Por Claudio Scaletta
El ministro de Desarrollo de Brasil, Alcides Tapias, declaró
que el acuerdo automotor bilateral esta suspendido de hecho,
dado que Argentina no entendió la medición del contenido
local. Aun después de la cumbre de presidentes de Buenos
Aires, donde los cancilleres y ministros de Economía de ambas naciones
firmaron las bases precisas de lo que sería el acuerdo. Luego de
que el 26 de julio la secretaria de Industria, Débora Giorgi, dejara
en Brasil el borrador del decreto que, con la firma de Fernando de la
Rúa, pusiera en marcha en Argentina, el pasado 2 de agosto, el
dilatado régimen automotor, las automotrices continúan su
presión por la definición del contenido local.
El lobby vino ahora por el lado brasileño de las terminales. Sucede
que, a diferencia de lo que ocurre en otros sectores productivos, donde
los conflictos entre naciones traducen también las divergencias
entre distintas empresas, en el automotor quienes se sientan a la mesa
de negociación por cada uno de los países pertenecen a las
mismas firmas. Luego de que, extrañamente, Adefa, la entidad empresaria
que agrupa en Argentina a las terminales, no consiguiera que en la reglamentación
del decreto el contenido local sea medido por conjuntos de partes y componentes,
y no por piezas, como finalmente estableció el artículo
26 del decreto redactado en Economía y firmado por De la Rúa.
Según este artículo: A los efectos de la medición
de los bienes finales, sean éstos conjuntos o subconjuntos,
a su valor se les deberá descontar el valor de las partes
y piezas importadas contenidas en tales conjuntos y subconjuntos.
Es ésta la parte del texto la que irrita a las terminales, pues
con el nuevo régimen se verán obligadas a producir localmente,
o desarrollar cadenas de proveedores, lo que antes importaban a un costo
en principio menor. Este aspecto, una cuestión de costos para los
balances de las terminales, es en cambio de vital importancia para la
integración industrial local, la consecuente expansión de
puestos de trabajo y el alivio para la balanza comercial.
En Argentina el camino para cambiar el régimen quedó cerrado
el pasado 2 de agosto, por eso ahora las empresas se concentran en la
obtención de una baja de impuestos y en la promoción de
las exportaciones (ver aparte). Pero muchas de las firmas que aquí
integran Adefa también están en la brasileña Asociación
Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (Anfavea). Precisamente
con los industriales de Anfavea estuvo reunido ayer el ministro Tapias
antes de sus declaraciones.
Desde la Secretaría de Industria argentina no se ocultó
la sorpresa por las declaraciones del Ministro de Desarrollo brasileño.
Aunque Débora Giorgi se mostró reacia a contestar
trascendidos de cables, enumeró a Página/12 los pasos
que ya superó el acuerdo automotor. Los cancilleres y ministros
de Economía de los dos países firmaron las bases del acuerdo
en la reciente cumbre de Buenos Aires. En la última semana de julio,
cuando estuvimos en Brasil discutiendo la incorporación al régimen
de Uruguay y Paraguay, les dejamos un borrador del decreto en el que figuraba
la fórmula de medición de contenido local.
Tapias también aprovechó para cuestionar la vigencia del
acuerdo al considerar que aún no fue registrado en la Asociación
Latinoamericana de Integración (Aladi). Giorgi, en cambio, consideró
que tal registración es un mero trámite protocolar. Es claro
que la cuestión de fondo no es formal. El presidente de la Anfavea,
José Carlos Pinheiro Neto, arguyó que el decreto dictado
por el gobierno de Fernando de la Rúa no es fiel al acuerdo original,
pues demandaría que el contenido de partes argentinas en cada vehículo
no sea del 30, sino del 48 por ciento. Precisamente, ésta es la
misma proporción sostenida ante Página/12 por un integrante
de Adefa la semana pasada.
Todos ponen, las terminales
no
Las terminales automotrices, en su totalidad en manos de multinacionales,
insistirán esta semana en sus esfuerzos por conmover la sensibilidad
del gobierno nacional y de las autoridades provinciales de los territorios
en los que están radicadas, para obtener rebajas impositivas
y otros beneficios que impulsen una reactivación sectorial.
El menú de medidas que la industria le preparó al Ministerio
de Economía, para que éste elija la forma de subsidiar
al sector, es bien amplia, y no se limita al mercado interno. La primera
es la eliminación de los impuestos internos incluidos en la
reforma tributaria dictada a principios de año, que gravó
con un 4 por ciento a la venta de unidades nuevas de 15 a 22 mil pesos,
y con un 8 por ciento a los vehículos con valor superior a
los 22 mil. José Luis Machinea condicionó su apoyo a
que las provincias también hagan un sacrificio (curiosa compensación
la que pide el ministro: una transferencia de recursos de los tesoros
provinciales a las multinacionales), para lo cual las terminales agrupadas
en Adefa se apuraron en dar ideas: reducción o eliminación
de Ingresos Brutos y de tasas de Seguridad e Higiene. Las provincias
involucradas son Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Tucumán.
Pero los reclamos de la industria automotriz no se limitan al mercado
interno: también le pidieron a la secretaria de Industria,
Débora Giorgi, elevar los reembolsos por exportaciones a países
ajenos al Mercosur, hoy en el 12 por ciento. Lo más significativo
es que, a cambio de los estímulos, la industria no ofrece bajar
precios o aumentar la planta de trabajadores, sino mantener los niveles
actuales en uno y otro caso. Y si no les dan lo que piden, subirán
los precios y habrá despidos, incluso antes de la extinción
del Plan Canje, el 31 de octubre próximo. |
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