Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


KIOSCO12

ENTREVISTA A LA CANTANTE GAL COSTA, ANTES DE SU HOMENAJE A TOM JOBIM
“No habrá ya revoluciones musicales”

�En la música popular brasileña hay un gran respeto por las tradiciones, aunque se pretenda innovar�, plantea la bahiana, que mostrará aquí un show armado en base a las grandes canciones de un compositor clave de la bossa nova.


Por Fernando D’Addario
t.gif (862 bytes)  “Tengo que hacer más discos con la obra de Jobim. Por lo menos dos más. Es que tiene tantas canciones hermosas que siento que con uno solo me quedé corta.” Gal Costa, acaso la intérprete ideal para abordar los repertorios más disímiles (hizo discos enteros con canciones de Dorival Caymmi, de Chico y Caetano, de Ary Barroso), sentía una suerte de deuda personal con el autor de “Chega de saudade”. Una artista de su prestigio internacional se puede permitir el lujo de saldar sus cuentas pendientes, y por partida doble: dos discos en vivo, y una gira de presentación, con las canciones más bellas cantadas por la voz oficial, que el próximo 10 de agosto hará escala en el teatro Gran Rex.
“No hice más que llevar a cabo un deseo de ambos”, sostiene en una entrevista concedida a Página/12. “Trabajé mucho con Tom, hicimos conciertos en Estados Unidos, en los que existió una gran comunicación. Siempre quedaba latente la posibilidad de que hiciéramos luego un disco. Y poco antes de su muerte, hablando con él por teléfono, me manifestó su deseo de que grabáramos juntos. Hubo encuentros, algún ensayo, pero su muerte aplazó un proyecto lindísimo.”
–¿No le daba cierto temor abordar un repertorio como el de Jobim, tan transitado; que sus versiones no sorprendieran?
–Nunca se puede tener miedo interpretando canciones tan hermosas. Y en mi caso particular establecí con ellas desde siempre una relación tan íntima, que me resultó natural volver a tomarlas y entregárselas al público tal como las sentía. No estaba improvisando: la bossa nova significó para mí un cambio tan radical que cambié mi manera de sentir, de pensar la música. Es por eso que puedo decir que hoy hago muy bien esas canciones. No lo digo sólo yo. Tom me eligió como la mejor intérprete de sus temas.
–¿Qué opinión le merece el disco “Elis & Tom”?
–Es un buen trabajo.
–¿Nada más?
–Es un muy buen disco, en el que se destaca especialmente la participación de Tom, más allá de su condición de compositor, como gran instrumentista.
–¿Las generaciones posteriores de cantantes femeninas estuvieron a la altura de usted, o de Bethania y Regina?
–Hay muy pocas buenas.
–¿Marisa Monte, Adriana Calcanhoto?
–... Son hijas de nosotras, tienen algo de Elis, algo de Bethania, algo de Gal Costa. Y a su manera, también son diferentes. Me gustan, pero no se vislumbra hoy que vaya a ocurrir una revolución como lo fueron la bossa nova y el tropicalismo, que movilizaron a generaciones enteras. Creo que no habrá otra revolución musical.
–Cuando adhirió al tropicalismo, ¿renegó en algún momento de esa placidez que destilaba la bossa nova?
–Jamás. En la música popular brasileña hay un gran respeto por las tradiciones, aunque se pretenda innovar. La bossa nova me gustó antes, durante y después de mi experiencia con el tropicalismo, que fue espectacular. En esa época, todo lo que sonara diferente, exótico, experimental, me fascinaba, pero nunca dejé de escuchar a Tom, que es mi referente de toda la vida. Lo que pasaba era que, por entonces, me sentía más atraída por una personalidad como la de Janis Joplin...
–Quizá porque la bossa nova fue la auténtica revolución musical, y el tropicalismo, si se quiere, una revolución más política...
–Sí, pero política no en el sentido que se considera hoy, sino el de combinar esa riqueza musical que se tenía con ideas a tono con la época. En muchos sentidos, el tropicalismo fue una continuidad natural de la bossa nova, aunque incluyera guitarras eléctricas. Integrar instrumentos electrónicos en la música popular brasileña no era más que entrar en un mundo nuevo en el que también estaban los Beatles, los hippies, las drogasy la liberación sexual. Y puertas adentro también sirvió para que se reivindicaran artistas de otros estilos, que antes no tenían el prestigio que se merecían, como Luiz Gonzaga, por ejemplo.
–Caetano y Gilberto Gil debieron exiliarse, Chico Buarque sufrió censuras, ¿qué pasó con usted?
–En mi caso no fue tan grave. Mientras Caetano y Gilberto estaban en Londres, yo me quedé en Brasil, cantando sus canciones. Alguna vez tuve problemas con la censura, pero en general, no.
–El hecho de ser una cantante de éxito internacional, ¿aplacó un poco la rebeldía de aquellos años?
–No perdí mi rebeldía, al contrario. Experimenté cosas nuevas, entre ellas el éxito, pero siempre fui la misma.
–¿Se siente cómoda con el rótulo de “clásica”?
–Siempre fui una artista clásica, porque está en la esencia de mi alma. Todas mis actitudes, artísticas o no, son aspectos de mi personalidad. Soy una cantante tranquila, apacible, porque soy una persona tranquila y apacible.
–¿Le gusta el presidente Cardoso?
–Tenemos que seguir trabajando para conseguir un gran país. En algunas cosas vamos bien y en otras no tanto. Pero sí, Cardoso me gusta. Es un hombre íntegro y correcto.

 

Canciones con fundamento
El CD en vivo Gal canta Jobim comenzó a gestarse el año pasado, en ocasión de cumplirse cinco años de la muerte del gran compositor brasileño. La elegante sobriedad de los arreglos de Cristovao Bastos, sumada a la voz y a la calidad interpretativa de Gal, hacen que el disco, doble, no se pierda en la rutina de los homenajes vanos. Aunque no alcance la estatura del soberbio Elis & Tom (1974), éste puede entenderse como un “greatest hits” de una combinación invencible: grandes canciones pasadas por el tamiz de una gran voz. ¿Las canciones? Nada menos que “Garota de Ipanema”, “Desafinado”, “A Felicidade”, “Se todos fossem iguais a vocé”, “Chega de saudade”, “Corcovado”, y otros menos frecuentados, como “Janelas abertas” o “Tema de amor de Gabriela”.

 

 

PRINCIPAL