo de reforma, sobre todo las que hacen al gasto, para las elecciones del 2003. Pero no son cosas que se puedan hacer inmediatamente, porque requieren de un consenso, especialmente con las minorías, a las que hay que contemplar en este proceso. |
|