Por Fernando DAddario
Tengo que hacer más discos con la obra de Jobim. Por
lo menos dos más. Es que tiene tantas canciones hermosas que siento
que con uno solo me quedé corta. Gal Costa, acaso la intérprete
ideal para abordar los repertorios más disímiles (hizo discos
enteros con canciones de Dorival Caymmi, de Chico y Caetano, de Ary Barroso),
sentía una suerte de deuda personal con el autor de Chega
de saudade. Una artista de su prestigio internacional se puede permitir
el lujo de saldar sus cuentas pendientes, y por partida doble: dos discos
en vivo, y una gira de presentación, con las canciones más
bellas cantadas por la voz oficial, que el próximo 10 de agosto
hará escala en el teatro Gran Rex.
No hice más que llevar a cabo un deseo de ambos, sostiene
en una entrevista concedida a Página/12. Trabajé mucho
con Tom, hicimos conciertos en Estados Unidos, en los que existió
una gran comunicación. Siempre quedaba latente la posibilidad de
que hiciéramos luego un disco. Y poco antes de su muerte, hablando
con él por teléfono, me manifestó su deseo de que
grabáramos juntos. Hubo encuentros, algún ensayo, pero su
muerte aplazó un proyecto lindísimo.
¿No le daba cierto temor abordar un repertorio como el de
Jobim, tan transitado; que sus versiones no sorprendieran?
Nunca se puede tener miedo interpretando canciones tan hermosas.
Y en mi caso particular establecí con ellas desde siempre una relación
tan íntima, que me resultó natural volver a tomarlas y entregárselas
al público tal como las sentía. No estaba improvisando:
la bossa nova significó para mí un cambio tan radical que
cambié mi manera de sentir, de pensar la música. Es por
eso que puedo decir que hoy hago muy bien esas canciones. No lo digo sólo
yo. Tom me eligió como la mejor intérprete de sus temas.
¿Qué opinión le merece el disco Elis
& Tom?
Es un buen trabajo.
¿Nada más?
Es un muy buen disco, en el que se destaca especialmente la participación
de Tom, más allá de su condición de compositor, como
gran instrumentista.
¿Las generaciones posteriores de cantantes femeninas estuvieron
a la altura de usted, o de Bethania y Regina?
Hay muy pocas buenas.
¿Marisa Monte, Adriana Calcanhoto?
... Son hijas de nosotras, tienen algo de Elis, algo de Bethania,
algo de Gal Costa. Y a su manera, también son diferentes. Me gustan,
pero no se vislumbra hoy que vaya a ocurrir una revolución como
lo fueron la bossa nova y el tropicalismo, que movilizaron a generaciones
enteras. Creo que no habrá otra revolución musical.
Cuando adhirió al tropicalismo, ¿renegó en
algún momento de esa placidez que destilaba la bossa nova?
Jamás.
En la música popular brasileña hay un gran respeto por las
tradiciones, aunque se pretenda innovar. La bossa nova me gustó
antes, durante y después de mi experiencia con el tropicalismo,
que fue espectacular. En esa época, todo lo que sonara diferente,
exótico, experimental, me fascinaba, pero nunca dejé de
escuchar a Tom, que es mi referente de toda la vida. Lo que pasaba era
que, por entonces, me sentía más atraída por una
personalidad como la de Janis Joplin...
Quizá porque la bossa nova fue la auténtica revolución
musical, y el tropicalismo, si se quiere, una revolución más
política...
Sí, pero política no en el sentido que se considera
hoy, sino el de combinar esa riqueza musical que se tenía con ideas
a tono con la época. En muchos sentidos, el tropicalismo fue una
continuidad natural de la bossa nova, aunque incluyera guitarras eléctricas.
Integrar instrumentos electrónicos en la música popular
brasileña no era más que entrar en un mundo nuevo en el
que también estaban los Beatles, los hippies, las drogasy la liberación
sexual. Y puertas adentro también sirvió para que se reivindicaran
artistas de otros estilos, que antes no tenían el prestigio que
se merecían, como Luiz Gonzaga, por ejemplo.
Caetano y Gilberto Gil debieron exiliarse, Chico Buarque sufrió
censuras, ¿qué pasó con usted?
En mi caso no fue tan grave. Mientras Caetano y Gilberto estaban
en Londres, yo me quedé en Brasil, cantando sus canciones. Alguna
vez tuve problemas con la censura, pero en general, no.
El hecho de ser una cantante de éxito internacional, ¿aplacó
un poco la rebeldía de aquellos años?
No perdí mi rebeldía, al contrario. Experimenté
cosas nuevas, entre ellas el éxito, pero siempre fui la misma.
¿Se siente cómoda con el rótulo de clásica?
Siempre fui una artista clásica, porque está en la
esencia de mi alma. Todas mis actitudes, artísticas o no, son aspectos
de mi personalidad. Soy una cantante tranquila, apacible, porque soy una
persona tranquila y apacible.
¿Le gusta el presidente Cardoso?
Tenemos que seguir trabajando para conseguir un gran país.
En algunas cosas vamos bien y en otras no tanto. Pero sí, Cardoso
me gusta. Es un hombre íntegro y correcto.
Canciones con fundamento
El CD en vivo Gal canta Jobim comenzó a gestarse el año
pasado, en ocasión de cumplirse cinco años de la muerte
del gran compositor brasileño. La elegante sobriedad de los
arreglos de Cristovao Bastos, sumada a la voz y a la calidad interpretativa
de Gal, hacen que el disco, doble, no se pierda en la rutina de los
homenajes vanos. Aunque no alcance la estatura del soberbio Elis &
Tom (1974), éste puede entenderse como un greatest hits
de una combinación invencible: grandes canciones pasadas por
el tamiz de una gran voz. ¿Las canciones? Nada menos que Garota
de Ipanema, Desafinado, A Felicidade,
Se todos fossem iguais a vocé, Chega de saudade,
Corcovado, y otros menos frecuentados, como Janelas
abertas o Tema de amor de Gabriela. |
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