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EL LADO OSCURO DE LA CARRERA ESPACIAL
Una historia lunática

Un especial que estrena mañana Infinito revela aspectos muy poco conocidos de la puja entre EE.UU. y la URSS por la conquista del espacio. Yuri Gagarin, por ejemplo, no fue el primer astronauta.

Por Verónica Abdala
t.gif (862 bytes)  Si es cierto, como escribió el portugués Fernando Pessoa, que el hombre es “del tamaño de lo que ve, y no del tamaño de su altura”, se puede pensar que en contadísimas ocasiones la humanidad pegó un estirón más pronunciado que 20 de julio de 1969, el día del alunizaje. Las imágenes de los astronautas del Apolo XI, que pisaban el suelo lunar ante la mirada atónita de mil doscientos millones de personas de todo el mundo, fueron recibidas con la conmoción esperable y marcaron un antes y un después en la carrera por la conquista del espacio que habían protagonizado, durante más de una década, la Unión Soviética y Estados Unidos. Aquello, se sabe, era una extensión a la geografía espacial de la Guerra Fría. De esa encarnizada pelea por el liderazgo tecnológico –que continuaba la lucha político/económica que enfrentaba al capitalismo y al comunismo– se ocupa un programa que emitirá mañana a las 22 la señal Infinito. El especial “Detrás de la carrera hacia la Luna” fue originalmente producido para la televisión inglesa hace tres años y se verá como estreno en la Argentina. Hace 31 años, la llegada del hombre a la Luna originó la primera transmisión vía satélite de la historia de la televisión argentina.
Estructurada en base a entrevistas a astronautas estadounidenses, técnicos especializados y empleados de la NASA, la emisión promete, en los primeros minutos, revelar “la historia jamás contada” de la carrera espacial. Esto es, entre otras cosas, los pormenores de las políticas que Nikita Kruschev y John Fitzgerald Kennedy implementaron para sacarse ventaja el uno al otro, allá por los tempranos 60. En ese marco es que se revela, por ejemplo, que ambos países “sacrificaron” astronautas que piloteaban misiones que resultaron fallidas y que esa información jamás trascendió. El documental asegura, también, que Yuri Gagarin no fue, como afirma la historia, el primer hombre que orbitó la tierra. El documental asegura que hubo otro soviético, antes que él, que logró regresar, pero que su estado de salud era a tal punto alarmante cuando pisó nuevamente la Tierra que el gobierno decidió mantener esa primera misión en absoluto secreto. Y que, en consecuencia, fue Gagarin el que, para la mirada del mundo, se llevó los laureles. Siete hombres habrían muerto antes que él, intentando cumplir con el mismo objetivo, cuando aún faltaban ocho años para que la tripulación del Apolo XI –Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins– clavara la bandera de Estados Unidos en el polvoriento suelo de la Luna.
En el especial se explica que entre 1957, año en que Rusia lanzó el primer satélite, y hasta mediados de los años 60, Rusia aventajó holgadamente a Estados Unidos. Después del Sputnik 1 se sucedieron otros lanzamientos soviéticos, incluyendo el que condenó a la desafortunada perra Laika a morir aprisionada y girando a la deriva en la oscuridad del cielo, en una de las cápsulas. El primer satélite que envió Estados Unidos al espacio fue lanzado en 1958, aunque pese a que uno y otro país se pisaban los talones, quedaba claro que eran los soviéticos quienes entonces gozaban de una indiscutible superioridad. Desde entonces, y hasta el momento del alunizaje, los vuelos experimentales se sucedieron ininterrumpidamente.
Durante su presidencia, Kennedy llamaba a la población a apoyar la carrera espacial que, afirmaba, se constituiría en una barrera contra “el avance de los siniestros soviéticos” para “defender la democracia y la paz”. Kruschev decía cosas similares, pero en privado. Uno y otro estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para ganar. A partir del día en que se definió la pulseada, hace 31 años, el mundo y las perspectivas de la humanidad serían otras. Jorge Luis Borges pensó algunavez que la llegada a la Luna fue “la gran aventura de la humanidad”. Una aventura brutal y definitiva.

 

 

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