Por Raúl Kollmann
Buena parte de lo que rodeó a los actos por el sexto aniversario del atentado contra la AMIA dejó satisfechos a los distintos sectores de la comunidad judía. En primer lugar, la cantidad de gente que acudió a las concentraciones �aproximadamente ocho mil personas� muestra que por lo menos en la colectividad judía la gente sigue con un reclamo bastante activo. El segundo motivo de cauta satisfacción es que el Gobierno percibió el golpe: el presidente Fernando de la Rúa se dio cuenta de que por ahora los silbidos fueron para Carlos Menem, pero que indefectiblemente vendrán contra él. Por eso, el mismo 18 de julio convocó a sus ministros para ver si se puede cambiar la administración rutinaria de la investigación. Más allá de estos éxitos, entre los dirigentes de la comunidad judía quedó una situación de tensión interna, a tal punto que en uno de los discursos se hizo pública la fuerte disputa que existe por el dinero destinado a los abogados que actuarán en el juicio oral. Paralelamente, entre las dos vertientes de los familiares tampoco las relaciones están bien, pero ambos sectores esperan ahora si el Gobierno los invita o no a una comisión de control sobre la investigación.
Para la dirigencia comunitaria y la agrupación Familiares, el acto del martes pasado fue un éxito. Hubo más de cinco mil personas y resultó un verdadero impacto la presencia de De la Rúa, Chacho Alvarez y buena parte del gabinete. La concentración se convirtió en el principal hecho político del día y el Gobierno se volvió a la Casa Rosada con preocupación.
Un día antes, el lunes, Memoria Activa logró agrupar unas tres mil personas -.mucho más de lo que esperaban� en un acto en el que se exhibieron alianzas muy distintas: los disidentes del Gobierno, empezando por la diputada Elisa Carrió, algunos dirigentes sindicales combativos y los organismos de derechos humanos. Memoria Activa cosechó la adhesión de quienes se muestran críticos con la conducción de la comunidad judía.
La primera consecuencia de los actos fue una urgente reunión citada por De la Rúa en la misma tarde del martes para apretarle las clavijas tanto al Ministerio de Justicia como al de Interior. Allí se convino que Ricardo Gil Lavedra y Federico Storani van a empezar a supervisar personalmente el ritmo de trabajo �por ahora lento� del Grupo Especial que se ocupa del caso AMIA y que está integrado por la SIDE, la Policía Federal, la Gendarmería, la Prefectura y el Servicio Penitenciario. El Poder Ejecutivo quiere resultados concretos y tiene en marcha distintas alternativas:
Traer rápidamente al país al testigo-clave Wilson Dos Santos, actualmente preso en Suiza. El brasileño anticipó el atentado y podría dar algún elemento. El juez Galeano y el Gobierno creen que fue agente de algún servicio de inteligencia brasileño y no hablará si no le dan la venia. Por eso hay una fuerte ofensiva sobre el gobierno de Brasilia.
Conseguir alguna revelación espectacular sobre los bienes del imputado comisario Juan José Ribelli. La expectativa está puesta en que Uruguay acepte levantar el secreto bancario.
Lograr nuevos datos concretos sobre los movimientos y el armado de la camioneta. En este aspecto se está investigando todo el pasado del armador de autos truchos Carlos Telleldín.
Por primera vez se está haciendo un análisis de las fichas de Migraciones de la época en que ocurrió el atentado. Se trata de una tarea gigantesca y costosa que el gobierno anterior no quiso hacer. Todos los nombres que aparezcan serán cruzados con los que figuran en la causa.
En la Casa Rosada esperan que alguna de estas iniciativas produzcan un resultado, pero la idea es conseguir todas las pruebas posibles para el juicio oral. El Gobierno está más que interesado en que Telleldín y los policías que se sentarán en el banquillo sean condenados: no quieren laimagen internacional de que aquí hubo un atentado y todos quedaron en libertad.
En la comunidad judía, los actos dejaron también su estela en la interna. En su discurso, el titular de la AMIA, Hugo Ostrower, dijo que la entidad no tiene dinero para pagar �abogados independientes�. Fue, por primera vez, una arremetida pública contra la DAIA: la entidad recibió donaciones importantes para sostener el trabajo en la causa y la AMIA reclama que se destine una parte a sus abogados. Esta última no quiere compartir letrados por cuanto tácitamente sostiene que la DAIA es �más blanda� y ha aceptado �más mansamente� lo hecho por el juez Galeano. La cuestión de los abogados va a seguir levantando polvareda y ya produjo una espectacular renuncia del conocido penalista Elías Neuman.
Tampoco hay paz entre las dos agrupaciones de familiares. En su discurso del martes, Familiares señaló: �Estamos hartos de las críticas internas�, en obvia referencia a Memoria Activa. Fue la primera crítica pública de un sector de familiares a otro. De todas maneras, ambas agrupaciones afrontarán ahora decisiones de más envergadura: el Gobierno anunció que los convocará para controlar la investigación. Hay que ver si la invitación se concreta y si aceptan o se rechazan la convocatoria.
opinion
Por Adriana Reisfeld * |
Juicio no es justicia
Pasó el aniversario. Para muchos, la ocasión para dedicarle alguna atención al tema. Para otros, simplemente un día diferente dentro de lo que resulta un trabajo cotidiano, permanente e ininterrumpido de reclamar justicia y honrar a los muertos de la AMIA.
El lunes 17 de julio, Memoria Activa interpeló a la sociedad argentina, preguntando públicamente: ¿quién mató a los muertos de la AMIA? Miles de voces replicaron la pregunta el lunes en la Plaza de la Memoria. Representantes de organizaciones de derechos humanos, estudiantiles, organizaciones sociales, religiosos y legisladores acompañaron la voz de Memoria Activa. Y compartieron también el vacío del silencio que provoca una pregunta para la cual, luego de seis años, todavía no hay respuesta.
La plana mayor del nuevo gobierno se hizo presente en la calle Pasteur el martes 18, en lo que se ha instalado como la �conmemoración oficial�. Esta presencia pareciera formar parte de la lista de gestos que ha dispuesto realizar la nueva administración. Algunos de esos gestos, destinados a comunicar una aparente voluntad de investigar desde el punto de vista oficial: la tan mentada task force, la sanción de la ley del arrepentido �como respuesta a un reclamo de la comunidad judía�. No obstante esos mismos gestos, a los cuales el Gobierno les da una interpretación positiva, también pueden leerse de otro modo: la task force está integrada por las mismas fuerzas que hasta ahora hicieron poco o nada a favor del avance de la investigación; la sanción de la ley del arrepentido respondió al reclamo de dirigentes comunitarios judíos cuya legitimidad y representatividad están más cuestionadas día tras día y además puede ser el pasaporte hacia la impunidad de algunos de quienes estarían involucrados en la llamada conexión local (no debemos olvidar el episodio del video donde se ve al juez Galeano �negociando� con Carlos Telleldín).
Otro gesto emblemático de este gobierno estuvo a cargo del ministro del Interior, Federico Storani, quien conminó a integrantes de Memoria Activa a �bajar los decibeles� de la protesta, e insinuó que la estrategia de Memoria Activa está al servicio de los policías detenidos.
A veces, los gestos valen más que mil palabras.
Esta semana, el ministro de Justicia anunció que iba a convocar a sectores vinculados a la causa para auditar el trabajo de la task force. Esta convocatoria, que aún no sabemos cómo se implementará, se vio desde el inicio debilitada por el propio Presidente, que dijo que hace falta la ayuda de Dios para resolver este caso. La fe puede ser un estímulo poderoso para llevar adelante la tarea investigativa, pero los ciudadanos de este país no requerimos fe de parte de nuestros gobernantes, sino responsabilidad cívica.
Estamos en vísperas del juicio oral. No siempre juicio significa justicia. Exigimos de quienes nos gobiernan que se haga justicia. Ellos tienen la obligación de brindarla. Justicia, justicia perseguiremos, hasta saber quién mató a los muertos de la AMIA.
* Miembro de Memoria Activa. |
OPINION
Por Luis Czyzewski * |
Vivir en la casa de Caín
El martes pasado se cumplió el sexto aniversario del brutal atentado a la AMIA. Ya pasaron algunos días y luego de recordar por enésima vez los duros momentos en donde la tragedia se vuelve a reflejar en su real dimensión en la mente y los ojos de los familiares, llega el tiempo del análisis y de la reflexión. Qué se dijo, para qué sirve y qué esperamos a partir de lo que pasó el 18. Desde hace seis años los familiares decimos cosas que quedan grabadas en la memoria colectiva y que el tiempo las transforma en triste realidad. Desde la denuncia del apoyo a los terroristas por grupos de ideología nazi de industria nacional, a los que llamamos �conexión local�, pasando por el �cómo les explico a mis hijos�, �yo acuso�, �no se burlen de los muertos�, �nos dan asco� y �estamos hartos�, marcaron nuestro objetivo: �Memoria y Justicia�. Algunas cosas que se dijeron en estos días nos producen dolor y pena, como por ejemplo las expresiones del doctor Carlos Menem ante las consultas sobre las denuncias del testigo �C�, cuando dijo que durante su gobierno se abrieron los archivos sobre los nazis, que permitió el trabajo de servicios de seguridad extranjeros y que fue el primer presidente argentino en visitar Israel, como si estos actos fueran decisivos para contrapesar lo que su gobierno no hizo para llegar a las declamadas �últimas consecuencias� en las investigaciones. Sólo le faltó decir que de chiquito su madre de leche era judía o, como se escuchó en estos días, que tiene amigos judíos.
Otros hechos nos permiten tener alguna esperanza como, por ejemplo, la presencia del presidente Fernando de la Rúa en el acto junto con su gabinete, a quien le recordamos nuevamente que la promesa de poner todo el peso del Estado para contribuir con las investigaciones debe ser cumplida todos los días. Siempre se puede hacer más y los familiares vamos a reclamar permanentemente que se haga más. Para nosotros la cuestión de Estado no tiene límites. A las miles de personas que nos acompañaron les decimos gracias y les pedimos que sigan junto a nosotros en el reclamo de todos lo días. A la Justicia morosa e ineficiente que haga lo que tiene que hacer para que sepamos la verdad y si no la dejan o la obstruyen, que lo denuncien con nombres y apellidos. No queremos una república con instituciones enfermas. Queremos que los países miembros no formen el Mercosur de la impunidad, que no miren para otro lado a la hora de aportar datos a la causa. Los familiares siempre dijimos y seguimos diciendo que tenemos bien claro quién está parado en esta vereda y quién en la vereda de enfrente. Por eso queremos repetir nuevamente que debemos estar todos juntos a pesar de nuestras diferencias. Puede haber muchos caminos para llegar a saber la verdad y a que la justicia llegue. Por eso todos juntos debemos gritar que no queremos vivir en la casa de Caín, que debemos luchar para que la impunidad no nos gane y que queremos un nuevo nunca más para que de una vez por todas nuestros muertos puedan descansar en paz y que todos los argentinos de bien podamos vivir en un país mejor y más justo.
* Familiares y amigos de las víctimas. |
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