Por Pedro Lipcovich
Una vez más se manifiesta la formidable capacidad de la Iglesia
para congregar multitudes: más de 3500 personas hacían cola
ayer por la tarde, a lo largo de 20 cuadras, para llevar sus pedidos y
sus gratitudes a San Cayetano, patrono del trabajo. Muchos peregrinos
se habían organizado en grupos de varias familias para turnarse
en la cola, que algunos venían haciendo desde hace dos semanas.
A la hora cero de hoy se efectuó la primera misa y los fieles comenzaron
a desfilar frente a la imagen del santo; a las 11 hablará el arzobispo
Jorge Bergoglio, primado de la Argentina. La última misa será
a las 23.
Ayer a las cinco y media de la tarde en Byron y Gana, a una cuadra de
la Iglesia de San Cayetano, estallaban aplausos y algún "¡Bravo!",
mientras callaba un bandoneón. Medio escondido en su balcón
de un segundo piso, el vecino músico venía entregando valsecitos
criollos a los peregrinos que ocupaban las calles. Fue uno de los pocos
momentos de bullicio en una multitud cuyo clima era grave y tranquilo.
La gente se sentaba en sillas plegables, mate y termo en mano, organizada
en dos larguísimas colas: la de los promeseros, que desde hace
dos semanas o más esperan el privilegio de tocar al santo, y la
cola rápida de los que desde ayer aguardaban para un desfile fugaz,
sin tocar a Cayetano. Frente a las colas, separadas por vallas, se alineaban
los puestos callejeros con estatuillas de plástico y rosarios de
plástico y ristras de ajos, también de plástico y,
sobre todo, las espigas de trigo real con la estampita que promete trabajo.
También algún puesto de pan casero y chipá.
La mayoría de los peregrinos son personas de más de 40 o
50, acompañadas por muchos chicos. La cola de los promeseros se
extendía anoche más de 20 cuadras, hasta Juan B. Justo y
Camarones. Se apoyaban en las vallas o dialogaban con los militantes de
la CTA que habían llegado en busca de firmas para su petitorio
de un seguro de desempleo. A la medianoche, se abrirían simbólicamente
las puertas de la iglesia, que de todos modos estuvo abierta toda la jornada.
Según comentó a este diario el sacerdote Fernando Maletti,
quien desde hace nueve años es párroco en San Cayetano,
"en los últimos años creció la cantidad de peregrinos
porque creció el temor de perder la gracia cotidiana del pan y
el trabajo"; Maletti destacó que "a diferencia de, por
ejemplo, la peregrinación a Luján, acá la Iglesia
no convoca, los peregrinos llegan solos".
En el comienzo mismo de la larga fila, un grupo de peregrinos protegía
una imagen de San Cayetano en una caja de cristal. "Cada año
sorteamos quién se va a llevar el santo para tenerlo en su casa
hasta el año siguiente", contó Sara Mongano de Muñoz,
cuyo esposo tiene un taller mecánico en General Pico, La Pampa,
y explicó que "este grupo de familias se formó hace
diez años. Nos reunimos todos los 7 de agosto acá pero también
viajamos durante el año para visitarnos". Liliana de Cendón,
cuyo esposo es técnico en electrónica, contó que
"el año pasado vine a pedir trabajo para mi hijo, profesor
de educación física; consiguió y ahora vengo a agradecer".
Otro integrante del grupo declaró: "Yo vengo todos los años,
desde que nací: me traía mi madre, que murió hace
tres años; ahora vengo en su memoria y porque tengo miedo de que
la desregulación del correo me deje sin empleo, porque trabajo
en un correo privado".
La mayoría de los peregrinos se agrupaba en conjuntos de familias.
"Cada año, cuando nos encontramos aquí, nos trasmitimos
las novedades: este año falleció mi madre, también
murió el esposo de la señora, y esta otra señora
tuvo un nietito que ya tiene tres meses", señalaba Calixto
Corradini, que iba "para agradecer". "Mejor que pida la
gente más necesitada, los que pasan hambre, así no se le
recarga el trabajo al santo", dijo el hombre.
Los menos estaban solos, y a éstos los ayudaban los scouts: "Servimos
mate cocido, les cuidamos el lugar cuando van al baño (hay suficientes
baños químicos en distintos lugares) y controlamos las vallas
para que no haya colados --dijo el líder scout Miguel Angel Giménez--.
Aunque parezca mentira, nunca falta gente que aprovecha el momento en
que se corren las vallas para colarse, se arman discusiones y ahí
vamos nosotros, y a veces terminamos llamando a la policía. También
hay quien quiere 'chapear' diciendo que es médico o policía
para entrar primero".
Cándida Centurión también venía a "agradecer
porque San Cayetano consiguió trabajo para mi hijo, que es aprendiz
de mecánico... La que se quedó sin trabajo soy yo, después
de 17 años como costurera en la misma empresa. Algunos me dicen
que cómo me pasó eso a mí, que soy tan devota de
San Cayetano, pero yo les digo que el Santo sabe y que, seguro, voy a
conseguir algo mejor".
La mayoría de los peregrinos llevaba ropa en buen estado y parecía
ser de clase media baja. Probablemente las personas realmente marginadas
no estén en condiciones de costearse el viaje hasta San Cayetano
ni los víveres para la larga espera. Cierto que algunos están
peor que otros: "Yo soy albañil y estoy desocupado --contaba
Efrencirio Encina, de 52 años, que vive en Villa Albertina, Lomas
de Zamora--; vengo también para pedir la mejoría de mi hermano
enfermo y por todos los enfermos". Su hermana Esther venía
"por mi hija, que terminó el contrato de seis meses como empleada
en la empresa Pago Fácil y no se lo renovaron. Ella se recibió
de técnica en hemoterapia hace tres años pero no consigue
trabajo en su oficio".
La Cruz Roja, a cargo del operativo sanitario, había atendido más
de 60 personas desde el mediodía hasta la noche de ayer. "Todos
fueron atendidos en el lugar; sofocaciones, lipotimias y otros trastornos
menores por la falta de sueño y las comidas irregulares."
Ayer a la tarde la Comisaría 44ª calculaba la cantidad de
fieles en 3500.
A la hora cero de hoy, día de San Cayetano, el obispo auxiliar
de Buenos Aires, Jorge Lozano, habrá celebrado la primera misa
de las que continuarán hasta las 11 de esta noche. Y a las 11 de
la mañana, el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina,
Jorge Bergoglio, bendecirá a los fieles.
Escuela para desempleados
Además de tocar a San Cayetano, los peregrinos pueden aprender técnicas
para buscar empleo en el Servicio Social de la parroquia, atendido
por 14 profesionales rentados y 200 voluntarios. "Los asesoramos sobre
cómo llevar adelante una entrevista laboral o cómo hacer un currículum",
explicó Adrián Pagani, responsable del área. Los interesados deben
llenar un formulario y acreditar domicilio. El párroco Fernando Maletti
agregó: "También hacemos cursos de capacitación para distintas salidas
laborales, y por otra parte tratamos de vincularnos con empleadores:
con algunos, porque vienen al santuario; con otros, mediante colegios
católicos o por los medios de comunicación". El Servicio Social de
San Cayetano también ofrece asesoramiento jurídico, cuenta con comedor
y duchas para deambulantes y tiene un hogar de tránsito. En total,
atiende diariamente entre 500 y 600 personas. |
Un drama para 4 millones
Las últimas estadísticas del INdEC indican que la tasa
de desocupación en la Argentina es del 15,4 por ciento. Esto
significa que el problema aflige a 2.077.000 personas. La medición,
que se realizó en mayo, arrojó un incremento de casi
un punto respecto del mismo mes de 1999, cuando se registró
un 14,5 por ciento. El aumento fue mayor aún si se compara
las últimas cifras con las de octubre del '99, cuando el desempleo
afectaba al 13,8 por ciento de las personas en edad de trabajar.
El relevamiento indica que otros dos millones de personas también
tienen problemas de empleo: están subocupadas, es decir, trabajan
menos de 35 horas semanales.
El conurbano bonaerense es uno de los lugares más afectados:
allí la desocupación es del 17,9 por ciento. Lo superan
Tucumán (19,9) y Jujuy (18,8). En Santa Fe es del 17,3, pero
en el Gran Rosario crece al 18,5 por ciento. Los datos, sin embargo,
no reflejan del todo la verdad: sólo registra a las personas
que buscan trabajo, por lo que no incluye a los desalentados, que
ya perdieron la esperanza de encontrar un empleo. |
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