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Si fuera por Washington, habría
tropas argentinas en Colombia

Es el nuevo tema fuerte de la relación bilateral: el apoyo argentino a una �fuerza de paz� que intervenga en Colombia contra la guerrilla. La presión aumenta y ya hay gendarmes �custodiando� la embajada.

La obsesión norteamericana es con la guerrilla de las FARC, que considera aliada con el narcotráfico.
Para Washington, Colombia es un caso especialmente grave de una crisis que también afecta a Perú y Bolivia.

Por Raúl Kollmann

 Estados Unidos está ejerciendo una indisimulada presión sobre la Argentina para que dé apoyos concretos a la lucha contra la guerrilla en Colombia. El próximo 1º de agosto entrarán en combate los primeros 3500 efectivos colombianos entrenados por Estados Unidos, pero en dos conversaciones que funcionarios de Washington mantuvieron con el ministro de Defensa, Ricardo López Murphy �una en Miami y otra en Washington� le hicieron saber que verían con buenos ojos que la Argentina respalde el esfuerzo con aportes en materia de inteligencia y comunicaciones. La administración Clinton está presionando para que el gobierno colombiano pida oficialmente ayuda a los demás países latinoamericanos porque, según Washington, el narcotráfico, combinado con la guerrilla y los paramilitares, dominan una parte del territorio y en esas áreas no hay control alguno del Estado. 
La punta de lanza de la presencia argentina en Colombia ha sido la Gendarmería. Desde hace más de un año, hay efectivos supuestamente destinados a la seguridad de la embajada, pero que han hecho trabajos de observación y análisis del conflicto. Durante el gobierno de Carlos Menem hubo además misiones que analizaron la situación en los territorios donde se desarrolla la interminable batalla entre el ejército colombiano, los narcos, la guerrilla y los paramilitares. 
La presión norteamericana tiene que ver con varios elementos:
Para Estados Unidos la situación de Colombia es la de mayor gravedad en lo que consideran las nuevas amenazas: el narcotráfico, el terrorismo y el contrabando de material estratégico.
El discurso norteamericano estará siempre orientado a la cuestión del narcotráfico, aunque indefectiblemente irá contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, el grupo guerrillero al que en Washington vinculan con los traficantes �no involucran al Ejército de Liberación Nacional� y también contra los paramilitares que también están relacionados con los narcos. 
Además, Washington considera que Colombia es parte de un cuadro más global con situaciones de dominio del narcotráfico en Perú, Bolivia y también Paraguay. En ese marco, enfrentar el conflicto colombiano es reducir el avance de los narcos en los otros países.
Estados Unidos considera que el conflicto armado en Colombia es inevitable y desde Miami se prepara una intensa participación en esa guerra. Por ello se prepararon los 3500 efectivos que ahora van a entrar en combate y que tendrán un increíble respaldo en material bélico y tecnología. Se dice que Estados Unidos dotó a esa fuerza de los helicópteros más sofisticados de los que dispone, algo que nunca hizo en territorio latinoamericano. 
Washington está eufórico por la derrota del PRI en México. El nuevo gobierno de Vicente Fox es considerado más que adicto y potable para las iniciativas norteamericanas de intervención en todo lo que tenga que ver con el narcotráfico. De esta manera, el casi único obstáculo a políticas de intervención es Brasil, un firme adversario a propuestas de ese tipo. El otro obstáculo podría ser el nuevo gobierno argentino.
Un dato clave en la situación actual son las elecciones norteamericanas de noviembre. El Comando Sur, que es la cabeza de la política en Colombia, piensa que difícilmente Bill Clinton se va a querer meter en un conflicto de esa naturaleza a medio año de dejar la Casa Blanca. En cambio confían en que George Bush hijo, el candidato republicano, sea muy potable a una intervención directa.
Con este panorama, el primer punto de la estrategia de Estados Unidos es lograr que Colombia reconozca su difícil situación. La propuesta es que se haga un trazado en el que quede delimitado el territorio que está bajocontrol y donde guerrilleros y paramilitares hasta cobran impuestos. El gobierno colombiano debería entonces pedir ayuda oficial al resto del continente y ello abrirá las puertas a una presión mucho mayor de Estados Unidos para que los países se involucren. El paso siguiente sería la conformación de una llamada fuerza de paz, que significaría una intervención operativa en territorio colombiano, algo muy resistido por buena parte de los gobiernos. 
Más allá de estos planes a mediano plazo, hoy mismo hay una ofensiva para que la Argentina dé apoyo a las operaciones. No se pide el envío de efectivos para una intervención operativa, pero sí que haya gestos concretos. �Así como antes uno les hablaba de comercio y ellos contestaban reclamando por la ley de patentes, ahora los diálogos entre ambos gobiernos pasarán una y otra vez por la cuestión colombiana. Nosotros hablaremos de carnes y ellos mencionarán Colombia; nosotros insistiremos con las inversiones y ellos seguirán hablando de Colombia�, explicó a Página/12 uno de los hombres que mejor conoce los tratos con Estados Unidos en materia de seguridad. 
El presidente Fernando de la Rúa ya dijo públicamente que los militares argentinos no participarán en la lucha contra el narcotráfico, pero ya está afrontando los mensajes que vienen del Norte y �como lo verificó López Murphy� serán cada día más vehementes.

 

 

Apoyo sí, combate no tanto

Por R.K.

En verdad, ninguna de las fuerzas de la Argentina está muy interesada en una intervención operativa en Colombia. La Gendarmería mantuvo hombres incluso en el teatro de las batallas, pero haciendo las veces de observadores y dando �sin que se note demasiado� soporte técnico a los combates. Todo esto en tiempos de Carlos Menem, cuando estaba al mando de la fuerza Timar Musumessi, muy cercano al ex mandatario. 
Tanto el Gobierno como los jefes militares y de seguridad saben el costo político que significaría la muerte de efectivos en las inhóspitas tierras colombianas. No se trata en este caso de enviar un par de naves al Golfo, sin que se produzca una verdadero acercamiento ni una real entrada en combate. La aventura colombiana implicaría, sí o sí, la muerte de una parte de los hombres enviados al combate, sobre todo porque se trata de territorios dominados por los narcos, la guerrilla y los paramilitares. Además, uno de los hombres que ya estuvo en Colombia le señaló a Página/12 que el terreno es increíblemente hostil, empezando porque hay que soportar mosquitos y enfermedades de distinto tipo.
Sin embargo, entre los militares argentinos no se ve con malos ojos el respaldo técnico, la participación en tareas de inteligencia y comunicaciones. Esto implica buenos ingresos para las fuerzas y alguna perspectiva para una camada de oficiales que hoy por hoy prácticamente tienen como único horizonte las misiones internacionales. 

 

 

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