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EL �CASO� SAN MARTIN LLEGA HOY AL SENADO DE LA NACION
Piden analizar el origen de San Martín

El investigador Hugo Chumbita y un descendiente de Diego de Alvear solicitarán una prueba de ADN para los restos de San Martín, a quien consideran hijo de aquel noble español y una india guaraní. Félix Luna critica la hipótesis  por �irrelevante�.


Por Carlos Polimeni

t.gif (862 bytes) El Senado de la Nación recibirá hoy una de las peticiones más sorprendentes de su historia: que arbitre los mecanismos para permitan realizar un examen de ADN a los restos mortales de José de San Martín. El pedido, motorizado por el investigador Hugo Chumbita, está basando en su convicción de que San Martín no era hijo de quienes la historiografía llamó sus padres, sino de una fugaz unión entre un noble español, fundador de una familia patricia argentina, Don Diego de Alvear y Ponce de León, y una india que trabajaba como sirvienta en las misiones jesuíticas instaladas en el actual territorio de Corrientes. Chumbita asegura que su presentación está avalada por algunos descendientes de Alvear, en cuya familia era una secreto a voces desde comienzos del siglo XIX, dice, que San Martín era hijo biológico de Don Diego. 
La presentación ante el presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Senadores, Carlos Larrosa, tiene por objetivo central obtener pruebas testimoniales sobre las investigaciones que desde hace años lleva adelante Chumbita, hechas públicas, también por el escritor José Ignacio García Hamilton, en su libro Don José (ver aparte). El resultado de los análisis del ADN de San Martín, que deberá ser comparado con el de los descendientes de Alvear, arrojaría una conclusión definitiva sobre un tema que ha alborotado las aguas de la historiografía. En Francia, hace poco, la justicia dio el visto bueno a un estudio del ADN de Napoleón. 
�Para mí, un punto clave es que si está en duda la identidad real de San Martín, también está en duda la identidad de la patria. Y eso, me parece, tiene la importancia de una cuestión de Estado�, razonó ayer Chumbita al ser consultado por Página/12.
Hasta ahora, al menos, los historiadores dicen que San Martín fue el quinto hijo varón del gobernador español de la reducción de Yapeyú, Juan de San Martín, y de su esposa, Gregoria Matorras. Chumbita afirma tener documentos según los que, en realidad, habría sido dado en adopción a Juan San Martín por Don Diego, un prohombre español de fluidas relaciones con las jerarquías eclesiásticas, que había tenido un desliz con una india durante un tramo de su misión en América. En esa época �cree clave remarcar el historiador�, era ilegal que un católico tuviese un hijo con una infiel. Chumbita acudirá al Congreso acompañado por un descendiente directo de Alvear, Ramón Santamaría, que está de acuerdo con la tesis, y un genealogista llamado Diego Herrera Vegas, depositario de un documento significativo en la historia. Ese documento es el diario íntimo de una nieta de don Diego, Joaquina de Alvear, que fue pasando de mano en mano desde fines del siglo pasado. En una de sus páginas, Joaquina subraya su condición de sobrina de San Martín, por ser éste hijo de Don Diego y �una indígena correntina�. La anotación es del 23 de enero de 1877, 27 años después de la muerte del prócer. 
Joaquina era hija de Carlos de Alvear, a la sazón hermano de San Martín. Herrera Vegas entregó copias de ese diario íntimo, hace tiempo, al Instituto Nacional Sanmartiniano. El tema de la identidad real del prócer será clave en el inminente Congreso Internacional Sanmartiniano, que se celebrará en Buenos Aires en el aniversario número 150 de su muerte, el próximo 17 de agosto: en ese marco Chumbita hará publico su trabajo.
Carlos de Alvear fue Director Supremo de las Provincias Unidas, cargo del que fue desalojado por un alzamiento promovido por... San Martín. Para Chumbita, �la persona, la memoria y la significación de San Martín no son patrimonio de una familia, ni siquiera de un país. Es una figura americana y universal. Es hora de saber quien fue�
Chumbita, Santamaría y Herrera Vegas solicitarán al Congreso que, además de disponer los recaudos para la concreción de los estudios de ADN, facilite �la apertura de todas las fuentes� existentes en torno a la historia de San Martín. Los estudiosos tienen la certeza de que hay varias instituciones financiadas por el Estado y abocadas a la preservación de lamemoria de los próceres, que no tienen la menor intención de colaborar con cualquier nueva revisión. 
San Martín fue, en vida, un celoso custodio de sus secretos: sentía que todas las informaciones que pudiese dar sobre su vida privada afectarían su imagen pública que, sabía, era por entonces objeto de controversias. Varios historiadores sostienen que cuando Mitre dejó fija la historia, optó por el recurso de ignorar aquellos datos que le molestaban. Y que en algunos casos en los que tuvo acceso a documentación de primera mano, incluso destruyó las pruebas de aquellos hechos que desentonaban con su idea de la historia de la patria.
Chumbita opina que en el centro del revuelo causado por la publicación de los datos respecto al origen del prócer, late claramente el desagrado por el hecho de que San Martín podría ser hijo de una india. Para el investigador, en el Buenos Aires de la era inmediatamente posterior a la Revolución de Mayo era �un secreto a voces� el carácter mestizo del futuro padre de la patria, que había llegado de España en 1812. 
Juan Bautista Alberdi trazó en 1843 el siguiente retrato, al visitar al prócer, retirado ya de la vida política en una casa de París: �Yo lo creía un indio, como tantas veces me lo habían pintado, y no era más que un hombre de color moreno�. San Martín mismo, en un discurso ante los indios pehuenches, en 1816, dijo, sencillamente: �Yo también soy indio�. García Hamilton afirma en su libro que las familias patricias argentinas ninguneaban a San Martín cuando era un recién llegado, porque estaban al tanto de su origen plebeyo. Le decían �El cholo� y �El tape�. Su suegra, la madre de la joven Remedios de Escalada, directamente hablaba de él como �El plebeyo� o �El soldadote�. Sin embargo, subraya el escritor, eso no tenía relación alguna con los modales del futuro prócer, que era culto, refinado y provenía de una educación esmerada en Europa. 
Los investigadores afirman no estar buscando una telenovela sobre San Martín cuando intentan reescribir una parte de la historia del héroe: creen que los datos obtenidos por ellos explican varias lagunas existentes en torno a su carácter, el tenor de sus decisiones y su visión del mundo. �La condición de mestizo, la impostura en que fue obligado a vivir y la relación con su padre biológico fueron componentes decisivos de la personalidad y el rol que desempeñó�, escribió Chumbita. 
Don Diego de Alvear llegó a las Colonias en 1774. Era de una familia de nobles de Burgos y un militar de carrera especializado en batallas navales. Cuatro años después de su arribo, fue designado por la corona para dirigir una división encargada de ejecutar un tratado de límites de los ríos Paraná y Uruguay. Según Chumbita, en el territorio de lo que habían sido las misiones jesuíticas tuvo al hijo que no podía reconocer, en un cruce interétnico prohibido por las leyes reales. Alvear le encomendó entonces la crianza a su amigo y subordinado, el teniente que gobernaba Yapeyú.
En 1780, Juan de San Martín tuvo un conflicto con los indios y dejó la gobernación. En 1783 todos viajaron a Europa, donde, según los nuevos aportes, Don Diego costearía la carrera militar del joven José. Habría, en el medio de esta relación extraña, una tragedia: Don Diego perdería a su esposa, siete de sus ocho hijos legales, un sobrino y cuatro o cinco esclavos al ser atacado por navíos ingleses un barco en el que viajaban rumbo a España, en 1804. Desde entonces, la educación y el futuro del único hijo legal que le quedaba, Carlos de Alvear, y de aquel que nunca pudo reconocer legalmente, pero blanqueó ante su familia, José, habrían sido sus principales desvelos. Carlos no quería nada a aquel intruso, que terminaría por odiarlo, en hechos que afectarían de lleno a la patria en pañales.
Según los investigadores, San Martín supo en algún momento de su juventud la verdadera historia de su origen y eso explicaría su carácter reservado, a veces hermético, su temperamento bélico, los códigos de su silencio, sus decisiones difíciles de entender (como su paso al costadoante Bolívar o su ostracismo final). Acaso los aportes nuevos expliquen su insólita decisión de abandonar el ejército español, en que se había formado, para venirse a América en 1812 a combatirlo, y el empeño que puso en esa lucha. Al combatir a España, después de haber sido educado por ella, San Martín peleaba contra los fantasmas de aquel padre que no lo admitía como un hijo. Para Chumbita, �la conciencia de ser hijo de la violencia de los dominadores sobre los pueblos nativos� era central en la visión que San Martín tenía del mundo. Por eso, sostiene, �se lanzó desafiando al mundo de su padre� y transformó la humillación personal �en rebeldía política�. Si es cierto que la mitad de su sangre fue guaraní, y si un análisis de ADN llegara a comprobarlo, habría sido una cruza de indios y españoles el hombre que liberó el Sur de América. Una suerte de justicia poética.

 

 

Cuatro voces para la polémica

Felix Luna *.
�¿En qué cambiaría?�

�Estoy al tanto del tema, y me parece un absurdo lo que se plantea. En primer lugar, considero irrelevante, para la República Argentina, saber si es hijo natural, si es hijo de su padre, de una india o de quien sea. Y en segundo lugar, de ser cierta esta hipótesis, ¿en qué cambiaría la figura de San Martín? Además, hay que tener en cuenta que se trata de una versión por ahora sin fundamento histórico, porque solo se vale de una carta, un mensaje que habría dejado a sus descendiente una hija del general Alvear, pero que pudo haberse equivocado en sus dichos. Lo que se sabe es que nunca en vida de San Martín se dijo semejante cosa, y el propio Alvear, que detestaba a San Martín así como San Martín detestaba a Alvear, jamás insinuó que el general pudiese ser un hijo bastardo. Ahora van a pedir que le hagan el ADN. No sé si una prueba de ésas, a esta altura, puede arrojar algún resultado científico, pero moralmente, abrir el ataúd, sacarle, no sé, ¿piel? ¿pelo? a San Martín, me resulta un poco irreverente. Déjenlo descansar tranquilo.�
(*) Historiador.

Anibal Luzuriaga *.
�Terminar con los disparates�

�Estoy absolutamente de acuerdo con que se haga un análisis de ADN a San Martín...pero para terminar de una vez con estos disparates. Escritores como Ignacio García Hamilton y todos aquellos que lo avalan se mueven exclusivamente por un afán desmedido de lucro. Su libro está plagado de versiones antojadizas, que se proponen destruir a las glorias de la patria. El primero que difundió estos datos falsos fue el propio Carlos de Alvear, que ya publicaba injurias contra San Martín en los diarios de la época. Por algo estas versiones no trascendieron hasta ahora: porque no se las puede tomar en serio. No hay ningún documento que las pruebe, salvo una carta de una nieta de Alvear. Lo de los �vicios indecorosos� que García Hamilton le adjudica a San Martín son una injuria, como los apodos.� 
(*) Presidente del Instituto Belgraniano de Buenos Aires. 

Enrique Mayochi *.
�Estas son maniobras�

�¿Me están cargando? No tengo nada que opinar ni interpretar sobre la prueba de ADN. Son maniobras.�
(*) Miembro del Instituto Nacional Sanmartiniano.

Patricia Pasquali *.
�Juan asistió al parto�

�La verdad, tal como consta en mi libro es que Juan de San Martín asistió, el 25 de febrero de 1778, al nacimiento de su quinto y último hijo, José Francisco, y que hubo testigos del momento. Juan pensaba que este hijo estaba destinado a inmortalizar el apellido familiar. José fue bautizado al día siguiente por el fraile dominico don Francisco de la Pera, cura de Yapeyú. Fueron sus padrinos el comerciante porteño Cristóbal de Aguirre y doña Josefa Matorras, cuyo grado de parentesco con Gregoria, esposa de Juan, se desconoce.�
(*) Autora de San Martín, la fuerza de la misión y la soledad de la gloria.

 

 

�No puedo creer que haya barrabravas de la Historia�

Por Verónica Abdala

La posibilidad de que José de que San Martín no sea hijo de Gregoria Matorras y Juan de San Martín, sino el fruto de la unión del español Don Diego de Alvear y Ponce de León y una india guaraní, resulta intolerable para algunos historiadores. El escritor Ignacio García Hamilton, que se inclina por esa versión en la biografía novelada Don José, ha tenido varias oportunidades de comprobarlo. 
En Don José, el escritor tucumano dice, además, que San martín tuvo a su vez algunos hijos ilegítimos, que era opiómano, bebedor compulsivo, aficionado a las mujeres más allá de lo normal, y que a los 15 años fue postergado en un ascenso en el ejército por encontrársele practicando �vicios indecorosos�. �Todo lo que se dice en mi libro está documentado�, asegura García Hamilton. �El público me trata muy bien, pero hay bolsones de autoritarismo, recalcitrantes, infantilistas, que se quedaron con una imagen cristalizada de San Martín y no permiten que el libro se presente con libertad. Mientras tanto, ya se agotaron 60 mil ejemplares y está en imprenta una séptima edición, así que tan loco no debe ser mi estudio, ¿no?� 
�¿Quiénes lo persiguen, Hamilton? 
�Las instituciones sanmartinianas más retrógradas, que desconocen los conceptos que guiaban a San Martín: un hombre liberal, culto, referente de la ilustración europea y la revolución francesa, que sostenía principios vanguardistas que exaltaban el conocimiento, la ciencia. Luchaba por una sociedad más tolerante, que absorbiera el disenso de ideas. Es paradójico que sus defensores no conozcan el ideario con el que se manejaba.
�El viernes sufrió una agresión en Mendoza... 
�Hubo grupos que organizaron actos paralelos en esa provincia y que se manifestaron muy violentamente en mi presencia. Me agredieron en la cara. Para mí fue realmente muy desagradable, y absurdo. 
�¿Usted esperaba que el libro generara polémicas tan violentas?
�Yo me imaginaba que podía llegar a generar discusiones, pero jamás de estas características. No puedo creer que haya barrabravas sanmartinianos, barrabravas de la Historia dispuestos a todo con tal de que no se diga y circule la verdad. Este tipo de hechos me recuerdan los �50, cuando se llegaron a cerrar medios porque no ponían al lado de la fecha, en todas sus páginas, Año del Libertador Gral. San Martín. Yo viví eso. Nos hacían escribir esas cosas en nuestros cuadernos cuando teníamos seis años. El Instituto Nacional Sanmartiniano dictaba normas sobre lo que se podía o no hacer. Lo más triste es que no es nuevo: es parte de lo peor de la historia argentina. Si este libro se hubiese publicado hace algunos años, estos mismos personajes que hoy me critican me hubieran hecho desaparecer, o me hubieran perseguido. Lo que a mí me está pasando es incluso más grave que en la Inquisición española, porque en ese entonces los autores de los libros podían ser castigados a posteriori, después de que esos libros hubieran sido leídos. A mí me persiguen muchos que ni siquiera leyeron Don José. 
�¿Qué es en su opinión lo que a estos sectores les resulta intolerable?
�Básicamente, el dato acerca del verdadero origen de San Martín. Como son racistas, no pueden pensar en el héroe como un hijo entregado por un español y una india. Creen que su origen podría opacar sus méritos.
�La versión habría circulado durante décadas. ¿Cómo no trascendió? 
�No era conveniente. Los historiadores fueron cómplices del ocultamiento. La versión se asienta en el documento de Doña Joaquina de Alvear y Quintanillas, nieta de Don Diego de Alvear, que avala este parentesco. Aparentemente, era bien conocido por los miembros de la familia. Este es el dato que desorbita a los sectores más retrógrados,esos que en Mendoza gritaban �Viva Gregoria Matorras, madre legítima de San Martín�. ¿No es gracioso?
�Si estos datos ya estuvieron antes en manos de otros historiadores, ¿por qué se silenciaron?
�Porque los historiadores, sobre todo los del siglo XX, se embarcaron en una competencia de elogios con figuras como San Martín, una campaña de exaltación patriótica. Y yo me atreví a decir lo que otros pudieron haber sabido pero no dijeron. En esto colaboraron incluso familiares del Libertador: el ex presidente Marcelo T. de Alvear ordenó que se quemara toda la documentación. Lo que conseguí, por alguna razón sobrevivió.
�¿San Martín habría conocido su verdadero origen?
�Seguramente: ¿quién no fantaseó alguna vez con ser adoptado? Es más probable, casi seguro, que él lo supiera.
�¿Cuál fue su propósito cuando se decidió a escribir este libro?
�Humanizar al Padre de la Patria, mostrarlo tal cual fue, con sus dificultades como ser humano. No me interesan los mitos sino los hombres que forjaron este país. Nunca me creí ese San Martín escolar y eso me llevó a emprender la investigación. Lo que encontré, lejos de quitarle méritos a San Martín, se los añade: en su época era difícil hacer lo que él hizo cargando el peso de ser un hijo entregado en adopción. Por eso no entiendo por qué estos recalcitrantes se escandalizan: me parece que en el fondo son ellos quienes lo discriminan a San Martín, creyendo que ser adoptado y mestizo le quitaría valor a su obra. No creo en la inferioridad de los indígenas. Y pensaba que las actitudes racistas estaban superadas. 
�En el fondo, pareciera que también se están discutiendo concepciones antagónicas de la historia.
�Es muy probable. Yo creo en la historia que nunca termina de ser dicha, y que puede ser reescrita. No me gustan los dogmas cristalizados, ni las rigideces, ni los totalitarismos. Y me parece que los lectores apoyan una concepción de la historia más ágil. Por haber sido acusado de �vicios indecorosos� a los 15 años o haber protagonizado un puñado de derrotas militares en España, un prócer no deja de ser un prócer. Todo lo contrario. Eso nos permitiría contemplar un posible acercamiento a los próceres, que de otro modo no se da.
�¿Cuáles son las características de la personalidad de San Martín que más lo seducen?
�Su cultura y su tenacidad. Era un hombre terriblemente culto, amante de la pintura y la música. Era también un hombre metódico y notoriamente organizado, capaz de concretar lo que se propusiese, al costo que fuera.
�Se lo presenta generalmente como un hombre progresista. Sin embargo, en un momento quiso ser rey... ¿Eso no contradice su imagen?
�En absoluto. Era un republicano desencantado porque le dieron a entender que en Perú no se podía establecer una república. Por eso pensó en establecer una monarquía constitucional en Perú, de la que podría haber sido el regente. Esa realidad es coherente con la coyuntura del momento. 
�Si la versión que dice que era hijo de Diego de Alvear se confirmara, ¿podría interpretarse de otro modo su campaña revolucionaria?
�Su sangre indígena podría haber aumentado su encono contra los españoles. Era un hombre de ideas liberales europeas. Su campaña libertadora podría leerse como un gesto inmenso de rebeldía, incluso contra la figura de su padre verdadero. Sus dos vertientes, la indígena de sangre, y la europea en las ideas, son la dupla que componen al personaje.
�¿Es cierto que tuvo muchas amantes?
�Tuvo, pero no muchas. Dos o tres en treinta y cuatro años es una medida aceptable. No era un obseso sexual, al contrario, era parco. ¿Cómo puede escandalizar que yo diga que salió con mujeres, cuando era soltero?
�¿Y los posibles hijos ilegítimos a los que hace referencia? �Hay una familia en Ecuador cuyos hijos se apellidan San Martín y se dicen descendientes del general. Hay un dictamen que prueba esa filiación. El habría tenido a esos hijos con una amante de Guayaquil. 
�¿San Martín consumía opio por prescripción médica o era adicto?
�Las dos cosas. A él se lo recomendó un médico por sus dolores de estómago, causados probablemente por una úlcera. Pero después padeció una adicción. Tenía además asma y hemorroides, entre otras dolencias de origen psicosomático. Creo que las enfermedades que padeció son pruebas de que no estamos hablando de un hombre que estuviera satisfecho con su vida.

 

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