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Apareció bajo los escombros del hotel otra víctima del Concorde


Por Eduardo Febbro
Desde París

t.gif (862 bytes)  Una nueva víctima de la catástrofe del Concorde francés que se estrelló al norte de París fue encontrada ayer bajo los restos de uno de los reactores del avión, elevando así a 114 el número de muertos. Simultáneamente, la BEA francesa, la Oficina de Investigaciones de Accidentes, suministró informaciones suplementarias que permiten acercarse un poco más a las causas del accidente, aunque persisten sin embargo numerosos puntos sin aclarar. La BEA confirmó que “uno o dos” neumáticos del tren de aterrizaje izquierdo explotaron antes de que las ruedas del aparato dejaran de tocar tierra. Los expertos fundan su análisis en los restos del avión que se encontraron en la pista y afirman que “seguramente, el o los neumáticos debieron explotar o desprenderse antes del despegue”. La información no basta, sin embargo, para explicar las razones de la catástrofe, ya que los mismos expertos señalan que ese percance “no pudo provocar por sí sólo el incendio, la pérdida de control del aparato y su posterior caída”.
A medida que pasan los días se descubren los numerosos percances sufridos a lo largo de los años por el supersónico. Coincidiendo con las revelaciones de los investigadores franceses, la Comisión Nacional de Seguridad de Transportes de Estados Unidos (NTSB) ya advirtió a Francia en 1981 su “preocupación” por los problemas ocasionados por los neumáticos del Concorde en los aeropuertos de ese país. Según el texto de la NTSB, entre 1979 y 1981 se registraron cuatro accidentes similares al de París y “uno de ellos pudo ser catastrófico”. Air France admitió que hace 20 años la explosión de los neumáticos del tren de aterrizaje había provocado daños en los tanques y los motores del Concorde.
Con todo, las interpretaciones siguen siendo contradictorias. El ministro francés de Transportes, Jean-Claude Gayssot, aseguró que “la destrucción de uno o dos neumáticos pudo acarrear un encadenamiento de acontecimientos, daños en la estructura, un incendio y desperfectos mecánicos”. No obstante, cabe recordar que la tripulación avisó a la torre de control que no lograba hacer entrar el tren de aterrizaje y los expertos aseguran que la explosión de un neumático no impide que esa maniobra se realice, excepto si una pieza perdida sobre la pista por otro avión dañó el dispositivo.
Otra revelación atañe al incendio que se desató en la parte trasera del avión. Según los investigadores, el fuego “parece exterior a los motores y aún debe determinarse su origen”. Esa certeza lleva a algunos expertos a evocar la pista de la “concatenación de incidentes”: un neumático que explota, restos del tren de aterrizaje que dañan el ala, escape de querosén y lógico incendio. En ese contexto, el documento entregado por la NTSB norteamericana da cuenta de la explosión de dos neumáticos del tren de aterrizaje izquierdo en el aeropuerto de Washington Dulles, el 14 de junio de 1979. Restos de los neumáticos y de las piezas de metal de las ruedas habían dañado entonces un motore, atravesado tres tanques de querosén y deteriorado varios conductos hidráulicos.
Lo cierto es que el Concorde parece haber sufrido más de un desperfecto simultáneo. Como lo señalaba un especialista de la aeronáutica, “un tren de aterrizaje que no entra, un motor parado y otro a media potencia son demasiadas cosas a la vez”. El misterio es tanto más espeso cuanto que la compañía reveló ayer que la pieza que fue cambiada antes del despegue nada tiene que ver “con el accidente en sí mismo”. Las dudas que aún persisten llevaron ayer al ministro de Transporte a pedir “medidas de seguridad suplementarias y específicas” antes de autorizar la reanudación de los vuelos del avión. Ayer, la empresa Air France suspendió los vuelos de los Concorde “hasta nuevo aviso”.

 

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