Por Pablo Plotkin
�Corría el año �28 cuando Hilario Ufa (también llamado Juan Castro, alias El Torcán) arribó a la gran urbe procedente de un pequeño pueblito en la zona sur de nuestro país. Se largó a los arrabales y tuvo algún entrevero: se topó con travas, bufas y malevos. Cantaba en los bodegones; su público era un borracho que se dormía...� Así empieza el prólogo �relatado en tono de caricatura de los viejos locutores AM� de Ufa, el segundo disco de la carrera de Daniel Melingo como cantautor de tangos. En la última puerta de una propiedad horizontal de Colegiales, Melingo sale al sol de invierno por un instante, pestañea y vuelve a la tibieza del departamento. Se escuchan algunos tangos de su autoría, otros con letras de Enrique Cadícamo, otros de Luis Alposta (letrista de Edmundo Rivero) y de Tito Molina, su manager. �Hace cinco años, cuando volví de pasar diez años en Europa, me salían tangos, tangos, todo el tiempo tangos. Escribí como 300 tangos�, cuenta el ex Twist, Abuelos de la Nada y Lions in Love, en entrevista con Página/12. Mientras termina las negociaciones para editar el sucesor de Tangos bajos, Melingo adelantará esta noche varios de los temas en la discoteca Morocco.
�¿Qué clase de gente lo va a ver?
�Es un amplio espectro. Vienen desde punkies, skinheads y rastas de 15 años hasta un viejito que viene siempre, de barba larga y bastón, que tiene más de 90 años. Cada vez que termino de tocar, se emociona: se pone a llorar y me abraza. Está en todos los shows. Va solo. Se toma su copita de vino y se vuelve a casa. También hay alguna que otra señora pituca de Barrio Norte.
�Bueno, el lugar que alguna vez ocupó el tango, como ritmo de los arrabales, ahora lo ocupa la cumbia, por ejemplo, ¿no?
�Sí, seguro, porque es una música fácil al oído. Personalmente, creo que es una involución musical, pero bueno... Yo hice cumbia con Los Twist. �Corazón de mandril� era una cumbia. Y el primer tango lo compuse hace veinte años: se llamaba �Esta es mi presentación�.
�¿Sigue considerándose un artista de rock?
�Por supuesto: mi banda se llama Los Ramones del Tango. El Indio Solari me llamó un día y me dijo: �Vení que te espero en un lugar, que te quiero hablar�. En síntesis, me dijo que sentía que yo tocaba el tango como rock and roll.
�¿Lo citó para decirle eso?
�...Entre otras cosas. Nos quedamos hasta altas horas de la noche, hasta que la Negra Poli dijo: �Chicos, a la cama�. Pero creo que el Indio quiso decir que la manera en que toco tango tiene la furia y la rebeldía del antiguo rock and roll. Eso interpreto.
�¿Su vida es más rockera o tanguera?
�(Se ríe) ¿La pregunta es si tengo mucho rock and roll? Un poco... El tango tiene mucho más rock and roll que el propio rock. Lo veo mucho más duro. Y mucho más rico en melodías, letras, armonías. Es popular, bailable, pesado, romántico. Hay cada papa frita cantando cada letra en el rock...
�¿Por qué prefiere el tango de las décadas del �20, �30 y �40?
�Es el sonido simple, natural, crudo, sin efectos, así como viene. El tango tiene que ser popular. Mis tres marías, mis tres cantores preferidos, son Gardel, Rivero y el Polaco (Goyeneche). Lo que cantaron ellos tres no lo puede cantar nadie más. Que se dejen de joder.
�¿Podría quedarse con alguno de los tres?
�Yo estoy muy influido por Edmundo Rivero: crecí al lado de él. Mi madre estuvo casada 20 años con su manager. Lo tuve al lado toda mi infancia, con su vozarrón... Pero no voy a dejar de lado al Polaco y al Mudo. Para nada.
�¿Recuerda algo de Rivero en aquel tiempo?
�Un día estábamos en la casa del marido de mi vieja, y se escucha un grito en la habitación: era la mujer de Rivero, que salió gritando: �¡Una rata, una rata!�. En realidad era el peluquín de Rivero, el bisogne, que era finito y lo escondía entre las toallas.
�En este disco, Alposta escribió algunas letras especialmente para usted. Se trata del mismo hombre que le escribía letras a Rivero...
�Es un lujo. Alposta tiene una preferencia por los personajes oscuros, igual que yo. Somos almas gemelas con el doctor. Decidió escribir para mí después de ir a verme. Pero creo que lo que hace falta ahora, para que no muera el tango, es que aparezcan nuevos compositores. Porque intérpretes hay un montón, pero siguen cantando �Cambalache�. No me parece mal, pero ya fue suficiente.
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