Por José Natanson y Felipe Yapur
Los senadores justicialistas solicitaron y, en menos de una hora, consiguieron una reunión con Fernando de la Rúa. No deberán esperar mucho, ya que el Presidente los recibirá hoy por la mañana en la quinta de Olivos. Con el encuentro, la bancada del PJ obtuvo un respaldo implícito de De la Rúa ante las acusaciones sobre sobornos en la Cámara alta, a cambio de la aprobación justicialista a la reforma laboral. Según dijeron sus voceros, Carlos �Chacho� Alvarez, el interlocutor institucional con el Senado, no participará de la reunión. El tema se cruza con la intrincada interna del Gobierno: el principal motor �si no de la acusación, sí de la sospecha� fue Carlos �Chacho� Alvarez y uno de los señalados como presunto transmisor de los favores fue Fernando de Santibañes.
El tema del supuesto soborno viene de lejos, pero cobró otra dimensión luego de que el justicialista Antonio Cafiero insistiera con la necesidad de aclarar si dos dirigentes de la Alianza realizaron �favores personales� a algunos senadores justicialistas a cambio de la aprobación de la reforma laboral.
Ayer se registró un nuevo capítulo: los senadores de la Comisión de Asuntos Constitucionales se reunieron para debatir las cuestiones de privilegio presentadas por Cafiero y Jorge Villaverde, quienes habían solicitado la presencia del periodista de La Nación Joaquín Morales Solá, el autor de la nota que instaló la sospecha.
Con acuerdo del radicalismo, la Comisión decidió postergar el asunto para la semana que viene. De todos modos, el malestar de los peronistas quedó claro cuando De la Rúa se comunicó con el jefe de la bancada, Augusto Alasino, para pedirle que se acelere el trámite de la desregulación telefónica. En la charla, Alasino le dijo que no podía garantizar el respaldo del bloque. Más tarde, Eduardo Menem completó la idea: �Dicen que recibimos favores y, ante esta situación, nos vamos a ver obligados a votar sistemáticamente en contra�, señaló.
Luego de una reunión plenaria del bloque, los senadores del PJ solicitaron formalmente al Presidente un encuentro para conversar sobre las sospechas de soborno. Presionado por la amenaza del boicot sistemático, De la Rúa dio el okay y, apenas una hora después del pedido, los legisladores recibieron a través de Jorge de la Rúa la confirmación: la reunión se realizará hoy, a las 10, en la quinta de Olivos. El contacto �y la respuesta� fueron tan veloces que la mayoría de los ministros, incluido el de Interior Federico Storani, ignoraban anoche la noticia.
En el encuentro de hoy, los legisladores peronistas protestarán por lo que consideran una �operación de desprestigio� en su contra que �según sostienen� se suma a la denuncia sobre la existencia de supuestos ñoquis que había formulado Carlos Alvarez.
Pero, más allá de los planteos, lo cierto es que el encuentro es un gesto de respaldo del Presidente a los legisladores justicialistas, que fue organizado sin la participación de Alvarez. Según dijeron sus voceros, el jefe del Frepaso no participará de la reunión.
Es que la relación entre Alvarez y los senadores nunca fue buena. Las tensiones comenzaron con los enfrentamientos por la designación de Rodolfo Barra, continuaron con el rechazo del justicialismo a las leyes del ajuste y se convirtieron en escándalo cuando el jefe del Frepaso difundió la lista de los empleados de la Cámara.
En medio de tanta tensión, De la Rúa ha decidido encarar personalmente el diálogo con el bloque peronista. No es la primera vez que ocurre. Apenas un mes atrás y con la ausencia de Alvarez, el Presidente había recibido en la Casa Rosada a los senadores del PJ, con los que discutió los proyecto de ley de emergencia económica y de pymes.
Por eso, a pesar de que en el Gobierno todos los nieguen, la decisión de De la Rúa de reunirse �otra vez� a solas con los legisladores peronistas implica un desaire al vicepresidente, el locutor natural entre el Ejecutivo y la Cámara alta. Para colmo, el encuentro se mezcla inexorablemente con la interna del Gabinete. La explicación es sencilla: el jefe del Frepaso fue, desde un primer momento, quien más insistió en la necesidad de aclarar los puntos oscuros de aquel trámite. El lunes pasado, en un reportaje publicado en este diario, Chacho sostuvo que �si corrió plata en el Senado sería la decadencia terminal�.
Aunque nunca lo dijeron en público, cerca del vicepresidente sospechan que el dinero para los �favores personales� a los senadores justicialistas se obtuvo de los fondos reservados de la SIDE. Es justamente su titular, Fernando de Santibañes, el funcionario al que Alvarez acusa de ser el responsable de una campaña en su contra. La sospecha de Alvarez es que la central de los espías montó una campaña para perjudicarlo comprometiendo aspectos de su vida privada. El enfrentamiento entre De Santibañes y Alvarez, lejos de solucionarse, se agravó ante la decisión del frepasista Darío Alessandro de impulsar una ley para reestructurar la SIDE
.
|