Por Raúl Kollmann
La Cámara Federal emitió una dura resolución en la que sostiene que la investigación del caso AMIA por parte del juez Juan José Galeano es �lenta y poco fructífera�. El Tribunal sostiene que le resulta imposible pronunciarse definitivamente sobre el sospechoso, Alberto Kannore Edul -algunos hablan de él como la conexión siria� por cuanto la investigación no ha ido a fondo.
Según los camaristas no se profundizó, por ejemplo, la pesquisa sobre una llamada que Kannore Edul le hizo una semana antes del atentado a Carlos Telleldín, el último propietario del motor que apareció entre los escombros de la AMIA.
En esa misma línea, la Cámara le ordena al juez que investigue la relación de Edul con la empresa Santa Rita, propiedad del empresario Nassib Hadad, que colocó un volquete frente a la AMIA cinco minutos antes de la explosión; que busque vínculos con el ex comisario Juan José Ribelli y también que trate de determinar si Edul dejó vehículos de su propiedad en el estacionamiento Jet Parking, desde donde salió la camioneta usada como coche-bomba. Además, le pide que ponga bajo la lupa a la empresa Anselmo Internacional, con la que trabajaron tanto Edul como Hadad y que podría haber importado explosivos.
Más allá de las medidas que ordena, lo fundamental de la resolución es que le llama la atención al juez porque cuestiona una investigación que ya lleva seis años.
La resolución de la Sala Uno de la Cámara Federal �integrada en esta oportunidad por Horacio Vigliani, Horacio Cattani y Martín Irurzun� fue emitida antes de la feria judicial, pero recién trascendió anoche. Es un pronunciamiento sobre Kannore Edul, uno de los personajes más sospechosos en la causa AMIA y que, pocos días después del atentado, ya fuera señalado por el fallecido periodista Carlos Juvenal.
�Albertito�, como le dicen, es un empresario de origen sirio-libanés, cuyo padre �también se llama Alberto Kannore Edul�, es un viejo amigo del ex presidente Carlos Menem y ex presidente del Centro Yabrudense o sea de los nacidos en Yabrud como los Yoma o Al Kassar. En concreto, la Cámara asevera que no hay elementos para procesar a Albertito, pero tampoco para sobreseerlo. Los jueces apuntan precisamente, que el �lento y poco fructífero avance de la investigación� impide precisar la responsabilidad de Kannore en varios aspectos y por ello le ordena al juez que tome urgentemente las medidas para avanzar en la pesquisa:
Que profundice la investigación sobre la llamada de Edul (padre) a Telleldín una semana antes del atentado. Es un punto clave. El empresario nunca pudo explicar esa comunicación qué implica un llamativo vínculo con la persona que tuvo la camioneta antes de ser utilizada como coche-bomba. Edul dijo que en esa época buscaba comprar una Trafic, pero se demostró que no había llamado a otras personas que ofrecían un vehículo de ese modelo. Después sugirió que la llamada la hizo su chofer y finalmente alegó que no se acordaba.
Que se investigue con más seriedad la agenda encontrada en la casa de Kannore Edul, para buscar vinculaciones sobre todo con el propietario de Santa Rita, la empresa que dejó el volquete frente a la AMIA antes del estallido. �Ningún progreso se obtuvo de los datos que surgieran de la agenda del imputado�, sostiene el Tribunal.
Que se busquen las relaciones entre Edul y Hadad �el propietario de Santa Rita� en todos los aspectos. Es que el camión de volquetes que estuvo en la AMIA también pasó por la misma cuadra del negocio de Kannore Edul. �la investigación respecto de la empresa de volquetes no ha logrado respuestas sólidas, conforme a los dichos de la querella�, transcribe la Cámara.
�Que se profundice la pesquisa sobre la empresa Anselmo International SRL, con la que trabajaban tanto Edul como Hadad.� Debe establecerse -prosigue la Cámara� se si utilizaron algunos de los elementos que circulaban a través de esa empresa de transportes�. Se trata de una referencia concreta a explosivos.
También se le pide a Galeano que investigue si Kannore Edul estacionaba autos en Jet Parking, si su presencia habitual en el barrio de la AMIA tiene relevancia en los hechos, e insiste con que, de una vez por todas, se haga la reconstrucción de los minutos previos al atentado. Por último, los jueces le piden a Galeano que investigue las vinculaciones entre Kannore Edul y el ex comisario Ribelli.
Para colmo de males, es probable que alguna de las medidas cuya implementación le pide la Cámara a Galeano ya hayan sido realizadas. Ocurre que el juez mantiene una serie de expedientes paralelos que no se agregan al cuerpo central y que por lo tanto no llegaron a la Cámara. Con su resolución, el Tribunal le está diciendo que normalice la �insólita� situación y que no puede mantener prácticamente ocultas distintas partes de la investigación.
Más allá de los tecnicismos jurídicos, la Cámara se muestra nuevamente crítica con la marcha de la pesquisa. Le dice al juez que es �lento y poco fructífero� y además le señala �y no por primera vez� que no se hizo una parte de la investigación. Esta vez la Cámara le reprocha a Galeano que falta indagar bien en lo que podría llamarse la conexión siria, pero ya antes le hizo saber que no hay una buena investigación de la relación que podrían tener efectivos de la Policía Federal con la trama del atentado.
DEL �PARAGUAS� MENEMISTA A LA CRITICA DE LA CAMARA
El progresivo deterioro del juez
Por Sergio Kiernan
El juez federal Juan José Galeano dijo, hace años y en privado, que �el caso AMIA me cayó en la cabeza a mí, que soy un juez común y corriente�. No se sabe si el magistrado sigue lamentando haber estado de turno el 18 de julio de 1994, pero sí que cada vez son más los que lo lamentan por él. A la fila de insatisfechos se le sumó ayer la Cámara Federal, que formuló críticas a la lentitud, la falta de frutos, la falta de diligencias y la dilación que caracterizan la investigación del caso. Son críticas que no se escucharon antes de parte de la Justicia ni de las instituciones de la comunidad judía.
El gobierno menemista respaldó sin fisuras los actos de Galeano ofreciéndole de hecho un paraguas. El Gobierno no lo criticaba y usaba el argumento de la independencia de la Justicia para desviar las críticas. Era una dialéctica más que conveniente: si la investigación iba mal, iba �al ritmo de la Justicia�, que como todos saben es independiente. Si se le exigía al Gobierno hacer más, se prometía de todo pero se recordaba sutilmente que, en el fondo, el tema era �de la Justicia�. Carlos Corach usó alguna variación sobre este tema una y otra vez.
La AMIA y sobre todo la DAIA bajo la presidencia de Rubén Beraja defendieron al juez. En privado, como para mostrar que eran hombres de mundo y sabían qué pasaba realmente, admitían que la investigación estaba llena de problemas y omisiones alarmantes, pero afirmaban que había que defenderla porque era lo único que había. Nunca asomaba explícitamente la sospecha de que el juez fuera algo más que incapaz, algo peor que un funcionario superado por una causa inmensa e inusitada. Los familiares �moderados� seguían más o menos esta línea oficial.
Sólo Memoria Activa señaló desde el primer minuto que la causa estaba mal llevada. Con el paso del tiempo, el grupo llegó a la conclusión de que no era casual, que el real interés de Galeano no pasaba por �investigar hasta las últimas consecuencias�, en la frase memorable de Menem. Más allá de esta conclusión, desde todas las tribunas a las que pudo llegar y en su demanda internacional contra el Estado argentino, Memoria Activa se ocupó de criticar ácidamente al juez por las mismas falencias que ahora señala la Cámara. El panorama está realmente cambiando.
Si bien mantiene su influencia, Beraja ya no es la cabeza política de la comunidad judía. Las instituciones ya no parecen guardaespaldas del Gobierno y de Galeano, y hasta se escucharon críticas en el acto �oficial� de la semana pasada en la calle Pasteur. El Gobierno no muestra en los hechos que resolver el caso AMIA sea una de sus prioridades reales, pero mantiene una retórica y hace gestos, como la presencia del Presidente entre el público en el acto, que indican que no se olvidó. Y el juez parece haber perdido el paraguas, la garantía automática de protección que tenía antes.
Ya no hay más dos discursos, con Memoria Activa haciendo de grupo militante y las instituciones de grupo razonable que entiende a una autoridad preocupada a la que hay que ayudar. Más bien hay un discurso coherentemente crítico y un silencio incómodo: las instituciones no critican pero tampoco toman riesgos con el juez. Que esta crítica a Galeano y a una parte del andamiaje de la investigación aparezca en un fallo indica que los bloques están desdibujados y que están apareciendo otros espacios.
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