Por Cledis Candelaresi
El edificio de avenida Belgrano y Entre Ríos, donde René Favaloro consolidó su prestigio como uno de los más solventes cirujanos cardiovasculares del país, fue construido y equipado íntegramente con préstamos y avales del Estado. El liquidado Banco Nacional de Desarrollo, concebido para alentar proyectos que merecieran el apoyo estatal, costeó el emprendimiento con un millonario crédito, del que la Fundación que creó el desaparecido médico aún debía pagar más de 30 millones de dólares. Se trata de la mayor carga financiera que soporta la entidad �equivalente al 60 por ciento de sus obligaciones pendientes�, a pesar de que no faltaron gestos oficiales para alivianarla.
Cuando se suicidó René Favaloro, el Gobierno estaba a punto de concederle una nueva prórroga en el pago de las cuotas de capital de aquel préstamo, tomado en 1986. Pero esta vez no pudo disfrutar del alivio del que había gozado en otras oportunidades, cuando consiguió extender el plazo de sus obligaciones con el banco estatal. Hasta hoy, la Fundación tenía cuotas impagas por un total de 2,87 millones de dólares, y otros 27,97 millones pendientes de vencimiento.
�En todo momento, las distintas administraciones del ex Banade contemplaron las necesidades financieras de la Fundación Favaloro para la docencia e investigación médica, otorgándole reiteradas facilitadades �en cuanto a plazo, tasas de interés, etc.� que, sin descuidar los intereses del Estado, permitiera el mejor desenvolvimiento de la deudora�, subraya un memorándum que el liquidador del banco, Fernando Marín, acaba de enviar a la Secretaría de Hacienda, detallando los pormenores de la deuda.
A través de la resolución del 13 de agosto de 1986, el Banade otorgó a la Fundación un préstamo en australes, desembolsado en distintos tramos, que se utilizó para la construcción de la sede, amoblamiento, quirófanos, material de cirugía, camas y artefactos lumínicos. Parte de los equipos médicos fueron comprados a Siemens AG UB-Med e importados desde la República Federal de Alemania, y financiados con un crédito del proveedor por un monto total de 18,82 millones de dólares.
Tanto el préstamo del Banade como esta compra a Siemens fueron garantizadas por la Secretaría de Hacienda, aval que si bien no era infrecuente, tampoco se otorgaba en todos los casos. De ese modo, el Estado no sólo facilitó fondos sino que se transformó en avalista de las obligaciones contraídas a favor de sí mismo y de la firma alemana.
Según aquel documento girado por el liquidador a la Secretaría de Hacienda, la primera refinanciación se produjo el 17 de noviembre de 1994. Entonces se dolarizó la deuda, que alcanzó los 32,45 millones de pesos, a pagar en diez años, con dos de gracia, y tasa Libo. Un interés realmente ventajoso en relación con cualquiera que pudiera conseguirse en el mercado.
El 13 de marzo de 1997, aquel plazo fue ampliado de diez a trece años, y la gracia se extendió a tres años. Eso sí, el interés se subió en un 0,5 por ciento anual, pero aún así la tasa seguía siendo absolutamente preferencial. En esta oportunidad, la decisión fue adoptada por el Banco de la Nación Argentina, que había asumido el rol de liquidador del Banade. Por eso, en la actualidad es la entidad que preside Chrystian Colombo la que tiene competencia en el cobro de las cuotas semestrales de capital y las mensuales de interés a las que está obligada la Fundación con sede en Monserrat.
Finalmente, el 5 de abril pasado Banade en Liquidación resolvió concederle al fallecido médico una espera para cancelar sus cuotas semestrales de capital de alrededor de 1,5 millón de dólares cada una. Pero, asfixiado por su crítica situación financiera, promovió poco después otro convenio que permitiera extender esa gracia hasta el 28 de agosto del 2001. Aún no existe respuesta oficial. Pero, consultado por Página/12, el liquidador Marín descontó que sería positiva. Desde mayo de 1999 la Fundación ya no pagaba en efectivo su deuda con el Estado sino que la compensaba con obligaciones que el Ministerio de Salud tenía a su favor, por la atención de personas indigentes a cargo del fisco. Pero tanto aquella anhelada postergación como este juego de compensación estaban lejos de satisfacer la demanda que más desvelaba a Favaloro: nuevos aportes inmediatos de dinero fresco.
EL PROYECTO INCONCLUSO DEL MEDICO
Las venas como arterias
El cardiocirujano René Favaloro tenía el proyecto de transformar las venas en arterias, mediante ingeniería genética, según reveló ayer su amigo y también cardiólogo Luis de la Fuente, recién llegado de Estados Unidos. De concretarse, la técnica del �by pass� �por la cual se reemplaza la arteria coronaria dañada por una vena� inventada por el fallecido médico, daría un salto cualitativo, evaluó De la Fuente.
De la Fuente contó que Favaloro le hizo la propuesta a principios de julio para desarrollarla en los Estados Unidos. El proyecto quedó trunco por el suicidio del cardiocirujano, que sorprendió a su colega y compañero de estudios en la Cleveland Clinic. �En febrero, Favaloro fue designado uno de los cuatro cirujanos del siglo en una reunión que se realizó en París�, destacó De la Fuente.
Ambos médicos trabajaron juntos durante muchos años. Regresaron a Buenos Aires en 1971 para desarrollar la Fundación, que se creo seis años más tarde. �Decidimos volver de los Estados Unidos �dijo� para hacer en la Argentina lo que hacíamos allá�, agregó el cardiólogo. De la Fuente dijo que se enteró fuera del país del suicidio de su amigo, lo que para él fue �un golpe tremendo� que aún no puede comprender, y aseguró que estamos �frente a una gran pérdida para la cirugía cardiovascular no sólo Argentina sino mundial�. De la Fuente destacó que Favaloro trabajó durante 10 años en el pueblo pampeano de Jacinto Aráuz para poder ir a perfeccionarse a Estados Unidos y así llegó a desarrollar el �by pass�, que �cambió el panorama y la calidad de vida de millones de pacientes�.
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