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OPINION

Más papelón que denuncia

Por Julio Nudler

 ¿Hay lugar para el humor y la farsa dentro del análisis económico? Estamos descubriendo que sí. Veamos este comentario técnico, elaborado por el economista Daniel Roiter: "Automotores: como es sabido, el principal costo de la industria automotriz está representado por las autopartes; sin embargo, de acuerdo a la particular matriz de insumo-producto utilizada (se refiere a la de 1997, publicada en 1999, en la que se basó en reciente estudio de la secretaría de Agricultura), el principal proveedor para esta industria sería el sector Comercio, que, según esa fuente, habría vendido por 545 millones de pesos a la industria automotriz, mientras que Autopartes sólo vendió por 178 millones. Es llamativo que, según la misma fuente, para producir automotores se consumen automotores por 380 millones; asimismo, para producir automotores, no sólo se usaría madera por 157 millones (casi tanto como autopartes), sino también cereales y oleaginosas por 60 millones."
Lejos de descubrir estos absurdos realmente graciosos, Antonio Berhongaray (SAGPyA) y Enrique Crotto (Sociedad Rural Argentina) se valieron del trabajo "Efectos de la política comercial externa y fiscal sobre el sector agropecuario argentino", lanzado oficialmente el 22 de junio, para denunciar que las "industrias sustitutivas" (automotores, autopartes, plásticos, textiles, siderurgia y otras) viven a costa del agro y la agroindustria. Y hasta consiguieron que anteayer, al inaugurar la muestra ganadera, Fernando de la Rúa avalara las conclusiones de ese estudio. ¿Quién asesoró al presidente en la cuestión, aparte de Berhongaray? Difícilmente haya sido Débora Giorgi, porque la secretaria de Industria también opina muy mal, técnicamente, de ese ensayo sobre las transferencias intersectoriales.
Los economistas a los que Berhongaray encargó el trabajo excluyeron a propósito del agro y la agroindustria al azúcar, por tratarse de un producto especialmente protegido, que hubiera afectado las conclusiones buscadas. Pero es divertido mencionar que Roiter, en su examen crítico para la Unión Industrial Argentina, indica que, según la señalada matriz MIP97, "para producir azúcar se usarían minerales, carnes, leche, otros productos alimenticios, bebidas gaseosas, cuero, madera, servicios profesionales por 37 millones de pesos, educación y, para no privarse de otras extrañas sustancias azucaradas, también pescado y vino".
¡Ah los técnicos!, siempre parando mientes en detalles irrelevantes, cuando lo que políticamente importa es el filoso dato final, con el que se puede desangrar al rival. ¿A quién le importa cómo se llegó a él?

 

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