Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira

KIOSCO12

Desafuero en la cuenta regresiva

La Corte Suprema chilena se reunió ayer. Y el fallo sobre el desafuero del senador vitalicio Augusto Pinochet es inminente.

 


Por Francesc Relea
Desde Santiago

 Chile ha dado en los últimos tiempos dos pasos que, más allá de sus resultados concretos, abren un escenario nuevo en la defensa de los derechos humanos violados sistemáticamente durante 17 años de dictadura. Los militares se han comprometido ante la sociedad chilena a entregar la información que obtengan sobre el paradero de los desaparecidos durante el régimen que presidió Augusto Pinochet. Y el general y dictador puede ser procesado los próximos días como autor-inductor de 53 homicidios y 19 casos de desaparición de personas si la Corte Suprema decide retirarle la inmunidad parlamentaria bajo la que se ampara por su condición de senador vitalicio. Los 20 jueces de la más alta instancia judicial de su país comienzan hoy a debatir el futuro judicial de Pinochet después de escuchar, la semana pasada, los alegatos de los abogados de las dos partes.
Es poco probable que el ex dictador se siente en el banquillo, pero no sólo la Justicia internacional sino la de su propio país, que durante años ha estado maniatada o sometida a intensas presiones de los poderes fácticos, lo ha declarado sospechoso. La Corte de Apelaciones de Santiago votó a favor del desafuero por estimar que “los antecedentes reunidos a estas alturas de las indagaciones hacen procedente por esta Corte la declaración de haber lugar a la formación de causa en relación con el senador Pinochet”. El juez Juan Guzmán Tapia instruye nada menos que 147 querellas criminales contra el general.
La Mesa de Diálogo patrocinada por el gobierno de la concertación, en la que durante 10 meses se han sentado representantes de las Fuerzas Armadas y de distintos sectores de la sociedad civil, incluidos algunos abogados de las víctimas de la dictadura, concluyó el pasado 12 de junio sus trabajos con un llamamiento público a entregar información sobre el paradero de los desaparecidos a cambio de mantener en secreto la fuente informante. El comandante en jefe del Ejército, general Ricardo Izurieta, dijo la semana pasada que todas las unidades ya han recibido la orden de colaborar para difundir la información anónima que reciban sobre detenidos desaparecidos. Idénticas medidas han adoptado los carabineros. La Iglesia Católica y la masonería han ofrecido garantías a todos aquellos que estén dispuestos a hablar.
Un sector de los familiares, de los abogados y organizaciones de izquierda –como el Partido Comunista– considera que el acuerdo de la Mesa de Diálogo sólo abre la puerta a la impunidad de los responsables de los crímenes. “Las medidas propuestas no contemplan una investigación del crimen de desaparición forzada o secuestro sino sólo un aspecto del mismo: la ubicación o destino del cuerpo de la víctima. Mucho menos contemplan la individualización de los responsables y su sanción”, añade el recurso presentado contra la Mesa de Diálogo.
El general sigue en silencio el recurso contra su desafuero en la Corte Suprema. Refugiado en su mansión del barrio santiaguino de La Dehesa, le acompañan sus más íntimos, Lucía Hiriart y sus hijos, que no hacen declaraciones. Estos días no se ha sentado en los bancos de la sala del palacio de los tribunales ningún militar en activo ni ningún dirigente de los partidos de derecha que veneraban hasta hace cuatro días al jefe supremo de la dictadura. En su casa, Augusto Pinochet apenas recibe a sus abogados. No andan muy bien los ánimos. El letrado Ricardo Rivadeneira lamenta no tener una relación estrecha con su cliente: “He tenido reuniones mínimas. No hay posibilidad de informarle al general porque no está en condiciones de sostener un diálogo de lo que sucedió en 1973”.

  

 

PRINCIPAL