LA ASAMBLEA DE AEROLÍNEAS POSTERGO LAS DECISIONES DE FONDO SOBRE LA COMPAÑIA
El Plan va a tener varias escalas previas
El aterrizaje del programa de "salvataje" pasó
al 15 de septiembre. Se decidió ya un aporte de los españoles
de $ 208 millones.
|
|
|
Por
Claudio Scaletta
Los accionistas
de Aerolíneas Argentinas decidieron postergar para una próxima
asamblea, que tendrá lugar el 15 de septiembre, las decisiones
de fondo sobre el futuro de la compañía. La única
resolución fue el aporte irrevocable de 208 millones de pesos.
Una vez más: movimientos contables en los que los accionistas se
pagan a sí mismos para evitar la quiebra técnica de la empresa
y ganar tiempo para "negociar con más tranquilidad",
según confesó a Página/12 uno de los directores de
la firma.
La tranquilidad se necesitará para convencer al Estado argentino
de realizar un aporte proporcional a su participación accionaria
del 5 por ciento, una cifra que en principio rondaría los 32,5
millones de pesos, pero que el Gobierno tiene poca intención de
concretar. En reiteradas oportunidades, el ministro de Infraestructura
y Vivienda, Nicolás Gallo, condicionó el apoyo gubernamental
a que no se produzcan despidos. Además, según explicó
a este diario Nilo Díaz, miembro del directorio de Aerolíneas
en representación del Estado, cualquier aporte "deberá
contar con su previa inclusión en el presupuesto para el año
2001 o 2002".
La decisión adoptada ayer consiste en un aporte irrevocable de
208 millones de pesos, una operación que significa convertir deuda
en capital. Los acreedores, American Airlines y SEPI, transferirán
a Interinvest, la controlante de Aerolíneas, sus créditos,
con lo cual reducirán la abultada deuda que haría pasible
a la compañía de la lisa y llana quiebra. Estos mismos aportantes
son quienes ocuparían la cola de los acreedores en caso de que
tal quiebra se haga efectiva, hecho que pone de manifiesto el carácter
netamente contable de estos movimientos.
El directorio de la todavía línea de bandera consideró
que, de aquí al 15 de septiembre, cuando se realice la nueva asamblea,
se abre una instancia de diálogo con los sindicatos, donde existe
una clara oposición entre los sectores más propensos a negociar,
como los pilotos o el personal superior, y aquellos más intransigentes,
como los mecánicos y aeronavegantes, que por su nivel de salarios
no están en condiciones de aceptar reducciones en sus ingresos.
Consultado por el destino del meneado Plan Director propuesto por la SEPI,
Nilo Díaz consideró que "los planes no se votan"
y que dicho programa es ya aplicado por Aerolíneas. El director
estatal, quien tiene voz pero no voto en las asambleas, insistió
en que cualquier apoyo del Gobierno está condicionado a que no
se produzcan despidos. Sin embargo, los aportes comprometidos ayer distan
mucho de los 650 millones de fondos frescos que se barajaban antes de
la asamblea.
Aunque las expresiones del director por el Estado fueron precisas, ayer
también circularon en los pasillos de la sede de Aerolíneas
versiones encontradas. Según éstas, el Gobierno argentino
aportaría 10 millones de dólares a comienzos del 2001 y
otros 10 a fines del mismo año. También se escucharon voces
contradictorias sobre los destinos que seguirán operándose
tras la reestructuración. Fuentes de APLA, el gremio que agrupa
a los pilotos, comentaron a Página/12 que, a contrapelo del achique
anunciado, Aerolíneas agregaría nuevos destinos internacionales,
entre ellos, Los Angeles vía Lima, París y Londres, amén
de mantener el cuestionado vuelo transpolar a Auckland.
Las reuniones de ayer comenzaron con demoras. El primer encuentro entre
los accionistas de Interinvest, previsto para las 10 de la mañana,
se postergó hasta las 16. En tanto que los que representan al Estado
y del Programa de Propiedad Participada (Julio Semería) ingresaron
pasadas las 17.
Todo parece indicar que los puntos más duros del Plan Director
presentado por la SEPI, que incluía la eliminación de 1500
puestos de trabajo y una reducción de salarios de hasta el 20 por
ciento, seguramente incluidos como propuesta de máxima, no serán
finalmente cumplidos frente a la férrea reacción de los
gremios y la decisión del Gobierno, de no agregar a la actual coyuntura
otro frente de conflicto.
Mientras transcurrían las negociaciones en la sede de Aerolíneas
en el Edificio Fortabat, a donde se trasladaron las oficinas de la firma
luego de la venta de su tradicional edificio de Paseo Colón, los
trabajadores de los gremios aeronáuticos realizaron "un aguante"
en el Aeroparque porteño en vigilia de los resultados de la asamblea.
ALICIA CASTRO,
DE AERONAVEGANTES
"Mejoró el escenario"
La diputada y titular del gremio de Aeronavegantes,
Alicia Castro, consideró ayer que "mejoró el
escenario" de negociación para la reactivación
de Aerolíneas Argentinas y elogió la actitud del
Gobierno en la negociación con el Estado español.
"Ha mejorado el escenario respecto de enero, cuando el titular
de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales),
Pedro Ferreras, lanzó una propuesta extorsiva diciendo
que o se aprobaba el plan o la empresa quebraba", dijo Castro.
"Creo que el Gobierno (argentino) ha hecho movimientos muy
propicios para salvar a Aerolíneas con la negociación
de Estado a Estado, presionando al gobierno español para
que ponga dinero, porque es su responsabilidad el vaciamiento
tecnológico, material y humano de Aerolíneas Argentinas",
apuntó.
Castro, en declaraciones radiales, sostuvo que "hubo una
movilización muy importante de fuerzas sociales y políticas
para sostener Aerolíneas y para que los españoles
pongan el dinero, sin que los trabajadores ni el Estado tengan
que aceptar un plan que no asegura la viabilidad de la compañía".
Expresó su confianza en que haya acuerdo, pero aclaró
que la ampliación de capital que se definió ayer
en la Asamblea, "es un aporte irrevocable que ya se hizo
y también se gastó". Consideró que "lo
importante es que haya otro gerenciamiento y que se tomen acciones
que tengan que ver con el crecimiento, pues ninguna empresa aérea
mejora achicándose". Y, por último, apuntó
que "hay que volver a tomar las rutas rentables como Los
Angeles, el Caribe, Canadá e intereuropeas, que Iberia
tomó en su beneficio o de otras empresas del grupo".
|
DE SER UN ORGULLO NACIONAL A LA ACTUAL PESADILLA
El capital se hizo humo en diez años
Por Claudio Zlotnik
De aquel orgullo de hace 41 años
ya no quedan rastros. En 1959, con la adquisición de un avión
a reacción, Aerolíneas Argentinas se convertía en
la primera línea aérea latinoamericana en incorporar a su
flota una nave de ese tipo. Aerolíneas era considerada como una
de las pioneras a nivel mundial. Fue la primera en cruzar en jet comercial
sobre el Atlántico, y los instrumentales utilizados eran de avanzada.
Mucho más cerca en el tiempo, hacia 1987, tres años antes
de su venta, la compañía de bandera también despertaba
envidia entre sus colegas, con una rentabilidad que superaba el promedio.
Pero con la privatización llegó el derrumbe. ¿Qué
sucedió para que una empresa modelo pasara a convertirse en poco
menos que chatarra? Una historia compleja, que para los sindicatos es
una de vaciamiento.
Los únicos activos que le quedan a Aerolíneas son su personal
--tiene 5 mil empleados, la mitad que hace una década, cuando reportaba
ganancias-- y sus rutas. Los demás activos se esfumaron. Y hoy
su activo alcanza apenas los 70 millones de pesos, contra casi 1000 millones
de deuda. Lo que se denomina una quiebra técnica. En el '99, Aerolíneas
perdió 240 millones de pesos.
Los problemas de la empresa irrumpieron un semestre después de
su privatización. Para entonces, febrero del '91, los nuevos dueños
(Iberia y un grupo de empresarios argentinos, encabezado por Enrique Menotti
Pescarmona) reportaron un pasivo de 650 millones de pesos y otros 72 millones
como "gastos asociados a la compra". Se trataba de los créditos
tomados por el grupo privado en bancos europeos para hacer frente a la
operación. "La compraron sin poner plata", denunció
entonces el diputado Alberto Natale, miembro de la comisión de
Seguimiento de las Privatizaciones.
Un año más tarde, en el '92, estalló una nueva crisis.
La ausencia de rentabilidad en una compañía fuertemente
endeudada y la falta de cumplimiento del pliego de licitación,
en especial lo referido a la renovación de la flota, desembocó
en el comienzo de la sangría de activos. Se vendieron aviones y
otros bienes. De las 25 naves que Aerolíneas poseía en 1990,
ahora tiene sólo uno de su propiedad. Los restantes 46 son alquilados.
Además, se pusieron a la venta varios edificios, como el de Bariloche,
y las oficinas en París. También dejaron de operarse 33
escalas tanto internacionales (París, Amsterdam, Zurich, Montreal)
como locales (Bahía Blanca, Posadas, Santiago del Estero y Comodoro
Rivadavia).
La situación de crisis extrema fue planteada en repetidas oportunidades
por los principales accionistas de Aerolíneas. Pasó en el
'92, pero también en el '94 y en el '97. Ante cada balance negativo,
el planteo fue similar. Los españoles reclamaron al gobierno nuevas
concesiones al pliego y aportes de dinero. Hubo fondos frescos, pero nunca
alcanzaron para tapar los baches. Y cuando éstos escasearon, el
Estado perdió peso en la composición accionaria de la empresa,
hasta el actual 5 por ciento del total. Este achicamiento redundó
en que el Estado perdiera su poder de veto sobre los planes de renovación
de la flota.
Hace dos años se intentó el último plan de rescate
de la empresa. Los españoles cedieron el gerenciamiento a la estadounidense
American Airlines. Pero lo que prometía éxito volvió
a ser fracaso. La gestión de American agrandó la deuda.
Lejos de la honra de hace cuatro décadas, la historia de Aerolíneas
se ha convertido en pesadilla. Y la resolución de los problemas
quedó en manos de los españoles de Iberia. Pronto se sabrá
si el aterrizaje forzoso tuvo éxito.
OPINION
Tenemos un plan
Por Ariel Basteiro *
La
crónica y el análisis de lo que fue y dejó
el turbio proceso de privatización (transestatización)
de Aerolíneas Argentinas, con su secuela de achique, vaciamiento
y serias sospechas de administración fraudulenta, es algo
que a los trabajadores se nos está haciendo cosa de todos
los días. Sin embargo, seguiremos llevando nuestra voz
al oído de cada argentino receptivo con el objetivo de
que la Justicia tome el caso y lleve adelante una investigación
con la independencia de criterio que no tuvo en la última
década. Como cuando la Corte Suprema acudió al recurso
del per saltum para garantizar la entrega de Aerolíneas
a la estatal española Iberia; cuando cajoneó las
nueve presentaciones sobre presunto vaciamiento formuladas por
la Asociación del Personal Aeronáutico; cuando se
trabaron nuestras denuncias elevadas a la Procuraduría
de la Nación.
En esta etapa de crisis y definiciones, el mayor desafío
que tenemos los trabajadores es el de encontrar una fórmula
que permita llegar al salvataje de Aerolíneas Argentinas,
Austral, Aerohandling, Jet Paq y Optar, las cinco empresas que
componen el grupo. La misma debe surgir de los tres actores que
hoy se encuentran involucrados en el futuro de las empresas: La
Sociedad Estatal de Participaciones Industriales de España,
el gobierno argentino y los trabajadores.
El Gobierno juega con una actitud muy parecida a la indiferencia.
Ciego, sordo y mudo, recorre el camino del lavado de manos, declamando,
casi, como único objetivo, que no haya despidos, situación
que al decir de la empresa dista de estar garantizada. No ha entendido
el significado de Aerolíneas y parece no darle importancia
a la desaparición de la aerolínea de bandera que
concentra el 60 por ciento del mercado nacional.
Cada día está más claro que la SEPI no tiene
ninguna intención de capitalizar a las empresas del grupo
y que su único objetivo es salir de Aerolíneas pagando
el menor costo y traspasando la responsabilidad a terceros, buscando
provocar la quiebra para tapar de esta forma los negocios y la
administración dudosa de los últimos años.
El escritor uruguayo Eduardo Galeano dijo en alguna ocasión
que en tiempos de crisis y definiciones la ambigüedad puede
parecerse mucho a la mentira. El gobierno argentino es ambiguo.
El gobierno español miente.
Las organizaciones sindicales, en cambio, embarcadas en asegurar
la continuidad de la fuente de trabajo y el bienestar de los trabajadores
presentamos un plan alternativo que puede darle salida a la crisis.
* Secretario general de la Asociación del Personal Aeronáutico
(A.P.A.),
adherida a la C.T.A.
|
|