Por Irina Hauser
"Menem me trajo suerte", solía decir María
Julia Alsogaray cada vez que le cuestionaban el alevoso esplendor económico
que comenzó a exhibir cuando a principios de los noventa compró
su mansión de Barrio Norte valuada en cerca de un millón
de dólares. Seguramente en aquel entonces no imaginaba que su danza
de la fortuna la llevaría a tener que dar explicaciones ante la
Justicia en el siglo siguiente sobre cómo ganó cada peso.
Después de algo más de seis años de idas y venidas,
la ex secretaria de Recursos Naturales será interrogada hoy a las
10 por el juez Juan José Galeano y los fiscales Eamon Mullen y
José Barbaccia como sospechosa de un enriquecimiento ilícito
de dos millones y medio de pesos. El magistrado se tomaría diez
días para decidir si la procesa.
Aunque Argentina registra poquísimas condenas a funcionarios por
enriquecimiento ilícito, "María Julia tendría
que arreglárselas muy bien para poder salvarse de un procesamiento
y del embargo de sus bienes", comentó a Página/12 un
funcionario cercano a la investigación. De todas formas, como se
trata de un delito que tiene una pena mínima de 2 años y
una máxima de 6, es excarcelable. Aunque Galeano la procese, quedaría
en libertad. Todavía, sin embargo, la ex funcionaria tiene cerca
de una veintena de causas judiciales pendientes que podrían costarle
una condena mayor (ver aparte), lo que la reafirmaría como otro
caso emblemático, junto con Víctor Alderete, de la corrupción
menemista.
Por ahora, la ex diputada de la UCeDé y ex interventora de ENTel
y Somisa tiene prohibido salir del país. Y hoy le esperan por lo
menos 120 preguntas que le darán una nueva chance de justificar
su incremento patrimonial. En la indagatoria, que fue pedida insistentemente
por Mullen y Barbaccia, no sólo tendrá que explicar cómo
hizo para adquirir y remodelar su petit hotel y varios departamentos en
el edificio de al lado. También deberá rendir cuentas sobre
cómo pudo obtener un piso (que también cuesta cerca de un
millón de dólares) frente al Central Park de Nueva York,
una bóveda en el cementerio de la Recoleta, inversiones y autos,
una fiesta de cumpleaños de 200 mil pesos, entre otras cosas, y
cómo sustentó gastos con tarjeta de crédito de hasta
41 mil pesos en un solo mes.
Por sí solas, las declaraciones patrimoniales de María Julia
ante la DGI llamaron la atención de los investigadores, ya que
escalaron desde 10 mil pesos en 1990 a 2.500.000 en 1997. Un allegado
a la ex funcionaria dijo que sus abogados Oscar Rabinovich y Roberto Eliosoff
están convencidos de que "todos los bienes están justificados
y está todo impositivamente al día". Sin embargo, los
movimientos financieros con los que la propia Alsogaray justificó
por escrito ante la Justicia semejante incremento patrimonial no logran
convencer a los fiscales. Las dudas constan en el expediente y alrededor
de ellas girará la indagatoria de hoy:
* María Julia dice que medio millón de pesos de su riqueza
provino de un pago de la firma Astilleros Alianza, propiedad del menemista
Arnaldo Martinenghi, por supuestas tareas de asesoramiento. Sin embargo,
esa empresa estaba quebrada y tampoco hay constancias del pago en cuestión.
* Entre 1993 y 1998 la mujer incorporó 300 mil pesos a su patrimonio
provenientes de fondos reservados del Gobierno. Lo curioso es que jamás
el Congreso autorizó destinar esa partida al área de Recursos
Naturales.
* La firma Pincar, una de las empresas familiares de los Alsogaray, recibió
en 1996 un ingreso de 500 mil dólares provenientes de Uruguay.
Hasta ese entonces, la empresa --que administraba tres inmuebles-- no
registraba dividendos superiores a 10 mil dólares anuales. Ese
mismo año, María Julia retiró de Pincar 400 mil dólares
de ganancias. A la vez, ella se quedó con el 98 por ciento de las
acciones a pesar de que hasta ese entonces sólo tenía el
10 por ciento.
* Provenientes de Uruguay también recibió 800 mil pesos
de donación de su padre, Alvaro Alsogaray. La gran incógnita
es por qué esa ofrenda quedó escriturada recién dos
años después de concretada la operación.
Algunas de las cuentas bancarias en el exterior (tanto las conocidas como
otras supuestamente existentes) de la funcionaria más mimada del
ex presidente Carlos Menem están aún bajo investigación.
En Uruguay el juez Alvaro Franca debe terminar un informe. En Estados
Unidos un fiscal analiza dos cuentas en las Islas Caimán --que
fueron denunciadas por el diputado aliancista Juan Pablo Cafiero-- y que
habrían registrado ingresos de 180 millones de dólares.
En esta causa, además de Martinenghi declaró también
el peluquero de María Julia, Diego Impagliazzo, quien tenía
una extensión de su tarjeta de crédito American Express
Gold con la que gastó hasta 20 mil pesos mensuales. Después
de indagar a Alsogaray, Galeano tendrá un plazo de diez días
para decidir su suerte. Al parecer, se tomará hasta el último
minuto.
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