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Machinea se puso el casco en la guerra de los pollos

Economía le aplicó un arancel a los pollos de origen brasileño, que eleva su precio de entrada al mercado local en un ciento por ciento. Es por una denuncia de dumping formulada por productores locales en el año 1997.

 

 

 Los pollos importados desde Brasil costarán a partir de hoy entre 92 y 98 centavos más caros, y podrían arrastrar en la suba al mismo producto de origen nacional. El Gobierno falló ayer en favor de los productores locales, quienes en 1997 habían realizado una denuncia de dumping en las compras de pollos eviscerados de aquel origen. Después de tres años de idas y vueltas, Economía le dio la razón a los denunciantes e impuso un derecho antidumping de casi un peso por kilo, que estará vigente durante tres años. Sobre un valor promedio de ingreso al mercado de 90 centavos a un peso el kilo, el impacto del gravamen es del orden del ciento por ciento. Los importadores protestaron por la medida y dijeron que ocasionará un aumento de precios. Desde el otro lado, los productores destacaron que las importaciones por debajo del costo ocasionaron severos daños a la industria local. Este sector ha sido uno de los más conflictivos en la relación comercial entre Argentina y Brasil.
"Estamos satisfechos. Estaríamos contentos si Brasil no hubiera hecho competencia desleal todos estos años", dijo el presidente del Centro de Procesadores Avícolas (CEPA), Roberto Domenech. El incremento de las compras ocasionó una grave crisis en economías regionales, especialmente en Entre Ríos y el interior de la provincia de Buenos Aires. Hace treinta días, una de las empresas más grandes, San Sebastián, se presentó en convocatoria de acreedores al no poder resistir la competencia de las importaciones brasileñas. La participación de los pollos brasileños en el mercado local fue estimada por la UIA en un 40 por ciento, aunque fuentes del sector avícola hablan de una porción muy inferior.
La investigación oficial verificó que hubo competencia desleal y dañó a la industria argentina, como consecuencia de los precios de entrada por debajo del costo de los pollos brasileños. Los principales clientes de los importadores avícolas son los hipermercados, que venden la carne aviar congelada o cocida al spiedo a precios de oferta. Los productores subrayaron que hubo una asimetría no natural que fue destruyendo al sector. Argentina tiene costos de producción iguales o menores a los brasileños, pero las importaciones llegaban a precios subsidiados, aseguran.
La resolución del Gobierno establece aranceles distintos según las empresas, dado que cada una aplicó diferentes precios. El más bajo es de 92 centavos por kilo para los pollos de la empresa Sadia, mientras que el resto de las empresas deberá tributar 98 centavos de dólar. Las excepciones serán el Frigorífico Nicolini y Seara Alimentos, firmas a las que no se les comprobaron maniobras de dumping y quedarán libradas de pagar el mayor arancel. Según CEPA, los pollos brasileños empezaron a inundar el mercado argentino en 1992, y actualmente totalizan unas 60 mil toneladas al año. Argentina es el segundo comprador de pollos de ese origen en el mundo.
La medida firmada por José Luis Machinea es una señal hacia el Grupo Productivo, que viene demandando mayor control aduanero y protección arancelaria frente a las importaciones desleales. La Alianza tomó una decisión en favor de los productores locales de pollos, quienes frente a la apertura comercial fueron barridos por sus competidores brasileños. Curiosamente, la última administración radical tuvo el problema contrario. Ricardo Mazzorín, entonces secretario de Comercio Interior, concretó una importante importación de pollos para forzar a los productores locales a bajar el precio. En aquel momento el problema era la inflación. Y la polémica acción de Mazzorín intentó desinflar el precio de uno de los productos básicos de la canasta familiar. Pero, en aquel entonces, los pollos importados no pudieron colocarse en el mercado y quedaron en cámaras frigoríficas por largos meses, hasta que salieron a la venta en condiciones sanitarias cuestionables. Mazzorín terminó procesado. Para la Alianza, ahora el problema es la crisis del sector productivo, y la medida exactamente la opuesta a la de trece años atrás.

 

Machinea le pega a Ruckauf

El ministro de Economía, José Luis Machinea, le recordó ayer al gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf, que él "fue el vicepresidente de un gobierno que llevó los índices de desocupación y pobreza a niveles inéditos en Argentina". El titular del Palacio de Hacienda realimentó así la polémica con el gobernador, en la que se acusaron mutuamente del abandono de planes de empleo en sus respectivos ámbitos. "No sé cuál es el plan estratégico que dice tener pero, en todo caso, sería bueno que lo aplique para aliviar la comprometida situación fiscal de la provincia, que hoy carga, nada menos, que con el 60 por ciento del déficit fiscal del conjunto de las provincias argentinas", sostuvo Machinea. "Ruckauf parece más preocupado en mirar la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio", agregó. El ministro también salió al cruce de las críticas del gobernador al Plan de Vivienda Social, lanzado la semana pasada por el Gobierno nacional. Junto con otros gobernadores justicialistas, Ruckauf cuestionó que se pretenda destinar fondos que controlan las provincias al plan nacional (ver página 5). Machinea resaltó que "el programa que anunciamos coordina esfuerzos del gobierno nacional, los gobiernos provinciales y el sector privado con el fin de potenciar y acelerar la construcción de viviendas de interés social en todo el territorio nacional. Si el gobernador, como dice, tiene un genuino interés en ayudar para dar vivienda y trabajo a los habitantes de la provincia, debería sumarse a este importante y concreto trabajo en equipo que estamos impulsando para el bien de todos los argentinos".

 

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