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Miles de fieles en San Cayetano, un santo cada vez más ocupado

Muchos van a pedir trabajo. Otros, a agradecer el puesto que consiguieron o aún conservan. Más de 3500 personas hacían cola ayer a lo largo de 20 cuadras. Algunos esperan desde hace dos semanas. A la medianoche comenzaron a desfilar frente a la imagen del santo.

Las familias se organizan para turnarse en la cola. La mayoría son de clase media baja, acompañados por muchos chicos.

Por Pedro Lipcovich
t.gif (862 bytes)  Una vez más se manifiesta la formidable capacidad de la Iglesia para congregar multitudes: más de 3500 personas hacían cola ayer por la tarde, a lo largo de 20 cuadras, para llevar sus pedidos y sus gratitudes a San Cayetano, patrono del trabajo. Muchos peregrinos se habían organizado en grupos de varias familias para turnarse en la cola, que algunos venían haciendo desde hace dos semanas. A la hora cero de hoy se efectuó la primera misa y los fieles comenzaron a desfilar frente a la imagen del santo; a las 11 hablará el arzobispo Jorge Bergoglio, primado de la Argentina. La última misa será a las 23.
Ayer a las cinco y media de la tarde en Byron y Gana, a una cuadra de la Iglesia de San Cayetano, estallaban aplausos y algún "¡Bravo!", mientras callaba un bandoneón. Medio escondido en su balcón de un segundo piso, el vecino músico venía entregando valsecitos criollos a los peregrinos que ocupaban las calles. Fue uno de los pocos momentos de bullicio en una multitud cuyo clima era grave y tranquilo.
La gente se sentaba en sillas plegables, mate y termo en mano, organizada en dos larguísimas colas: la de los promeseros, que desde hace dos semanas o más esperan el privilegio de tocar al santo, y la cola rápida de los que desde ayer aguardaban para un desfile fugaz, sin tocar a Cayetano. Frente a las colas, separadas por vallas, se alineaban los puestos callejeros con estatuillas de plástico y rosarios de plástico y ristras de ajos, también de plástico y, sobre todo, las espigas de trigo real con la estampita que promete trabajo. También algún puesto de pan casero y chipá.
La mayoría de los peregrinos son personas de más de 40 o 50, acompañadas por muchos chicos. La cola de los promeseros se extendía anoche más de 20 cuadras, hasta Juan B. Justo y Camarones. Se apoyaban en las vallas o dialogaban con los militantes de la CTA que habían llegado en busca de firmas para su petitorio de un seguro de desempleo. A la medianoche, se abrirían simbólicamente las puertas de la iglesia, que de todos modos estuvo abierta toda la jornada. Según comentó a este diario el sacerdote Fernando Maletti, quien desde hace nueve años es párroco en San Cayetano, "en los últimos años creció la cantidad de peregrinos porque creció el temor de perder la gracia cotidiana del pan y el trabajo"; Maletti destacó que "a diferencia de, por ejemplo, la peregrinación a Luján, acá la Iglesia no convoca, los peregrinos llegan solos".
En el comienzo mismo de la larga fila, un grupo de peregrinos protegía una imagen de San Cayetano en una caja de cristal. "Cada año sorteamos quién se va a llevar el santo para tenerlo en su casa hasta el año siguiente", contó Sara Mongano de Muñoz, cuyo esposo tiene un taller mecánico en General Pico, La Pampa, y explicó que "este grupo de familias se formó hace diez años. Nos reunimos todos los 7 de agosto acá pero también viajamos durante el año para visitarnos". Liliana de Cendón, cuyo esposo es técnico en electrónica, contó que "el año pasado vine a pedir trabajo para mi hijo, profesor de educación física; consiguió y ahora vengo a agradecer". Otro integrante del grupo declaró: "Yo vengo todos los años, desde que nací: me traía mi madre, que murió hace tres años; ahora vengo en su memoria y porque tengo miedo de que la desregulación del correo me deje sin empleo, porque trabajo en un correo privado".
La mayoría de los peregrinos se agrupaba en conjuntos de familias. "Cada año, cuando nos encontramos aquí, nos trasmitimos las novedades: este año falleció mi madre, también murió el esposo de la señora, y esta otra señora tuvo un nietito que ya tiene tres meses", señalaba Calixto Corradini, que iba "para agradecer". "Mejor que pida la gente más necesitada, los que pasan hambre, así no se le recarga el trabajo al santo", dijo el hombre.
Los menos estaban solos, y a éstos los ayudaban los scouts: "Servimos mate cocido, les cuidamos el lugar cuando van al baño (hay suficientes baños químicos en distintos lugares) y controlamos las vallas para que no haya colados --dijo el líder scout Miguel Angel Giménez--. Aunque parezca mentira, nunca falta gente que aprovecha el momento en que se corren las vallas para colarse, se arman discusiones y ahí vamos nosotros, y a veces terminamos llamando a la policía. También hay quien quiere 'chapear' diciendo que es médico o policía para entrar primero".
Cándida Centurión también venía a "agradecer porque San Cayetano consiguió trabajo para mi hijo, que es aprendiz de mecánico... La que se quedó sin trabajo soy yo, después de 17 años como costurera en la misma empresa. Algunos me dicen que cómo me pasó eso a mí, que soy tan devota de San Cayetano, pero yo les digo que el Santo sabe y que, seguro, voy a conseguir algo mejor".
La mayoría de los peregrinos llevaba ropa en buen estado y parecía ser de clase media baja. Probablemente las personas realmente marginadas no estén en condiciones de costearse el viaje hasta San Cayetano ni los víveres para la larga espera. Cierto que algunos están peor que otros: "Yo soy albañil y estoy desocupado --contaba Efrencirio Encina, de 52 años, que vive en Villa Albertina, Lomas de Zamora--; vengo también para pedir la mejoría de mi hermano enfermo y por todos los enfermos". Su hermana Esther venía "por mi hija, que terminó el contrato de seis meses como empleada en la empresa Pago Fácil y no se lo renovaron. Ella se recibió de técnica en hemoterapia hace tres años pero no consigue trabajo en su oficio".
La Cruz Roja, a cargo del operativo sanitario, había atendido más de 60 personas desde el mediodía hasta la noche de ayer. "Todos fueron atendidos en el lugar; sofocaciones, lipotimias y otros trastornos menores por la falta de sueño y las comidas irregulares." Ayer a la tarde la Comisaría 44ª calculaba la cantidad de fieles en 3500.
A la hora cero de hoy, día de San Cayetano, el obispo auxiliar de Buenos Aires, Jorge Lozano, habrá celebrado la primera misa de las que continuarán hasta las 11 de esta noche. Y a las 11 de la mañana, el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, Jorge Bergoglio, bendecirá a los fieles.

Escuela para desempleados
Además de tocar a San Cayetano, los peregrinos pueden aprender técnicas para buscar empleo en el Servicio Social de la parroquia, atendido por 14 profesionales rentados y 200 voluntarios. "Los asesoramos sobre cómo llevar adelante una entrevista laboral o cómo hacer un currículum", explicó Adrián Pagani, responsable del área. Los interesados deben llenar un formulario y acreditar domicilio. El párroco Fernando Maletti agregó: "También hacemos cursos de capacitación para distintas salidas laborales, y por otra parte tratamos de vincularnos con empleadores: con algunos, porque vienen al santuario; con otros, mediante colegios católicos o por los medios de comunicación". El Servicio Social de San Cayetano también ofrece asesoramiento jurídico, cuenta con comedor y duchas para deambulantes y tiene un hogar de tránsito. En total, atiende diariamente entre 500 y 600 personas.

 

Un drama para 4 millones
Las últimas estadísticas del INdEC indican que la tasa de desocupación en la Argentina es del 15,4 por ciento. Esto significa que el problema aflige a 2.077.000 personas. La medición, que se realizó en mayo, arrojó un incremento de casi un punto respecto del mismo mes de 1999, cuando se registró un 14,5 por ciento. El aumento fue mayor aún si se compara las últimas cifras con las de octubre del '99, cuando el desempleo afectaba al 13,8 por ciento de las personas en edad de trabajar.
El relevamiento indica que otros dos millones de personas también tienen problemas de empleo: están subocupadas, es decir, trabajan menos de 35 horas semanales.
El conurbano bonaerense es uno de los lugares más afectados: allí la desocupación es del 17,9 por ciento. Lo superan Tucumán (19,9) y Jujuy (18,8). En Santa Fe es del 17,3, pero en el Gran Rosario crece al 18,5 por ciento. Los datos, sin embargo, no reflejan del todo la verdad: sólo registra a las personas que buscan trabajo, por lo que no incluye a los desalentados, que ya perdieron la esperanza de encontrar un empleo.

 

 

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