Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


KIOSCO12

Seis años después, el caso del
Shooting Baires llegó a juicio

Murieron nueve personas. Fue en un polígono de tiro instalado en pleno centro. Ayer declaró un operario de MetroGas, único imputado en la causa.

Miguel Angel Bevilacqua, acusado del delito de estrago culposo. 
Lo defiende José Buteler, el abogado de Eduardo Angeloz.


Por Horacio Cecchi

t.gif (862 bytes) Se inició ayer el juicio oral por la explosión en el polígono de tiro Shooting Baires, ocurrida hace seis años y en la que murieron nueve personas. En el banquillo de los acusados se sentó el único imputado en la causa, el ex operario de MetroGas y actual empleado de una contratista de la misma empresa, Miguel Angel Bevilacqua. Los abogados de las víctimas dividen sus estrategias. Unos intentarán modificar la carátula del caso de �estrago culposo� a �homicidio con dolo eventual�. La diferencia no es inocua: en el primer caso, corresponde una condena de un mes a cuatro años. En el segundo, de 8 a 20 años. Detrás hay una demanda civil que suma alrededor de 12 millones de pesos. Otros buscarán subir escalones en la responsabilidad del siniestro, apuntando directamente hacia la empresa, aunque en este juicio el único imputado posible es Bevilacqua. De cualquier forma, las estrategias coinciden en un punto: la suerte del juicio se juega en las pericias. La defensa sostiene que fueron residuos de pólvora los que desataron la hecatombe. Del lado de la querella y la pericia oficial, la determinante fue una pérdida de gas.
El polígono, ubicado en el primer piso de Corrientes 1381, estalló el 29 de marzo del �94, pocos minutos después de las 5 de la tarde. Murieron nueve personas: Juan Pablo Jaroslavsky, hijo del ex diputado de la UCR; Liliana Famularo; Mario Parachú; Marcelo Norry; Mario Ferrariolo; Manuel Belinki; Carlos Carafi; Mario Nazar y Jorge Herrera Vidal. La única sobreviviente fue la secretaria del polígono, Susana Rodríguez, que sufrió quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo. Pasadas las 14.30, había concurrido al lugar el reclamista de MetroGas, Bevilacqua, después de que la empresa recibiera varias denuncias la tarde anterior. Revisó el medidor, ubicado en el local de videos de la planta baja y, según testigos durante la instrucción, dijo que volvería más tarde y que pediría una cuadrilla para solucionar el inconveniente. No hubo tiempo: dos horas después, una deflagración desató una ola de calor de 900 grados durante 5 segundos.
Ahora, el debate se concentra en si Bevilacqua tuvo o no responsabilidad en el siniestro. Ayer, el modesto obrero gasista estaba representado por una eminencia: el abogado José Buteler, que defendió a Eduardo Angeloz y que fue traído especialmente desde Córdoba para encabezar la defensa. El imputado negó toda responsabilidad. �Probé el medidor y no detecté nada. Después probé en la vereda, a cinco centímetros de la línea municipal y encontré una concentración del 1 por ciento de gas en el aire. No es un escape grande.� La declaración contradijo su propia versión inicial: según los abogados de la querella, en el informe de su visita había señalado un �fuerte olor a gas en el medidor�. Durante la instrucción, Bevilacqua fue citado primero como testigo. En ese momento señaló que no había revisado ese edificio sino uno contiguo. Pero el testimonio de Juan Gutiérrez Leiva, el portero, fue determinante: �Nunca pasó por acá�. Tanto, que Bevilacqua pasó de testigo a imputado.
Al finalizar pasó el testigo Atilio López, empleado del local de videos. Más allá de algunas contradicciones con sus declaraciones durante la instrucción, López abrió la puerta a los primeros indicios: sostuvo que el olor a gas era permanente y que �había días en que no dejábamos entrar fumando a nadie�.
El juicio pasó a cuarto intermedio hasta el viernes. Pero entrará en calor cuando se traten las pericias. La defensa sostiene que la deflagración fue provocada por pólvora. La querella es terminante: no se encontraron rastros de pólvora y todo indica que fue un escape de gas. La conclusión surge de un extenso trabajo sostenido en 69 pruebas. Las más decisivas son: �Se tomaron muestras de toda la superficie y no se halló pólvora. No hubo incendio porque el gas consumió todo el oxígeno en la deflagración. La pólvora no necesita oxígeno del ambiente porque lo tiene en su constitución molecular, lo que hubiera permitido el incendio. Si hubiera sido pólvora, se hubieran derrumbado estructuras. Pero las víctimas no tenían lesiones traumáticas. En cambio se fundió la estructura de plástico de un toallero, mientras que las toallas, de papel, estaban intactas. También se fundió una tapa de inodoro y un secador de manos. El recubrimiento de las paredes se derritió, pero no se quemó. El vidrio de un cuadro se quebró por efecto del calor, pero el cuadro siguió colgado. Tres plantas que había en el lugar no perdieron ni una hoja, pero quedaron momificadas por el calor�.

 


 

LAS TABACALERAS INFILTRARON AGENTES EN LA OMS
Boicot a la campaña anticigarrillo

El País, de Madrid
Por Luis Vázquez
Desde Ginebra

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto el grito en el cielo. Un grupo de expertos comandados por el suizo Thomas Zeltner denunció ayer que la industria del tabaco infiltró especialistas en esa agencia y sobornó a algunos de sus funcionarios para boicotear su campaña de lucha contra el cigarrillo.
De acuerdo con un informe efectuado por los expertos suizos, elaborado bajo el auspicio de la propia OMS; de una duración de seis meses y basado en la documentación que se puso a disposición del público en el estado de Florida en el momento de los juicios contra las tabacaleras, estas grandes multinacionales corrompieron a los mismos funcionarios de la OMS. �Y todo con el fin de minar el trabajo de esta organización en materia de lucha contra el cigarrillo. En el fondo, estas empresas efectuaron una tentativa de subversión bien financiada, sofisticada y generalmente invisible�, dijo Zeltner al presentar el estudio.
La investigación, en consecuencia, se basó en documentos internos de los fabricantes de cigarrillos norteamericanos, entre cuyas líneas se podía observar que �la OMS es uno de los peores enemigos� de estas empresas. Y, por lo tanto, había que combatirlo.
Las acusaciones son graves. El informe acusa a la industria trasnacional tabacalera de haber intentado desviar cuestiones de salud ligadas al tabaco y de hacer todo lo posible por reducir los presupuestos públicos destinados a la OMS. Agrega que periodistas, funcionarios de la OMS y científicos que se autoproclamaban independientes, fueron pagados durante años por estos conglomerados. �Algunos de ellos no estaban completamente conscientes de ser manipulados�, dijo Zeltzer.
El informe sostiene que la industria intentó deformar los resultados de importantes estudios científicos, desacreditar a la OMS y crear divisiones entre la OMS y otras agencias de Naciones Unidas.
Thomas Zeltner invitó a la prudencia frente a las promesas hechas por estas empresas, quienes afirman que ya han abandonado estas prácticas. �Philips Morris y otros han dicho que ya cambiaron de actitud. Esperamos que sea verdad. Pero seguiremos controlando lo que pasa en la OMS�, indicó.
Según David Nabarro, uno de los directores ejecutivos de la OMS, �a pesar de todas estas tentativas de sabotaje, los esfuerzos de la OMS son más fuertes que nunca�. Anunció una reunión en el transcurso del próximo mes de octubre en la que se elaborará una convención-marco sobre el control del tabaco. �Allí, la industria tendrá la oportunidad depresentar su punto de vista�, advirtió.
La OMS estima en 4 millones el número de muertes anuales provocadas por el tabaco. Si nada impide a las empresas revertir esta tendencia, esta cifra crecerá hasta 10 millones en el año 2030.

 

PRINCIPAL