En 2003, el desempleo no
bajará del 14 por ciento
A los dos cálculos de desempleo publicados por
Página/12,
uno optimista y otro pesimista, se le suma uno �superoptimista�. La tasa sigue
siendo lapidaria.
Por H.V.
La semana pasada se publicaron aquí dos proyecciones de desempleo para la próxima década, una optimista y otra pesimista. Según ellas, al concluir el actual mandato presidencial, en 2003, la desocupación se mantendría entre el 15,4 y el 17,1 por ciento. En términos humanos esto significa entre 2.263.067 y 2.515.490 argentinas y argentinos expulsados del mercado laboral. En el remoto 2010, esos valores estarán entre el 15,1 y el 20,7 por ciento, o traducido, entre 2,5 y 3,7 millones de personas en la calle.
En ambos casos, las proyecciones se basaron en un excepcional 5 por ciento de crecimiento anual acumulativo, un sueño que la Argentina no conoce desde hace un cuarto de siglo. La diferencia entre una y otra estribaba en la cantidad de gente que cada año se incorpora al mercado laboral, o Población Económicamente Activa. El cálculo optimista estimaba ese incremento en el 1,8 por ciento anual, que es el promedio histórico; el pesimista en el 2,5 por ciento anual, que corresponde a lo sucedido en la década del 90. En ambos casos se suponía que por cada punto de aumento del Producto Interno Bruto (PIB) se crearían 0,37 puestos de trabajo. Esa cifra de Elasticidad Empleo/Producto fue el promedio de la década del 90.
Ahora el Instituto de Estudios y Formación de la Central de Trabajadores Argentinos realizó un tercer cálculo. A pedido de este diario, estimó qué ocurriría si por cada punto de crecimiento del PIB se crearan 0,44 puestos de trabajo, como ocurrió en los mejores años de la década pasada. Esta estimación ya no optimista sino excelsa indica que en 2003, al concluir la presidencia de Fernando de la Rúa, el desempleo sería del 14,4 por ciento, y en 2010 de 12 por ciento, es decir 2.119.324 y 2.003.920 personas, respectivamente.
Mientras la Juventud Antoniana continúa inventando artilugios para camuflar esta realidad, ni el Ministerio de Economía ni el de Trabajo muestran planilla alguna que sustente su voluntarista propaganda.
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