Por Cristian Vitale Un último disco "castigado y anulado" --en sus palabras-- precipitó la decisión. Poco tiempo después de la edición de Larga Distancia Man Ray dejaba de existir. Luego de 12 años y 8 discos, Hilda Lizarazu le bajaba el telón al grupo pop de los 80 que había logrado sobrevivir a los 90, y se iba a vivir Córdoba. Hoy, con seis meses de residencia en la folklórica Jesús María, espera un hijo de su pareja, Pablo, y planea poco. Apenas gozar en paz de la niña --o el niño-- que vendrá. "Estoy componiendo sin compromisos contractuales, sigo trabajando pero en silencio musical. Estoy en mi isla, mirando las cosas desde otro lugar, más contemplativo y artístico. Probablemente sea el preámbulo de lo que vendrá", dice en una entrevista con Página/12. Lizarazu, de 36 años, inició su carrera en el arte con el retorno de la democracia, en 1983. Primero fue fotógrafa de revistas especializadas y más tarde comenzó a hacer carrera como cantante. Fue corista de bandas clave de la época como Los Twist y Virus. Cantó durante varios años en la banda de Charly García, hasta que decidió bajarse del tren. Aún compartía escenario con Charly cuando en 1988 formó con Tito Losavio un grupo al que le puso el nombre y apellido de un genio de la fotografía. "Puedo enorgullecerme --piensa mirando los principios de su carrera-- de haber sido parte de una época que vio nacer bandas como Virus, Don Cornelio, Alphonso S'Entrega, Los Twist, Sueter, Los Abuelos de la Nada, Fricción o Soda Stereo, que le dieron al pop la importancia que siempre tuvo en la historia de la música. Para mí es importante haber compartido la década del ochenta con estas bandas, haber seguido haciendo una música sin concesiones en los noventa y que el nuevo milenio me encuentre haciendo lo que me gusta." Hilda, además de cantarlas, componía buena parte de las canciones de la banda y era responsable de un porcentaje más que importante de su estética. --¿La separación de Man Ray obedece a la falta de éxito comercial? --La separación de Man Ray tiene que ver con la maduración de un tiempo, la necesidad de pasar a otra historia. Con Tito trabajamos arduamente doce años. Pasamos por todas las etapas: primero fuimos un grupo, luego un dúo, después nos decían que pusiéramos "Hilda Lizarazu = Man Ray", y la verdad es que Man Ray sin Losavio no hubiera sido lo que fue. A su vez el tiempo me encontró pensando en otra cosa. --¿Y cuánto tuvo que ver Larga Distancia en el fin? --Cabe destacar que Larga Distancia, al mes de haber salido a la venta, fue congelado y retirado del mercado. Eso sucedió cuando le comuniqué al presidente de la compañía que no firmaría otro contrato con ellos. "Es la política de la compañía...", me dijeron. Por un lado es lógico: ¿cómo van a apoyar a un grupo que luego no van a tener? Pero por otro lado también es lógico no querer firmar otro contrato con una discográfica que en los últimos años se la pasó cambiando el personal cada vez que hacíamos un disco. En cada CD que hacíamos teníamos que conocer al nuevo director artístico, al nuevo gerente de marketing o al nuevo presidente... Podría afirmar que Larga Distancia, a pesar de ser uno de nuestros mejores trabajos, al que todo el grupo le puso mucho trabajo de pre-producción y ensayo, fue de algún modo castigado y anulado. --¿Cómo reaccionó Losavio ante su decisión de abandonar Man Ray? --Creo que Tito aceptó mi decisión con naturalidad. Imagino que a él también el tiempo lo dejó pensando en otras cosas. Creo que, en cuestión de asociaciones creativas, oponerse a la elección de tu compañero de años sería no entender nada de nada. Ambos nos deseamos el bien y afortunadamente es una persona con mucho sentido común. Más allá de la bronca por el castigo y el congelamiento de Larga Distancia seguimos comunicados y en contacto como buenos amigos. La hicimos bien: disfrutamos de Man Ray e hicimos alguna que otra buena canción. Ahora cada uno hace su música: yo en el interior del interior y él en el interior del exterior. --¿Por qué no armaron una gira de despedida, como se estila cuando un grupo con tantos años de trayectoria se separa? --Me hubiera encantado pero sin el apoyo de la compañía fue imposible. --En el balance de los doce años de Man Ray, ¿le cierran las cuentas o le quedó alguna deuda pendiente? --El balance que hago de estos últimos doce años es absolutamente positivo. Para mí, haber llevado adelante al grupo a través de todos los obstáculos y decisiones que tuvimos que enfrentar, algunas acertadas y otras no, me ayudaron a crecer y a sentir responsabilidad total por mi vida musical. Creo que Man Ray, como un santuario, me dio la experiencia necesaria para seguir creando música en el presente. --¿Cuál fue a su criterio el mejor momento del grupo? --La época de Ultramar (1997), porque el grupo tocó como nunca. Hicimos gran cantidad de recitales por el interior y fue la antesala de nuestra tan preciada y reconocida gira por EE.UU. y México. --¿Por qué decidió radicarse en Jesús María? --Pensé en alejarme un poco de Buenos Aires para cambiar el entorno por un paisaje con menos edificios y colectivos, una imagen más abierta y virgen que sirviera a mi nueva etapa. Mirando el mapa de la Argentina fantaseé con algún lugar cerca de la Capital, de esos que ya había recorrido en gira. Luego, repasé mentalmente Bariloche y Mendoza, dos ciudades que me atraen por sus paisajes, pero las sentí muy lejos. Uno siempre imagina cómo sería vivir en otro lado. Como soy de naturaleza nómade y viajera, cuando fuimos a Los Angeles a grabar el último CD, también me entusiasmó la idea de quedarme ahí algún tiempo. Pero la distancia me resultó más larga de lo deseado, a pesar de que mi madre vive allí. Al final, me decidí por Córdoba, algo parecido a lo que buscaba. Un término medio. --De su naturaleza nómade se desprende que no va a extrañar demasiado las noches porteñas, los recitales, los amigos. --Es porque desde chica el azar me enseñó a ir de un país a otro sin escalas, de una ciudad poblada a una isla larga y semidesolada. Creo haber aprendido el arte de la supervivencia. Esa característica tan personal me ayuda a convivir con el sentimiento de desarraigo. Es más, a sentirlo como una cualidad y no un defecto. Puedo vivir en el interior del interior o radicarme en el exterior y vivir plena e intensamente. --¿Qué mundo imagina para su hijo? --Aún no me he sentado a pensar en eso. Todavía estoy con una sensación mágica de lo que vendrá. Hasta ahora lo único que había creado eran canciones y alguna que otra fotografía. Sin embargo, este nuevo ser invisible aún, que flota en mí como una medusa transparente, parece mucho más placentero y perfecto que cualquier canción.
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