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"Desde mi cargo hago política social"

El funcionario justicialista reconoce que el programa de becas que implementa la provincia, además del rol educativo, actúa como un paliativo familiar a la desocupación. "Hay un 40 por ciento de gente en la pobreza; si no revertimos esta desintegración, la Argentina no tiene futuro."

Por Nora Veiras
t.gif (862 bytes)  "Darles de comer y un banco es condición necesaria, pero no suficiente; la calidad de la educación son el docente y la tecnología. Estamos ganando la batalla contra el analfabetismo del siglo XIX, pero estamos perdiendo la batalla por el alfabetismo del siglo XXI que significa manejar bien nuestro idioma, manejar bien un segundo idioma y manejar bien el idioma digital". Después de haber cosechado 5 millones de votos en el '95 como candidato a presidente enfrentando a Carlos Menem, José Octavio Bordón renunció intempestivamente al Frepaso y a su banca de senador, y poco después volvió al peronismo. Hizo buenas migas con Eduardo Duhalde, y Carlos Ruckauf lo puso al frente del sistema educativo bonaerense que maneja un presupuesto de 3500 millones de pesos para atender a 4,2 millones de alumnos. Tiene bajo su responsabilidad directa a cuatro de cada diez estudiantes del país, lo cual se transformó en un termómetro para medir hasta dónde caló la crisis social. "Hay un 40 por ciento de gente en la pobreza; si no revertimos esta desintegración, la Argentina no tiene futuro", repite y detalla los planes de becas de 100 pesos para 180 mil alumnos con los que tratan de contener a los chicos en la escuela y actuar como un paliativo familiar a la desocupación.
--El año pasado, en Noticias salió un reportaje en el que decía que quería ser presidente en el 2003. ¿Sigue pensando lo mismo?
--No lo dije. Noticias me pidió una entrevista en Washington y dije: "Mire, estoy trabajando realmente en el tema de la educación así que no soy noticia". Jamás dije eso.
--¿Sí se consideraba un presidenciable?
--Me consideré presidenciable hasta el día que decidí dejar mi cargo en el Senado y dedicarme por tres o cuatro años al tema de la educación. Después no me consideré ni me considero hoy presidenciable. Quien escribió eso no tiene posibilidad de mostrar ninguna grabación en la que yo lo haya dicho.
--Es decir que no quiere ser un candidato en el 2003.
--No, no es que no quiera ser, un político siempre quiere ser, pero no voy a ser y no estoy pensando en ser.
--¿Quedó muy golpeado después de haber cosechado 5 millones de votos a salir tercero en la siguiente elección en Mendoza?
--No, soy realista. Cuando nadie creía que podía ganar la gobernación de Mendoza, decidí no buscar mi reelección y la gané. Cuando nadie pensaba que podía ganarle una interna a Alvarez, la di y la gané. Cuando decían que no íbamos a llegar al final de la campaña sin plata llegué y sacamos 5 millones de votos. Cuando estoy convencido de que algo es necesario y posible, lucho aunque parezca que todo es adversidad. Ahora me siento muy fuerte y entusiasmado ocupándome de la educación de 4,2 millones de chicos. Es bueno tener sueños, lo que es malo es ser un desubicado. Pero bueno, vamos a hablar de la educación, eso ya pasó.
--Al asumir, usted propuso incrementar la cantidad de escuelas de doble escolaridad. ¿Qué pasó?
--Ahora, después de las vacaciones comenzamos en 150 escuelas y tenemos previsto ir duplicando año a año con la idea de que en ocho años la mitad de todos los chicos bonaerenses estén incluidos en escuelas de jornada completa. El sentido no es sólo de cobertura social sino que entendemos que con 700 horas o menos por año no alcanza para aprender. Se requieren 1200 horas y más tiempo para profundizar en el aprendizaje. Lo hemos hecho con criterio social, los que más necesitan esto son los sectores de menores recursos. El segundo criterio ha sido que existan proyectos institucionales en la escuela, o sea que la comunidad esté preparada. La sorpresa es que pensábamos hacer 100 y tuvimos que hacer 150. Los directores han recibido una capacitación especial. El tercer criterio es que no exigiera grandes inversiones de infraestructura. Lo hacemos progresivo. Primero porque desde lo presupuestario no se puede dar un cambio que implicaría casi duplicar la inversión en educación de un día para el otro. En segundo lugar, porque tenemos que respetar a los padres que quieren jornadas simples. Tampoco podemos dejar de hacer la capacitación continua de manera gratuita, cercana y de calidad que necesitan nuestros docentes.
--El programa de becas de 100 pesos durante nueve meses para alumnos de familias de bajos ingresos se sigue ampliando. ¿Esto es un indicador de la crisis social?
--Con las 9 mil becas que liberamos esta semana para las escuelas técnicas y agrarias, ya hemos entregado 180 mil becas. De ese total 170 mil fueron otorgadas a las familias que están por debajo de la línea de pobreza. Ya cubrimos el 51 por ciento de chicos de todas las escuelas públicas y el 40 por ciento de los que van al Polimodal. El programa de becas es una gran política educativa, pero al mismo tiempo una gran política social. La adjudicación de becas es un indicador de la crisis social. Esta política nos ha permitido pasar de una cobertura del 83 por ciento para chicos de 13 a 15 años en el '95 al 97 por ciento este año. Si se analizan los sectores más pobres, el salto es aún mayor: pasamos de un 74 por ciento a un 93 por ciento de cobertura. En chicos de 16 a 18 años pasamos de un 60 a un 74 por ciento de cobertura y en los sectores más postergados, de un 38 a un 60 por ciento.
--¿Cuánto cuestan las becas?
--170 a 180 millones de pesos por año en relación con un presupuesto de 3500 millones de pesos, más de un 5 por ciento. La provincia tiene dos grandes políticas de educabilidad, es decir poner en igualdad de condiciones a los chicos: 1,3 millones de chicos que diariamente reciben su alimentación, eso ocasiona un gasto de un millón de pesos por día, y esta política de becas.
--Usted hace hincapié en la transparencia, pero hubo críticas por la asignación de becas...
--Hubo sólo siete denuncias, hemos corregido 4000 becas: gente a la que no le correspondía y se la sacamos. Entregamos otras 10 mil becas después de haber depurado errores en los formularios de solicitud. Puede haber algún intento de utilización política o algo por el estilo, pero el grueso de la gente que pide son gente que a lo mejor tiene 500 pesos de ingreso, una obra social, un trabajo estable, la mamá es la jefa de hogar, tienen ella y el marido la primaria completa, el marido está desocupado y realmente no le toca la beca de acuerdo con el puntaje, porque tenemos un 40 por ciento de la gente que está peor que eso. Esa no es una persona que está pidiendo algo injusto, está pidiendo algo más que razonable, que realmente necesita, pero no ingresa dentro de la política de las becas. Es un clásico la denuncia que dice "un médico, un abogado, con una camioneta 4x4 tiene dos becas". Por empezar no puede haber más de una por familia, y realmente no hemos encontrado... creo que encontramos un caso. Es la lucha frente a una pobreza tan extendida y a una desintegración que, si no nos ponemos a trabajar unidos para quebrarla, la Argentina corre serio peligro. El ajuste no puede ir ni sobre la educación, ni sobre la ciencia y la técnica ni sobre inversiones estructurales. La Argentina va a perder lo que era su mayor virtud: la movilidad social.
--Es decir que las becas están actuando como subsidio a la desocupación.
--Frente al éxito de aumentar la cantidad de alumnos en la escuela a partir de la aplicación de los 9 años de educación obligatoria --con grandes problemas organizativos y pedagógicos--, ahora el problema de la deserción empezaba a ser al terminar la EGB, es decir la nueva primaria de 9 años, que además es un chico de 15, 16 años expectante por ayudar a la familia. Segundo, en el mundo de hoy si un chico no tiene terminado el secundario es muy difícil que consiga un trabajo. El tercer dato es que en general fracasaban. Esto se lo planteé a Llach y Ruckauf se lo ha planteado al Presidente. Este plan --que parcialmente también lo aplica la Nación-- se podría convertir en un gran programa nacional que cubriera unos 600 mil jóvenes con un presupuesto anual de 600 millones de pesos con fondos sociales. Hay mucho interés en organismos internacionales en poder financiar parcialmente esto.
--Lo bueno sería que se generaran fuentes de trabajo...
--No, yo creo que los chicos de 15 a 19 años no tienen que estar trabajando.
--No me refiero a eso.
--El problema de fondo, coincido contigo, es que hay que trabajar muy fuerte en la tarea de generar empleo. Ya tenemos al 40 por ciento de los jóvenes y al 33 por ciento de las familias en la pobreza. ¿Hasta cuándo una sociedad tan empobrecida puede financiar un Estado capaz de soportarlo? Argentina tiene el peor de los mundos ante el problema del empleo: tiene la alta rotación y flexibilidad de los Estados Unidos con los niveles de desempleo europeos y sin las políticas de cobertura europeas.
--Es decir que esto es consecuencia de los diez años de política económica del menemismo.
--Sí, esto es lo que yo vengo planteando no desde el '89, cuando acompañé fuertemente la necesidad de cambiar frente al caos, sino en el '92, cuando en la Asociación de Bancos dije que era bueno ordenar la macroeconomía, era bueno entender que se había caído el Muro de Berlín y que no podíamos seguir con las políticas productivas de los 70, pero que había que pensar en el desarrollo de la economía local. No se equivocó en lo macroeconómico, pero sí en creer que el crecimiento se iba a derramar y se iban a movilizar la pequeña y mediana empresa, que iba a generar empleo y mejores salarios...
--¿Por qué volvió al peronismo entonces?
--Porque creo que es el principal lugar, como lo están demostrando estos meses, para alguna vez poder resolver el tema. Yo no me fui del peronismo porque no crea que tenga potencial, me fui porque no me permitieron el debate. Hay que abrir el debate de ideas, no el debate fraticida para ver quién es el candidato.
--¿La inversión por alumno en la provincia sigue siendo de 600 pesos?
--Cuando votamos la Ley Federal de Educación dijimos que para cumplir esa ley tan compleja --muchos teníamos reparo en cuanto a la organización-- nos pusimos de acuerdo en que había que duplicar los recursos. Buenos Aires hizo un gran esfuerzo, los incrementó un 70 por ciento, Nación un 30 por ciento y el grueso de las provincias no llegó a superar el 10 o 15 por ciento. Este es el déficit tremendo. El país está invirtiendo poco más de 12 mil millones y tendríamos que estar invirtiendo 18 mil y convocando a una mayor inversión privada. No digo sólo educación privada sino que como nosotros estamos destinando más de 400 millones de pesos en subsidios para el pago de los salarios de los docentes privados, es importante que aumente y se extienda el compromiso privado con la escuela pública que tiene los dos tercios de la matrícula y el 80 o 90 por ciento de los chicos de menores recursos del país. Si este año no le encontramos la vuelta, soy pesimista respecto al futuro argentino.

 

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