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Cómo ETA tira cadáveres a las puertas de Aznar
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 ETA continúa tirando cadáveres a la comunidad política española. Ayer la última víctima fue Juan María Jáuregui, un ex gobernador socialista de la provincia vasca de Guipúzcoa. Jáuregui ya había huido al extranjero para evitar la muerte a manos de la organización terrorista vasca, pero ayer se encontraba en España de vacaciones por 15 días. Dos hombres irrumpieron en un café céntrico de Tolosa, la capital de la provincia, y le dispararon varios tiros en la cabeza. Unas horas después un auto, se cree que el que fue utilizado para la huida, estalló cerca de la ciudad de Villabona. El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, condenó este último ataque de la �banda de asesinos�. De su lado, el presidente autónomo del País Vasco, Juan José Ibarretxe, realizó su jugada habitual de condenar las acciones de la ETA evitando al mismo tiempo incluir al brazo político de la organización, Euskal Herritarrok (EH). La muerte de Jáuregui hace ascender a siete el número de bajas fatales desde que ETA rompió su tregua unilateral el año pasado. El asesinato de ayer, sin embargo, representó una ampliación de la lucha armada de ETA. Hasta ahora todas sus víctimas desde 1999 fueron funcionarios, oficiales y periodistas en actividad. Los pecados de Jáuregui, por otra parte, pertenecían al pasado. Nacido en el País Vasco, había sido gobernador de Guipúzcoa entre 1994 y 1996, durante el último período del gobierno socialista de Felipe González. A lo largo de su mandato se ganó la enemistad del muy efectivo �comando Donosti� de ETA. El comando fue desarticulado, pero ayer resultó evidente que los etarras no olvidaron. Jáuregui, quizá, había contado con que lo harían. En 1997 se había autoexiliado en Chile para eludir las amenazas de muerte de ETA. Actualmente trabajaba como ejecutivo en Santiago, Chile, para Aldeasa, una cadena española de tiendas free shop de aeropuerto. Pero no pudo resistir la tentación de regresar a Guipúzcoa de vacaciones, y había manifestado su intención de asentarse en Madrid en octubre tras ser nombrado subdirector internacional de Aldeasa. ETA terminó con estos proyectos. Como blanco, Jáuregui tenía el atractivo de estar completamente desprotegido. Ayer se encontraba sin ninguna escolta tomando un café en el bar Frontón de Tolosa. Asesinarlo no requirió mucha elaboración. Dos hombres entraron al bar. Se acercaron deliberadamente a su víctima. Súbitamente sacaron pistolas y lo balearon varias veces en la cabeza. Huyeron antes de que llegara la policía. Luego de que un auto estallara en Villabuena, las autoridades españolas estimaron que el comando etarra buscó eliminar toda la evidencia. Jáuregui agonizó por dos horas y murió en el hospital. Estaba casado y tenía una hija de 19 años. Confrontado con un número creciente de muertos, el gobierno español argumentó ayer que los atentados eran una reacción �desesperada� de ETA ante una muy efectiva campaña antiterrorista. �El gobierno es consciente de que esta escalada, desde la desesperación y la crueldad de ETA, se produce porque la política del gobierno es la que hace daño a una organización terrorista como ETA�, afirmó ayer el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja. Para derrotar esta política, ETA lanzaba �estos zarpazos crueles, que sin duda no tienen nombre�. Mayor Oreja enfatizó que �la sociedad española no va a dejarse doblegar por esta banda de asesinos que sólo saben crear y generar odio, rencor y miedo, y en ocasiones hastío, al conjunto de la sociedad�. Por su parte, el flamante secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), José Luis Rodríguez Zapatero (ver entrevista aparte), abandonó ayer las tradicionales críticas de su partido a la intransigencia oficial y expresó pleno apoyo a la política del gobierno: �El PSOE va a tener una actitud de pleno apoyo a las fuerzas de seguridad del Estado y de plena colaboración y lealtad con el gobierno�. De hecho, el partido pondrá �más énfasis y lealtad� en su apoyo al gobierno de José María Aznar del Partido Popular (PP). Estas reacciones de repudio desde la comunidad política española son una constante. La única variable es el número de víctimas, cuyo ascenso debe ser motivo de creciente preocupación para el gobierno de Aznar. Desde que comenzaron de hecho su ofensiva, los etarras mataron en promedio a una persona por mes: un oficial en enero, un dirigente socialista y su escolta en febrero, un periodista de El Mundo el 7 de mayo, dos concejales del PP en junio y ahora el ex gobernador Jáuregui en julio. Si se agregan los heridos por los atentados donde ETA utilizó explosivos, la cifra total de víctimas asciende a siete muertos y 28 heridos. A menos que logre algún éxito espectacular, no es imposible que España caiga en lo que Mayor Oreja definió ayer como �el desánimo que pretenden los terroristas�.
ARAFAT ATACO DURAMENTE A CLINTON
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