Por Diego Schurman
El Gobierno, que ayer sintió cómo una velada sospecha
colectiva ponía las causas del suicidio de René Favaloro en
el Estado, aprovechó a su vez la muerte del cardiocirujano para defender
la desregulación de las obras sociales. "Lamento profundamente
que por este trágico episodio la gente se haya dado cuenta de que
el sistema de salud está en crisis. De hecho, el propio Favaloro
proponía reducir el número de obras sociales para mejorar
la calidad de atención", recordó a Página/12,
el ministro de Salud, Héctor Lombardo.
La desregulación del sistema de obras sociales es un viejo anhelo
del Banco Mundial. El proceso fue puesto en marcha por Carlos Menem. Pero
la Alianza lo consolidó con un decreto de necesidad y urgencia al
anunciar su último plan de ajuste.
El objetivo de Lombardo es achicar el número de entidades para garantizar
su subsistencia a través de un proceso de "consorcios"
y "fusiones". De las 290 obras sociales existentes, quiere dejar
en pie no más de 60. Sin dar precisiones, el funcionario anunció
que en los próximos días se liquidarán unas 40 entidades.
Un paper al que tuvo acceso Página/12 indica que entre las condenadas
a desaparecer o fusionarse con otras, se encuentran la obra social de televisión,
la de Helados 9 de Julio, Witcell e Instalaciones Sanitarias. El Gobierno
asegura que la reducción "fortalece" a las obras sociales
y las pone a punto para competir a partir del 1º de enero del 2001
con las empresas de medicina prepaga. El sindicalismo, en cambio, denuncia
una "privatización del sistema de salud" basándose
en este argumento: el objetivo de las empresas será obtener ganancias
con un sistema que mueve anualmente unos 3 mil millones de pesos.
"Favaloro creció en la solidaridad y no concebía a la
salud como una mercancía. Ese el debate que reabre su irreparable
muerte, no la de la desregulación y el descontrol de sistema de obras
sociales como pretende el Gobierno", aseguró a este diario el
titular de la CGT oficial Rodolfo Daer.
Por eso las dos CGT --la rebelde y la oficial-- no quieren que la desregulación
avance más allá de la situación actual, donde la libre
competencia está acotada a las obras sociales sindicales. En el Gobierno
replican asegurando que el temor real de los dirigentes gremiales es perder
el manejo de las "cajas".
Herencias y subsidios
Lombardo dijo a Página/12 que la crisis del sistema de salud es
parte de la "herencia recibida". Luego esquivó las críticas
por temas puntuales cuya resolución están al alcance de
sus mano. "Si hago es porque hago, si dejo de hacer es porque dejo
de hacer", se quejó ante este diario.
Entre los cuestionamientos más recurrentes a su gestión
figuran:
El Ministerio de Salud no derogó
la resolución 1040 del anterior gobierno que permite la entrega
discrecional de "subsidios no retornables" a las obras sociales.
Lombardo hizo uso de la resolución
para socorrer a obras sociales
como la del Correo, la Carne, y del Ministerio de Economía.
El problema es que ese dinero
se toma de un fondo destinado a reintegros por operaciones de alta complejidad,
VIH, prótesis y transplantes.
"Entre atender la urgencia de las obras sociales en crisis, como
la del Ministerio de Economía que tiene una deuda de 30 millones
de pesos, y pagar algo que ya se hizo, como una operación de alta
complejidad, priorizamos lo primero", argumentó el funcionario.
En la actualidad hay acumulados unos 3 mil expedientes de obras sociales
pidiendo reintegros por millones de dólares. Se trata de un rubro
caro si se tiene en cuenta que un trasplante de corazón tiene un
costo estimativo de 70 mil pesos, uno de médula de 150 mil y uno
de riñón de 18 mil.
Uno de las obras sociales que recibió ayuda inmediata de los "subsidios
no retornables" fue el ADOS de San Juan. Curiosamente se trata de
una entidad que pocos días antes había intervenido el Superintendente
de Servicios de Salud, Rubén Cano, organismo que está en
la esfera del Ministerio de Salud.
El manejo de las distintas ADOS en el interior del país se adjudica
al gastronómico Luis Barrionuevo, quien mantiene fluidos contactos
con el ex ministro Enrique "Coti" Nosiglia. Lombardo es declarado
amigo de Nosiglia. "Los dos somos radicales y de Boca", suele
decir.
En cambio, no recibió beneficios inmediatos la obra social de camioneros
de Hugo Moyano, que por entonces llamaba a movilizarse en contra de la
reforma laboral.
El Gobierno también congeló los préstamos destinados
a las obras sociales que se adhirieron al Programa de Reconversión
que impulsa el Banco Mundial.
Como resultado del ajuste, el Ejecutivo no cuenta con los 70 millones
de pesos de contrapartida exigidos por el Banco Mundial para liberar un
crédito similar destinado a las obras sociales.
Así, hasta las entidades que muestran "voluntad" de producir
reestructuraciones internas y optimizar sus recursos quedaron huérfanas
de la ayuda del Estado que las condicionó a realizar los cambios.
Es tan remota la posibilidad de una solución inmediata al tema
que el comité de seguimiento del Programa de Reconversión
de Obras Sociales ni siquiera sesiona.
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