Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


KIOSCO12

FUE INTERNADO FERNANDO �AITO� DE LA RUA 
�Está fenómeno�, dijo el papá

El hijo menor del Presidente permanece en el Instituto del Diagnóstico por una amigdalitis aguda. De la Rúa padre salió al cruce de versiones sobre el ingreso de Aíto a terapia intensiva.

El Presidente De la Rúa y su esposa Inés Pertiné saliendo al Instituto del Diagnóstico.


t.gif (862 bytes) El hijo menor del Presidente, Fernando �Aíto� de la Rúa, quedó internado en el Instituto del Diagnóstico con un cuadro de amigdalitis aguda. �Está fenómeno, se le nota en la voz�, salió a tranquilizar por la noche su padre, luego de un día cargado de versiones. La última de ellas indicaba que el joven, de 24 años, permanecía en una sala de terapia intensiva. Lo que no terminaba de quedar en claro eran los motivos de la amplia movilización de familiares, funcionarios y profesionales �del Hospital Fernández fue derivado al Instituto del Diagnóstico donde lo atendió el médico familiar, Luis Cao� que provocó una sencilla �angina fuerte�, como la definió el Presidente, que anticipó que hoy Aíto volvería a su casa. 
Al principio, la confusión fue tan grande que la primera versión indicaba que el enfermo era el otro hijo varón del Presidente, Antonio de la Rúa. Un vocero de Presidencia salió a desmentirlo dado que, según habían podido comprobar, en ese momento el novio de Shakira estaba en Olivos. Diez minutos después, el mismo vocero aclaraba que el que había ingresado al Hospital Fernández era Aíto, quien desde hacía un par de días arrastraba un estado gripal que, al parecer, se había agravado. Aíto estaba acompañado de su amigo Edgardo Tribisonno, quien además de médico es subsecretario de Salud de la ciudad de Buenos Aires. 
Allí se le hizo un chequeo que incluyó �estudios de laboratorio, radiografías y un ecocardiograma�, según precisó el doctor Aurelio Pérez Flores. Después de la revisión, los médicos concluyeron que Aíto tenía una �angina pulácea� y que su estado general era �bueno�. �Vinieron a hacerle un chequeo porque el muchacho había tenido una angina importante, estaba tratado con antibióticos, y presentaba una repercusión en el estado general�, aclaró el médico. Y agregó: �Aunque a veces esos problemas infecciosos pueden traer complicaciones, no hay nada que temer�.
Sin embargo, Aíto fue derivado al Instituto del Diagnóstico, el mismo sanatorio en el que se atendió De la Rúa cuando sufrió el neumotórax, en noviembre pasado. Aparentemente asustado por el fuerte dolor que sentía en su pecho, Aíto quiso consultar a Cao, el médico de la familia. �Se está realizando una serie de estudios y seguramente quedará internado en el día de hoy�, explicó luego de la primera revisación el director médico del Instituto, Jorge Edo. 
Por la noche, De la Rúa salió a aclarar las razones del traslado. �Le dolía la garganta y fue al hospital público. Y después, para no molestar porque se creaba un problema en la entrada, ha venido aquí que es donde tiene su obra social.�
El Presidente abandonó una presentación que tenía en el Hotel Hyatt para visitar a su hijo. Antes de salir de la Casa Rosada, aseguró que Aíto �está fenómeno�. Dijo que había hablado con su mujer, Inés Pertiné, y que lo que su hijo padecía era �una amigdalitis fuerte y de ahí la irritación�, pero remarcó que aunque �tiene un poquito de dolor en el pecho, está bien, y eso se le nota en la voz�. De todas formas, adelantó que su hijo �va a tener que operarse las amígdalas�.
Más tarde, en la puerta del Instituto, De la Rúa no negó que su hijo estuviera en la sala de terapia intensiva. �Supongo que lo han puesto en una habitación para atenderlo más directamente, pero espero que se vaya mañana a la casa�, reiteró. El Presidente aseguró sentirse conmovido por la situación. �Que Aíto esté enfermo me conmueve muchísimo. Es muy fuerte el cariño que siento por él y por todos mis hijos�, explicó.

 

 

opinion
Por Eduardo Aliverti

Otra vez Ezeiza

José Luis Machinea declaró a este diario que Domingo Cavallo le pareció �un buen ministro de Economía�. Jesús Rodríguez escribió para Clarín que �crear o aumentar los impuestos a los servicios o empresas privatizadas� es poco menos que una locura. Fernando de la Rúa se atragantó con el índice oficial de desempleo y ordenó insistir con una contracomunicación de buenas noticias.
En orden inverso al citado, hay así un Presidente que insiste en combatir las malas �nuevas� fumigando al cartero; un importante referente parlamentario del oficialismo que pide la renuncia a sacar plata de quienes la tienen en abundancia, y un ministro de Economía a quien el ministro que transformó los desocupados en millones le pareció un buen ministro. No sería serio �y sobre todo sería injusto, y sí vale en este caso la consideración del poco tiempo que se lleva gobernando� exigir un pase de magia que acabe de la noche a la mañana con la pavorosa multitud de desocupados, subocupados, sobreocupados. Pero justamente porque no es ése el objetivo, ni siquiera por parte de los propios afectados, es que no son los índices el drama principal. Son las expectativas. Las esperanzas. ¿Con quiénes? ¿Con los tipos que dicen estas cosas y con los que no las vociferan, pero las piensan igual?
Muchos sociólogos remarcan hace tiempo, sin ir más lejos, que el pleno empleo se acabó. Por la productividad impuesta por la tecnología, no como único motivo, pero sí a la cabeza. Se plantea entonces el salario social. La percepción de un ingreso mínimo asegurado para toda la población, a cambio �entre otras propuestas� de labores comunitarias, que asegure la satisfacción de necesidades básicas y la reactivación del mercado interno. Si no puede haber empleo para todos, que haya trabajo. La condición mínima de la dignidad del hombre. Pero se necesita un Estado fuerte, no como empleador. Como estratega de políticas activas en la creación y distribución de fondos.
Es una idea. Hay otras �tampoco tantas� que circulan y se aplican en el mundo, pero que, si se trata de enfrentar la amenaza de la desocupación, no suponen jamás dejar la lucha en enteras manos del dichoso mercado. Empezando por los mismísimos Estados Unidos, cuyo alimento de subsidios fiscales a la producción y de esquemas arancelarios lo convierten en uno de los sistemas más estatistas del orbe. El discurso contrario se relaciona con la dominación cultural. No con lo que hacen fronteras adentro. Pues nada de ello está en debate en Argentina. No, al menos, entre quienes gobiernan la política y el poder económico. Por eso es un drama peor que el índice. Y por eso, para tantos y tantas, la respuesta vuelve a estar en los consulados y las embajadas.

 

PRINCIPAL