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LOS CHIMENTOS HAN PASADO AL CENTRO DE LA ESCENA TELEVISIVA
Revolviendo los tachos de basura

Alguna vez hubo una división entre programas �serios� y �de chismes�. Hoy, la ideología según la cual la vida privada de los famosos debe ser pública se ha instalado en lugares antes impensados. 

�Telenoche� tiene hoy su segmento chismoso, con Catalina Dlugi.


Por Julián Gorodischer

t.gif (862 bytes) El chisme es el arma, y los �famosos� son el blanco preferido por el último boom de la TV: la sospecha y la delación en todos los formatos de la pantalla chica. Se trata de poner en duda las cualidades morales de alguien conocido (que puede ser deudor, infiel, golpeador, mal hijo...) y reemplazar el caso por rumores frescos cuando las reglas de la primicia lo determinan. Poco parece importar más allá de las noticias del corazón, e incluso los espacios de la información �seria� (como el noticiero o el programa político) husmean con fruición en las vidas privadas. No sólo los clásicos del género sentimental ��Rumores�, �Telepasillo�, �Movete�, �Venite�� ensalzan el chimento sino también programas como �Hora clave� -de Mariano Grondona�, �MarcaPazos� �de Nancy Pazos� o el noticiero �Telenoche�. 
En una de sus conclusiones más recientes �que antes se restringían a la vida política�, Grondona disertó sobre �la extraordinaria afinidad entre Carlos Menem y Cecilia Bolocco�. El tono académico desmenuzó el affaire ex presidencial con el rigor que otras veces dedicó a los problemas de Estado. El cambio de estilo y el vuelco a la información del espectáculo -comandados por la llegada al programa de Luis Cella� se hicieron sentir en un editorial sobre las virtudes carismáticas de la conductora chilena. Sólo un bloque para conmemorar el atentado a la AMIA bastó como introito para el plato fuerte: el romance Menem-Bolocco, y la pregunta del millón a cargo de Grondona: �¿Qué relación los une?�, que repitió anoche. El lunes, Grondona admitió en el programa �La cornisa� �de Luis Majul por Canal 7� que ha pagado por algunas entrevistas, como la de Diego Maradona y la del arquero Oscar Córdoba.
En �Telenoche� , la cámara oculta abandonó recientemente la pretensión justiciera que le atribuye �Telenoche Investiga�. Y prefirió reseñar el romance entre Antonio de la Rúa y Shakira. Las revistas frívolas marcaron la agenda en reemplazo de las secciones duras de los diarios, y el noticiero estuvo allí para robar imágenes de Antonio en el pool y la playa, intercambiando besos y mimos. Nancy Pazos, desde la pantalla del canal estatal, se dio el gusto de entrevistar al �heredero enamorado�, en un puro estilo Caras. Aun con los ecos del ajuste y el despido masivo de empleados estatales, las travesuras de Antonio �en busca del amor� recorrieron todos los canales y franjas horarias. �Desde Raúl Alfonsín hasta Mariano Grondona, ahora en este país abundan los periodistas del corazón�, analiza Laura Ubfal. �Es insólito, pero ahora también �Telenoche� vende chimentos. La TV es el reino del cotorreo permanente, como una extensa charla entre vecinas que convierte a las vidas privadas de las figuras en nuestro pan de cada día�, agrega esta cronista del mundo del espectáculo.
Por las tardes, la TV chismosa llega a su apogeo. �Rumores� (a las 15, por América) elige siempre los mismos escenarios: la habitación de hospital, el camarín, la cama matrimonial. Su premisa es �estar allí� cuando las actrices de segunda línea se revelan �golpeadas�, o las vedettes afilan garras para atacar a una colega. �La guerra de...� es el recurso por excelencia. �Me robaron el corpiño y tuve que salir en topless a escena�, acusó la flamante vedette Bárbara (ex Venus) a su compañera Yanina Zilly. 
Regocijado por la llegada del chimento a �Hora clave�, Carlos Monti -conductor de �Rumores� junto con Susana Roccasalvo� ensaya una revancha: �Ahora descubrieron que la información del espectáculo acrecienta el rating, y todos la incluyen. Cuando Grondona se ocupa del corazón, demuestra que no éramos tan malos�. Lo cierto es que los chimenteros vivenla expansión del género como una reivindicación. "Somos tan periodistas cómo los que antes nos criticaban", afirma Monti. Ubfal discrepa, en todo: �El chimento es vergonzoso y se dirige a lo peor que tenemos. Con tal de obtener más rating, hoy se dice cualquier cosa�. 
El boom chismoso tiene su cuota de extrañeza. En �Movete� (a las 16.30, por América), el periodista Marcelo Polino se vanagloria de haberse convertido �en el personaje más odiado del mundo del espectáculo�. Dice, muchas veces, que tiene �varias amenazas en su contestador�. El canal promociona sus participaciones con cartel francés, también en el ciclo �Paf!� (a las 21, por América), y Polino subraya cuando puede que su presencia sube entre cinco y siete puntos el rating del programa. Se maneja por fuera de todo orden moral: es el gran señalador que sorprende al marido infiel, el galán deudor, el futbolista homosexual y el actor golpeador... Toma partido por sus amigas (la vedette Alejandra Pradón, Beatriz Olave, madre de Rodrigo) en las polémicas que instala. �Yo no me guardo nada�, proclama.
El más moderado �Telepasillo� (a las 17, por Canal 13) prefiere revestirse de una estética �de qualité� para correrse de una zona fuerte de desprestigio. Es que la herencia que dejó Lucho Avilés �que instaló la figura del presentador delator y la práctica de las recorridas nocturnas� convoca audiencia, pero no anunciantes. Por eso, Canal 13 importó algunos rasgos del tono light y la puesta en escena fashion del canal estadounidense E!, e instaló esta �rueda de chismes� más parecida al exitoso �The Gossip Show� (uno de los ciclos pioneros de E!) que a la tradición vernácula. Así, en �Telepasillo� aparece una veta novedosa: generar reflexión a partir del chisme. Los panelistas polemizan, discuten, evalúan casi con el tono de un debate: la forma intenta volver �aceptable� el contenido. Poco importa que se estén refiriendo a las peleas y reconciliaciones del Pastor Giménez y su esposa Irma cuando desmenuzan la relación con pretensión docente bajo la consigna �¿Negocio o amor?�. Los dardos apuntan a un solo efecto: despojar al público de culpas, expiar el costado cholulo bajo el disfraz de programa serio. 
En busca, también, de otra credibilidad, están los ciclos de la periodista Catalina Dlugi: sus columnas en �Telenoche�, su ciclo �TN Show� (en el canal de cable Todo Noticias) combinan dosis de vida privada con información sobre estrenos y visitas célebres. �Es un recreo para distraerse �apunta --, una sección frívola que mantiene un pequeño porcentaje del total del noticiero. Personalmente prefiero no escarbar en las vidas privadas de los famosos. Pero nunca critico a los que lo hacen, porque si existe significa que la gente lo quiere. Y lo debe regular solo el gusto popular.� Ese argumento tiene muchos defensores: los chimenteros invocan a �la voz del público� para legitimarse. 
Esa lógica suena ridícula a muchos. �También el talk show vivió su auge y lo amparaban con la excusa de que la gente pide", recuerda Ubfal. Hoy está claro que eso es televisión basura. Mientras tanto, Polino ya co-conduce �Movete� junto a Carmen Barbieri, y �Telepasillo� y �Rumores� suman público a cambio de magros costos. Es un trueque que suena irresistible y pesa mucho más que cualquier reflexión sobre los contenidos.

 

 

E!, el chisme del primer mundo

Cuando se piensa en una forma mejor de hablar de las �estrellas�, el canal estadounidense E! enseguida pasa a un primer plano. En �The E! News Daily� �el ciclo central de la señal, que se emite todos los días en dos emisiones�, el rumor quedó completamente excluido. La información del espectáculo fue discriminada con rigor de la data sentimental: es una buena manera de prestigiar, y no �pour la gallerie�, al género. El programa no dista mucho de cualquier noticiero de interés general: ascetismo en la presentación, tratamiento riguroso de la información y, sobre todo, un manual de estilo interno que se desentiende del chisme.
Las notas de E! refieren a estrenos, premios o entrevistas a personajes. Steve Kmetko, el conductor, está inhibido de opinar y se limita a presentar los temas y entregar información extra. Curiosamente, el tono contracté y la falta de amarillismo nunca vuelven solemne al programa. Claro que el costo es alto: una edición muy cuidada, una puesta impecable, muchísima información y el atractivo que los famosos sólo pueden ofrecer estando en Hollywood.


Rodrigo, el tema inagotable

Los programas de chimentos recrearon un universo inagotable en relación con la muerte del cantante cuartetero Rodrigo. Primero se dedicaron a la mera crónica del accidente: los detalles del choque, los testimonios de testigos, amigos, familiares. Fue apenas un comienzo. Tanto �Rumores� como �Movete� y �Telepasillo� armaron luego el show del personaje en torno a Beatriz �la Betty� Olave, su madre. Se disputaron su presencia en vivo desde el día posterior a la muerte, para verla cantar, gritar, pelear contra todos y nunca llorar �por principio�, una forma muy particular de vivir el duelo. Después, los chimenteros dieron paso a las dudas sobre el accidente: la búsqueda del conductor de la combi, la construcción del santuario, la conversión del cantante en icono religioso. Y llegó también la hora de sus mujeres: Patricia, Alejandra y Sarita �sus distintas parejas� desfilaron por todos los ciclos para rivalizar entre ellas, atribuirse el rol de �la más amada� y disputar protagonismo. Por estos días, la herencia es el tema que todos abordan: la pelea entre la madre y el representante José Luis Gozalo, y las rentas y deudas que el éxito legó. En ese plan, el caso Rodrigo ha devenido en una trama meramente económica. Madre y tía, aliadas, son para los programas de la tarde las heroínas desplazadas que batallan por una causa justa. Y el representante es el villano que retacea los billetes para quedarse con la plata. 

 

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