Por Roque Casciero
Tom Green siempre fue un bromista, aunque sólo en sus sueños más afiebrados imaginaba que iban a pagarle para que ejerciera de ello. Hoy, a los 28 años, este flaco canadiense con cara de loco es el gran bromista oficial de la MTV estadounidense, donde su �The Tom Green Show� lleva dos años en el aire. La versión latina de la cadena empezó a programarlo los viernes a partir de las 24 sin hacer demasiado alboroto, porque quiere testear si su clase de humor le sienta bien al público local. En Estados Unidos, en cambio, Green ya fue tapa de revistas tan diferentes como Rolling Stone y TV Guide, e invitado al programa de su ídolo David Letterman. Ah, y para envidia de los varoncitos, Green es el novio de la bella Drew Barrymore.
En cámara, el pibe parece no tener límites. Su programa es un falso talk show en el que da rienda suelta al delirio, a veces rozando el mal gusto. De todos modos, lo más interesante es cuando Green sale a la calle, sólo acompañado por un camarógrafo. Así, entrevistó a transeúntes con el micrófono bañado de excrementos caninos, chupó leche directamente de la ubre de una vaca, interrumpió programas de otros canales disfrazado de conejo y pagó cuentas de cinco dólares con monedas de un centavo. En una ocasión se afeitó los pelos del pecho, los metió en un sandwich y se lo dio a comer a una dama. En otra, él mismo tragó cabellos humanos mezclados con jalea. Y hasta armó un revuelo entre los canales de noticias cuando cruzó a nado el lago Washington, en Seattle, a lo que calificó de �algo inédito�. �Le pateé el culo al lago�, se ufanaba Green, antes de que un frágil adolescente aclarara que ese cruce es un ejercicio frecuente en los campamentos de verano... ¡para chicos de diez años!
Cuando hacía su show en Ottawa, antes de su traslado a la MTV, cierta vez Green descubrió que no tenía notas suficientes, así que encaró a sus padres en mitad de la noche y los obligó a ver con él un video de un concierto de Bon Jovi. A partir de ahí, el bromista subió la apuesta: pintó una pornográfica escena lésbica a un costado del auto de su madre, puso en el patio de la casa familiar una estatua que mostraba a papá Green golpeando a su esposa (después la cambió por otra en la que estaban en pleno acto sexual), colocó una cabeza de vaca en la cama matrimonial... Los padres no saben qué hacer para que su hijo pare y ni siquiera piensan en pagarle con la misma moneda, porque sienten que estarían perdidos. �El tiene presupuesto�, se quejan.
Otro frecuente blanco de ataque de Green es Glenn Humplick, un grandote con cara de bonachón, a quien el conductor besó en la boca en cámara y ridiculizado de todos los modos posibles (cuanto más procaces, mejor). Humplick es una de las dos personas que aparecen en el estudio junto al conductor, aunque a menudo lo único que hace es insultar cuando no resiste las gastadas. El otro es Phil Giroux, un amigo de la infancia de Green que sólo toma café y se ríe en un costado del decorado.
Este año, Green debió enfrentar dos problemas. El más leve fue que, con la fama, se le complica encontrar incautos para entrevistar. El más grave, que le descubrieron un tumor en su testículo derecho. Cuando se lo sacaron, el conductor decidió mentir una operación de hernia. �Si la gente me tiene lástima, eso limitará mis posibilidades de hacerla reír�, razonó. Más tarde, debió ser sometido a una nueva cirugía para removerle ganglios afectados por células cancerígenas. Y entonces decidió ir hasta el final: armó su propio �Show del cáncer� con la grabación de su operación y su recuperación. En una parte del rodaje, todavía convalesciente, Green tomó una guitarra y cantó �Ey, chicos, palpen sus testículos. De ese modo no van a tener cáncer. Ey chicos, jueguen con su escroto. Yo tuve cáncer en mis bolas, lo descubrí mientras me masturbaba. Afortunadamente, lo hago muy seguido�. Para el canadiense, no había mejor forma de cerrar una temporada.
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