EX MONTONERO, EX AGENTE NAVAL, EX CARAPINTADA Y EX ASALTANTE
La vuelta a escena de Nicoletti
Fue preso en 1994 por robar camiones de
valores.
Reapareció dando un reportaje a un diario inglés, y está en libertad.
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Máximo Nicoletti y la nota en el �Sunday Times� donde cuenta la Operación Gibraltar de 1982.
El año pasado quedó libre después de cinco años y dice que se benefició �por el dos por uno�.
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Por Laura Vales
Máximo Nicoletti, el ex montonero que se convirtió en servicio de inteligencia de la Marina y hombre de Massera, instructor del cuerpo de Albatros tras la retirada de los militares del poder, ferviente carapintada y protagonista de los levantamientos liderados por Mohamed Alí Seineldín a principios de los �80, cabecilla de una banda dedicada al asalto de camiones de caudales en la década siguiente, reapareció en escena ayer en un reportaje en el diario londinense The Sunday Times. Nicoletti estaba preso desde 1994 por el asalto a un blindado Tab Torres, en el que actuó al frente de una banda en la que se mezclaban policías, suboficiales de Ejército, agentes de inteligencia y ex integrantes de Montoneros y el ERP. Hoy camina de nuevo sin problemas por Buenos Aires. Con su libertad recién estrenada y dándose ínfulas de héroe, contó al diario inglés los detalles de una frustrada operación ordenada por la Junta Militar para volar una fragata inglesa en Gibraltar en plena guerra de Malvinas.
La Operación Gibraltar fue puesta en marcha en abril de 1982, cuando un comando de cuatro hombres con pasaportes falsos fue enviado a España con el objetivo de colocar minas magnéticas bajo el casco de la �Ariadne�, una fragata inglesa que atracaría en el puerto de Gibraltar en los primeros días de junio. En la nota firmada por los periodistas Nick Fielding y Uki Goñi, corresponsal del Times en Buenos Aires, Nicoletti dio a conocer los nombres de quienes integraron ese grupo comando.
El ex servicio de la Marina aseguró que la Junta Militar envió a Gibraltar a un equipo integrado por él y otros dos ex montoneros, Nelson Latorre (o el Pelado Diego, ya fallecido) y una tercera persona a quien sólo identificó como �El Marciano�. Después se agregó al grupo un teniente de navío que actuaba con el alias de Héctor. El equipo, aseguró Nicoletti, fue creado por el capitán del Servicio de Inteligencia Naval Luis D�Imperio, el sucesor de Jorge �El Tigre� Acosta en el Grupo de Tareas 33/2 de la Escuela de Mecánica de la Armada.
Nicoletti y Latorre partieron de Buenos Aires con pasaportes falsos -secuestrados en un operativo contra Montoneros, para que en el caso de ser descubiertos la operación se atribuyera a antiguos cuadros de esa organización, explicó� e hicieron una primera escala en París, donde todo indica que fueron detectados y puestos bajo vigilancia. De allí viajaron a España, donde se encontraron con los otros dos integrantes de la misión. En la Embajada argentina en Madrid el comando recogió dos minas de fabricación italiana, de 60 centímetros de diámetro y cargadas con 25 kilos de trotyl, que habían sido enviadas por valija diplomática.
Nicoletti, Latorre y �El Marciano� se instalaron en un pequeño hotel entre Gibraltar y Algeciras. Bajo la apariencia de turistas argentinos amantes de la pesca se dedicaron a estudiar el terreno para el golpe. El plan era llegar a la bahía de Gibraltar a bordo de un gomón, al fin de la tarde, pretendiendo ir de pesca. Hundir el gomón y después llegar hasta la fragata buceando con los explosivos, �colocaríamos las cargas y luego nadaríamos hasta la costa de la frontera británica, donde Latorre nos estaría esperando con un coche�, explicó Nicoletti al The Sunday Times.
La operación, según Nicoletti, estuvo a punto de realizarse en dos oportunidades. El requisito era contar con una noche encapotada para poder moverse sin ser detectados y el primer intento se canceló a última hora. �Teníamos una fragata en el puerto con las condiciones meteorológicas adecuadas y la luz verde de Buenos Aires para proceder�, dijo Nicoletti, pero el cielo se descubrió y una luna llena amenazó con delatarlos. El 3 de mayo de 1998, el día después del hundimiento del �Belgrano�, la Junta ordenó al comando la destrucción de cualquier barco británico lo antes posible.
Unos días después atracó en Gibraltar una fragata y el comando decidió atacar de inmediato. Pero las autoridades españolas, que los tenían bajo vigilancia, los detuvieron. �Desperté en el hotel a la mañana, junto con`El Marciano�, con la habitación llena de policías�, relató Nicoletti. �Héctor y Latorre fueron capturados ese mismo día, cuando fueron a renovar el alquiler del automóvil� que utilizaban para sus desplazamientos. Y todos devueltos a la Argentina en el más riguroso secreto.
El ex servicio de la Marina, en su diálogo con el diario londinense, atribuyó su detención a que apenas pisaron París los pasaportes falsos fueron detectados. Una investigación de la revista Cambio 16, que en 1983 reveló parte de la historia, sostuvo que mientras el grupo estaba en Algeciras hubo un asalto a un banco local y que un testigo escuchó un che en boca de los asaltantes, por lo que la policía comenzó a seguir los pasos de los argentinos en la zona.
Nicoletti también intentó justificar sus trabajos para los grupos de Massera. �Negocié por mi vida. Todos tuvimos que hacerlo�, dijo a los periodistas. En realidad, el ex montonero, que en 1977 era uno de los principales jefes de las llamadas �tropas especiales de combate� de la organización, no dudó en qué hacer cuando los hombres de la ESMA lo sorprendieron junto a Nelson Latorre. Como relató Miguel Bonasso en su libro Recuerdo de la Muerte, tras ser capturado Nicoletti entregó a su mejor amigo, �El Negro Ricardo�, uno de los jefes montoneros más buscados por la Marina. Valiéndose de su gran amistad logró que Ricardo lo acompañara desarmado y sin sospechar nada, hasta una casa donde lo esperaban los secuestradores navales. A diferencia de Nicoletti, Ricardo se negó a convertirse en entregador y fue ahorcado en la ESMA en el `78.
Nicoletti se transformó en un masserista incondicional, diligente hasta para controlar a los demás prisioneros y denunciarlos si sospechaba de ellos. Cuando se cerró el campo de concentración, en 1979, siguió trabajando para el Servicio de Inteligencia Naval y fue enviado a Caracas �también junto a Nelson Latorre� a realizar tareas de inteligencia entre los exiliados. Fue después instructor de los Albatros, carapintada fanático y especialista en asaltos a blindados. En eso estaba cuando en el `94 fue detenido como jefe de una superbanda que se alzó con 1.800.000 pesos de un solo golpe. Pasó cinco años tras las rejas y no está claro por qué recuperó la libertad. Nicoletti dice a quienes se lo cruzan que no tiene sentencia firme y se benefició con la aplicación del dos por uno.
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