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La Penitenciaría Federal, en la
mira por la bomba en Tribunales

El Gobierno sospecha de un guardia expulsado, pero no descarta complicidades de penitenciarios en actividad. Santos se reunió dos veces con Nazareno para discutir la seguridad en el Palacio.

El jefe de Policía, Rubén Santos, le presentó al presidente de la Corte un plan de seguridad.


Por Horacio Cecchi

t.gif (862 bytes) Al menos un ex integrante de Inteligencia del Servicio Penitenciario Federal (SPF) está sospechado de tener algún tipo de responsabilidad en la colocación de la bomba descubierta el lunes en el quinto piso de Tribunales. La hipótesis de trabajo es seguida minuciosamente por un grupo especial creado por la secretaria de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios, Patricia Bullrich, que no descartó �complicidades internas� en el hecho. El grupo está encabezado por el director del SPF, Juan Develluk. La SIDE aportará sus servicios. El poder de conmoción del artefacto, colocado junto a la puerta del secretario del juzgado 25 Julio Quiñones, fue mucho mayor que su poder explosivo: ayer, el jefe de la Policía Federal, Rubén Santos, visitó en dos ocasiones al presidente de la Corte Suprema, Julio Nazareno, para presentarle un plan estratégico para la seguridad de Tribunales. No consistirá en la provisión de equipos detectores ni de más hombres. La idea es que los más de mil efectivos ya destinados al Poder Judicial cumplan un rol de custodia más activo.
�Se trabaja sobre la hipótesis de que algún sector desplazado del Servicio Penitenciario tiene que ver con la colocación de la bomba�, declaró ayer Bullrich, al salir de Tribunales. La acompañaba Enrique Mathov, secretario de Seguridad. Ambos habían visitado a Julio Quiñones, secretario del juzgado 25 y destinatario del aviso mafioso, para expresarle su apoyo. Bullrich se refería a las sucesivas purgas realizadas en el SPF desde el 16 de abril pasado, que desplazaron a la plana mayor. �Creemos que se trata de gente que estuvo en niveles intermedios y que fue desplazada�, aseguró la secretaria. Pero reconoció que la lupa será puesta también hacia dentro. �Puede haber solidaridades desde dentro hacia esa gente�, reconoció Bullrich. �No descartamos que haya un ex integrante del Departamento de Inteligencia en el asunto�.
El 17 de abril, el Gobierno anunció el paso a disponibilidad del jefe del SPF, inspector general Alfredo Ayala. Un día antes, era desplazada la cúpula del Departamento de Inteligencia Penitenciaria. La purga estaba relacionada con el relato del preso Alejandro Penczansky, quien pocos días antes había confesado al juez Alberto Baños que había recibido instrucciones de integrantes del SPF para asesinarlo. Ya en aquel momento, la mira estaba puesta en el área de Inteligencia penitenciaria. Otro interno, Alejandro Eber Núñez, que había participado en el asalto al restaurante Dolli, el 18 de julio del �98, mientras supuestamente estaba preso en Caseros, declaró a Baños que un grupo de guardiacárceles los habilitaba a salir para robar. En aquella ocasión, Núñez aseguró que dentro del grupo de penitenciarios había miembros de Inteligencia.
Poco antes de la purga, Página/12 reveló que Julio Pacheco, de la banda de Luis �el Gordo� Valor, había mantenido un trato con Ayala para gozar de salidas transitorias a cambio de mantener en calma a los internos. Los datos surgían de conversaciones realizadas desde un teléfono pinchado. Pero el informe fue frenado por Inteligencia penitenciaria.
Aunque oficialmente la investigación del grupo especial comandado por el propio director del SPF, Juan Develluk �y en el que participan también hombres de la SIDE� está dirigida a ex penitenciarios de niveles medios, una fuente reveló a este diario que el cabo del ovillo apunta más arriba. Los antecedentes hablan por sí mismos.
Entretanto, ayer, en el palacio de Tribunales continuaba la convulsión por el artefacto, que carecía de poder explosivo, pero que desnudó la inexistencia de seguridad en el edificio. Por la mañana, una falsa alarma de bomba provocó un disimulado rastrillaje, en el sector que da sobre Tucumán, por parte de la Brigada de Explosivos. A esa misma hora, el jefe de la Policía Federal, Rubén Santos, se reunía con el presidente de la Corte Suprema, Julio Nazareno, para interiorizarse de los reclamos de seguridad. A las 17.30, Santos volvía a reunirse con Nazareno para entregarle un plan de seguridad. La propuesta descarta los detectores de metales. �Las puertas serían un caos por la cantidad de gente que las atraviesa diariamente�, explicó una fuente judicial. Tampoco se proveerán nuevos hombres. �Es un plan de readecuación de la seguridad �destacó una fuente policial�. A los que ya están se les va a asignar roles más activos�.

 


 

ASALTARON A LOS 120 EMPLEADOS DE UNA FABRICA
El cuento de una asamblea gremial

�Venimos a encabezar una reunión gremial�, dijeron los cuatro que ingresaron decididos a la fábrica Abrasivos Argentinos S.A., de Nueva Pompeya, y llevaron a un centenar de empleados al vestuario. Pero, en lugar de comenzar la asamblea, pidieron a los trabajadores sus billeteras, relojes, cadenitas de oro y hasta un par de zapatillas. Luego los dejaron encerrados mediante un original sistema: conectaron la manija de la puerta a un cable de electricidad para evitar intentos de liberarse o de llamar a la policía. Se tomaron dos horas para revisar a fondo el establecimiento, saquearon las cajas chicas y cuando ya se iban, uno de los cuatro gritó ¡Bingo! Había hallado la caja fuerte. Después escaparon con tranquilidad llevándose unos 20 mil pesos. Aunque el tradicional cartel de �Sonría, lo estamos filmando� no estaba a la vista, un circuito cerrado de televisión ubicado a 20 metros de altura registró todo el asalto.
A las seis menos cinco de la mañana, la mujer que custodia la entrada de la fábrica de Fournier al 2555 recibió a tres empleados que nunca había visto. �Compañera �le dijeron�, venimos del sindicato, tenemos que organizar una asamblea.� La mujer asintió y sonriendo les pidió sus credenciales. Pero en lugar de documentos sacaron sus armas, la amenazaron y la llevaron directo al vestuario. Fuentes policiales de la Comisaría 34ª indicaron que a medida que los empleados llegaban a sus puestos de trabajo eran obligados a entrar al vestuario y tirarse cuerpo a tierra. �Como algunas de las chicas estábamos muy nerviosas, nos ataron las manos con cinta adhesiva�, comentó una de las víctimas. �Luego del asalto tuvieron que concurrir varias ambulancias del SAME, ya que las empleadas, que eran en su mayoría mujeres, manifestaban crisis nerviosas�, explicó una fuente policial.
Según algunos testimonios de los propios empleados, los ladrones habrían conectado la manija de la puerta a un cable de electricidad para evitar intentos de liberarse o de llamar a la policía. Felipe Pizarro, uno de los 120 trabajadores, dijo que �los ladrones se llevaron todo lo que pudieron, no me dejaron ni el reloj�.
Pero los objetos de valor y el dinero en efectivo que los trabajadores tenían encima no les alcanzó a los delincuentes y mientras los empleados permanecían cautivos, exploraron el edificio en busca de la caja fuerte. Transcurrieron casi dos horas hasta que la hallaron y sin problemas, huyeron en un auto que los esperaba en la puerta, aunque sin saber que una cámara de circuito cerrado los registró en vivo.

 

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