Por Diego Schurman
Rodolfo Daer cuenta con los votos necesarios para ser reelegido el
jueves como titular de la CGT. Si bien se postularon varios candidatos,
la presión ejercida por el menemismo terminó posicionando
al actual jefe cegetista. Esta tarde se trabajará a contrarreloj
para confeccionar una lista de unidad que contemple la reelección
de Daer, pero renueve el resto de los cargos.
A principios de año, Daer se negaba a hablar de reelección.
El desgaste de cuatro años de poder, en el que nuevamente se partió
en dos la central sindical --Hugo Moyano creó la CGT rebelde--,
fue el principal argumento esgrimido por el dirigente para justificar
sus palabras.
Pero los "gordos", el grupo que maneja todos los movimientos
de la CGT oficial, no encontraron hasta ahora otra figura para ocupar
su lugar. Los "gordos" es el apodo del team de dirigentes de
las grandes corporaciones sindicales --como Luz y Fuerza, Comercio--,
que también integra Luis Barrionuevo.
Los nombres que sonaron con más fuerza para suceder a Daer fueron
los del municipal Alfredo Atanasof, actual diputado y vicepresidente de
la Comisión Laboral, y el del titular de Obras Sanitarias, Rubén
Pereyra.
A Atanasof, cabeza del denominado grupo de Gremios Solidarios, le "bajaron
el precio" por su relación política y territorial con
Eduardo Duhalde, el enemigo número uno de Carlos Menem. El sindicalista
viene desarrollando una serie de encuentros con reconocidos dirigentes
políticos --Raúl Alfonsín entre ellos-- para posicionarse
hacia dentro y hacia afuera del sindicalismo.
Pereyra, quien mantiene buenas relaciones con Menem y Fernando de la Rúa,
también es mirado con recelo por los "gordos" y les genera
cierta aprensión dejar los hilos de la CGT en sus manos. En cambio,
ven en Daer a un dirigente "conocido" y "previsible",
que cumple al pie de la letra las "sugerencias" emanadas por
Menem a través de Barrionuevo, su emisario sindical.
Como ejemplo, recuerdan el viaje de Daer a Córdoba, en la celebración
del año de mandato José Manuel de la Sota. El gobernador
selló una alianza estratégica con Menem para equilibrar
fuerzas en el justicialismo luego de la fuerte irrupción en escena
de su par bonaerense Carlos Ruckauf. Daer ahora invitó a De la
Sota al acto de renovación de autoridades de la CGT, que se celebrará
el jueves en el estadio de Obras Sanitarias.
Con la reelección de Daer, Menem cree tener asegurado el respaldo
de la pata sindical en su proyecto para retornar en el 2003 o al menos
para que el justicialista que pelee por la presidencia no sea Ruckauf.
Esta tarde, la cúpula cegetista se reunirá en el sindicato
de Comercio para definir el listado completo de los dirigentes que ocuparán
las distintas secretarías. Ya existe un acuerdo de palabra para
repartir los 16 cargos en forma proporcional entre dirigentes del grupo
de "los gordos", los de los Gremios Solidarios, y también
los del Movimiento Obrero con Propuesta, donde se agrupa el menemismo
sindical más rancio que le prometió el oro y el moro a Menem
en un agasajo realizado en la Asociación Obrera Textil.
Se agranda la familia
Por
D.S.
Rodolfo Daer y su pretendida reelección no fue las única
noticia que despertó expectativa en el mundillo sindical.
Anoche se hablaba de un inminente salto del albañil Gerardo
Martínez desde la CGT rebelde a la CGT oficial.
Martínez, titular del gremio de la construcción
(Uocra), se había aliado al sector combativo de Hugo Moyano
y a través de su segundo, Juan Ladina, ocupaba una secretaría
de la CGT rebelde. Pero desde que Ladina fue descubierto por "Telenoche
Investiga" pidiendo una supuesta coima, Martínez no
lo suplantó y comenzó a alejarse de Moyano.
En los últimos días Martínez se reunió
con los llamados "gordos" de la CGT oficial, que lo
engolosinaron con ofertas de cargos para que se decida a dar el
salto. Martínez por ahora se mantiene en el más
estricto silencio. Los "gordos", en cambio, aseguran
que su incorporación a la CGT oficial "es un hecho".
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OPINION
Por Pablo Miguel Jacoby y Pablo Slonimsqui *
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Contra la discriminación
A cada momento nos enteramos de nuevas pruebas inclasificables
de la estupidez humana. Ayer agredieron a quinteros bolivianos,
hoy denuncian la existencia de una conspiración de periodistas
judíos. Más allá de quien sea su destinatario
particular estas groseras expresiones de intolerancia nos afectan
a todos, incluso a los que asisten a la Rural. En nuestro país
no se admiten prerrogativas ni diferenciación a favor de
ninguna persona o grupo de personas. Ofende a nuestra Constitución
cualquier acto que implique la existencia de mayores derechos
o menores obligaciones por parte de ciertas personas por la sola
circunstancia de compartir o no alguna característica física
o intelectual. Entre nosotros, la posibilidad de enjuiciar penalmente
las acciones discriminatorias fue introducida por la Ley 23.592,
inspirada en un proyecto del doctor De la Rúa. Las conductas
que merecen sanción son aquellas que van guiadas por un
odio motivado en diferencias raciales, políticas, religiosas
o nacionales, en forma positiva o negativa, es decir, ya sea sosteniendo
la superioridad de un sector o bien atacando directamente a otro.
Aquellas conductas mediante las cuales se alienta o incita a la
persecución y al odio, o se realiza propaganda orientada
a la justificación o promoción de la discriminación
racial o religiosa de cualquier forma. Lo que esta ley protege,
lo que todos debemos proteger, es nuestro derecho a vivir en una
sociedad democrática. Sin perjuicio de las acciones legales
que puedan realizar las personas directamente afectadas, la primera
reacción, la más decidida, clara y contundente,
nos corresponde a todos, porque aun cuando cada acto de discriminación
concreto tenga una víctima indentificable, una persona,
grupo o comunidad, todos aquellos que tengamos una expectativa
de vivir en un marco de igualdad debemos hacer oír nuestro
repudio, promoviendo en todos los sectores un debate completo,
franco y abierto. Además, no siempre las personas agredidas
pueden expresarse. Lo que nos define como una sociedad plural
e inteligente es nuestra capacidad para rechazar todas aquellas
alternativas que conduzcan al odio respecto de cualquiera de sus
integrantes. Los periodistas que escudriñan la vida de
los funcionarios o de las figuras públicas no son ni judíos
ni católicos, aunque adhieran a alguno de estos credos.
Son simplemente periodistas y esto es lo que importa. En ocasiones
como éstas no corresponde quedarse sentado a esperar ingenuamente
que otro solucione nuestros problemas. Se han verificado en nuestro
país numerosos episodios de naturaleza discriminatoria
que han quedado vergozosamente impunes, y nada hace pensar que
no ocurrirá lo mismo esta vez.
El síntoma más inquietante, quizá lo más
perturbador, es que no nos enfrentamos con hechos aislados. Contamos
con numerosas evidencias que obligan a pensar en la posibilidad
cierta de que mañana mismo pueda ocurrir otro episodio
lamentable. Las expresiones de intolerancia son el preludio de
la violencia. No las dejemos madurar.
* Abogados del Centro Simon Wiesenthal.
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