Por Romina Calderaro
Creyó que la revista �Raza criolla� que usó para taparse la cara durante el espectáculo de sus caballos iba a engañar a los fotógrafos. Pensó que llegar cuando el show de su escuadra ecuestre ya había comenzado y desaparecer antes del final, con sus dos custodios, sería suficiente para que nadie lo viera. Raúl Juan Pedro Moneta sólo logró a medias su objetivo: los socios de La Rural no se percataron de su presencia, pero las cámaras lo inmortalizaron en la 114ª inauguración de la institución. Como llegó tarde, Moneta se perdió el abucheo que surgió en las tribunas durante el desfile de campeones, cuando el locutor anunció que uno de los caballos premiados era suyo.
A las once de la mañana, cuando el presidente Fernando de la Rúa y todos los funcionarios estaban ya ubicados, nadie pensaba que Raúl Moneta se atrevería a aparecerse por La Rural, y hasta se dudaba de la actuación de su ya tradicional escuadra ecuestre. Saco a cuadros y peinado con gel, hijo de dueños de cabañas, Marcos fue a la inauguración con su hijo. Consultado por Página/12, opinó sobre Moneta. �Yo pienso que mientras este señor no tenga una situación institucional clara, no tiene que desfilar con sus caballos, que es por lo que se hizo famoso aquí�, dijo. �No es un productor auténtico. Es un financista que incursiona en esta actividad para engañar. El está en una vereda y nosotros en otra�, agregó Juan Carlos, productor de la industria frigorífica. Mientras tanto, hablaba el presidente de la Sociedad Rural, Enrique Crotto. Moneta todavía no había aparecido. Y el jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes, entraba y salía del predio como buscando a alguien.
En su largo discurso, De la Rúa no hizo referencia a Moneta. Fue una decisión que tomó ayer a la mañana antes de ir a La Rural. El viernes a la noche, un importante integrante del equipo económico le había hecho llegar un borrador del discurso que incluía un párrafo, a consideración del Presidente, en el que se hacía una referencia elíptica a las recientes declaraciones antisemitas del banquero de Menem. Pero el Presidente optó por no leerlo. El único gesto �antimoneta� que tuvo De la Rúa fue no aplaudir las piruetas de los caballos del banquero, pese que la Primera Dama, Inés Pertiné, y Crotto batían palmas entusiasmados con el espectáculo.
Si De la Rúa quería quedar bien con los socios de La Rural, hizo bien en no festejar a los caballos. El Presidente pudo comprobar cuál era el clima con Moneta un rato antes de la actuación de su tropilla, durante el desfile de campeones. Todo iba bien, puros aplausos y demostraciones de los jinetes, hasta que el locutor anunció que uno de los caballos premiado es de Raúl Juan Pedro Moneta. �UuUuuuuu�, se escuchó largamente desde las tribunas. �No sé si está bien o no que desfilen los caballos de Moneta. Es un tema muy delicado. Tal vez le haría un bien a la patria si no viniera. Yo no estoy para nada de su lado�, confesó a este diario Carlos Spaventi, un profesor de polo que con boina, pañuelo bordó y mate en la mano estuvo ayer en el predio desde las once de la mañana.
El desfile de los caballos de Moneta fue el momento más festejado de la mañana. Dicen que el banquero cobró diez mil dólares por la venta del �paquete� de su show. Que incluyó caballos bailando tango, parejas de bailarines de tango acompañando a los caballos, jinetes disfrazados de indios bajando y subiendo de caballos al galope, y caballos bailando folklore al ritmo de Antonio Tarragó Ros, músico que nunca pierde la oportunidad de ofrecer sus servicios en un acto político.
Crotto no se salvó de responder sobre los caballos del banquero. Y ante una consulta periodística, expuso un razonamiento que ya tenía pensado: �Es injusto mezclar la actuación de la escuadra ecuestre con las declaraciones de Moneta, afortunadas o desafortunadas, cada uno dirá�, sostuvo. Crotto se refería a los ataques antisemitas de Moneta, quien atribuyó su mala prensa al ataque de periodistas judíos. Y si ayer los socios de La Rural condenaron a priori la actuación de los caballos del banquero, también aplaudieron con ganas todas las gracias de los animalitos. Tan entretenidos estaban todos en la contemplación del espectáculo que no se dieron cuenta de que el mismísimo Moneta se había hecho presente en el predio, un rato después de que comenzara el espectáculo. El banquero se ubicó en un lugar poco visible: cerca de la tranquera por donde entraban y salían los animales, en la otra punta del palco oficial. Y, por las dudas, daba la espalda a los pocos fotógrafos que lo reconocieron y se tapaba la cara con una revista. El hombre tomó sus precauciones, es cierto, pero tampoco era cuestión de perderse su propia creación. El tiempo que estuvo en el predio lo flanquearon policías de uniforme y dos hombres de civil que se fueron con él cuando decidió retirarse, un poco antes de que terminara el último número de su tropilla.
�Después de todo, lo que hacen los caballos está bien�, le comentó un hombre a su esposa. Ya todo estaba por terminar. De la Rúa seguía sentado, sin aplaudir y con los lentes puestos, y el inquieto jefe de los espías seguía dando vueltas por La Rural, como buscando algo o a alguien. Después de varias explosiones, cayeron papelitos celestes y blancos y los caballos se fueron levantando polvareda. Su dueño, Raúl Moneta, se había ido antes que ellos.
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